El seguimiento.

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       Estaba preciosa aquella mañana. Descubrí un lunar en el centro de su espalda en el que nunca antes me había fijado. Solo quería que abriese sus ojos verdes para decirle que la quería, que la amaba como nunca a nadie, que la amaba incluso más que a los libros, sin embargo, otra parte de mí no quería que lo hiciera, si se levantaba me seguiría hacia el peligro, y era lo último que quería. Intenté deslizarme de la cama de manera que ella no lo notase, pero estaba agarrada a mi cintura y me resultó imposible no despertarla.

-¿Dónde vas?-me preguntó abriendo un solo ojo.

-Por el desayuno.

Mis intentos fueron de poca utilidad, ella me conocía desde hacía mucho tiempo y descifraba en mi mirada cualquier asomo de mentira, así que, aunque intenté decirle que era peligroso, ella decidió seguirme. ¡Qué pena me dio verla vestirse! ¡La hubiera desnudado tantas veces!

-Si somos dos, tendremos menos posibilidades de ser atacados, además ¿quién de los dos aquí es cinturón negro en karate?

-Está bien, me has convencido, pero no utilices tus artes marciales conmigo.

Clara rio, me dio un beso que me dejó helado en el mismo sitio unos segundos, después sonreí y nos fuimos.

-¿Cuál es tu idea entonces?

-¿Recuerdas que pasamos por detrás de la iglesia donde el cura dijo que le pegaron?

- Sí, en ese restaurante tan bonito donde cenamos.-Clara se agarró de mi brazo y a mí se me subieron los colores.

-¿Y qué había en frente?

Se quedó pensando un momento.

-Un cajero automático al lado de un banco, pero ¿cómo piensas conseguir esos videos? ¿Es lo que quieres no?

-Sí, traigo un pendrive, un diccionario y ganas de informarme sobre una cuenta conjunta con mi futura esposa.- esta vez fue ella quién se sonrojó.

Trazamos varias veces el plan antes de ponerlo en marcha. Cuando llegamos al banco ya lo teníamos todo planeado. Había unas mesas con asesores hablando con sus clientes sobre su dinero, la del fondo era la única que no se veía desde ningún otro ángulo y allí fuimos.

- Escusi, eh... io non parlare italiano, io espagnolo.- Saqué el diccionario.

- ¿English?-preguntó la mujer que nos atendía.

- No.-respondí tajante.

La mujer se levantó muy servicial después de proponerme el francés y el alemán como otros posibles idiomas. Le dije que tenía algunas palabras marcadas en el diccionario mediante señas y ella se acercó. Me di la vuelta para dejarla de espaldas al ordenador mientras Clara entraba. Tuve que retenerla durante diez eternos minutos para que Clara se descargase todos los archivos. Cuando terminó, se acercó y me dijo que había cambiado de idea, nos fuimos.

- Deberíamos usar nuestro don para delinquir, nunca nos pillarían.

- ¿Tienes los vídeos?

- Sí, y probablemente un montón de contraseñas, pero he borrado bien mi rastro y no vamos a robarles, así que no creo que sospechen.

Comimos frente a la pantalla del ordenador mirando los videos de fechas cercanas a la que nos indicó el monje hasta que lo encontramos. El reloj de la cámara marcaba las doce y media de la noche. Ambos iban encapuchados y uno de ellos llevaba una sudadera sin mangas que dejaba ver una esvástica.

- Ahí.-Clara paró y amplio el video, hizo una foto con el móvil a la pantalla, así dos veces hasta que tuvimos sus caras.

Una vez que los teníamos, ya no sabíamos qué hacer. Clara se apoyó en mi hombro a pensar conmigo.

- Tengo una idea.

- Dime.-me incorporé para escucharla.

- El piso estaba muy desordenado cuando fuimos y aclaramos que no había sido el monje porque no tenía fuerza suficiente, tal vez fueron esos nazis.

- Irían allí a secuestrarlo.

- No creo, si así fuera ¿por qué no podían solo cogerlo? No creo que se escondiese bajo el sofá.

- Entonces, irían a buscarlo después de desaparecer.

- Eso es lo que creo, y de todas formas, si estuvieron allí, tuvieron que pasar por recepción, y creo que nuestra amiga no los hubiera dejado pasar con esas pintas sin pedirles unos cuantos datos.

Clara me guiñó un ojo y a las cinco estábamos de nuevo en marcha.

La recepcionista se llevó las manos a la cabeza en cuanto nos vio aparecer de nuevo.

-Ya os dejé la habitación una noche, ¿qué más queréis?

- Saber si estos hombres han estado aquí y quienes son.-respondió clara sacando el móvil y mostrándole las fotos.- Y buenos días.

-Buenos días, no, no han estado aquí, al menos durante mi turno.

-Yo sí los he visto.-Respondió su compañero, que ordenaba las llaves mientras se asomaba para curiosear las fotos.- De hecho los conozco, mi hermano tuvo problemas con esa banda porque tienen su cuartel cerca de su tienda y como somos negros no hacen más que acosarlo. Cuando vinieron aquí hace un par de semanas me di la vuelta e intenté no dirigirles la palabra.-La recepcionista estaba algo perdida y con cara de preocupación por lo que le pudiera haber pasado a su motel.- Escuché muchos ruidos en la planta de arriba y cuando fui a ver la cerradura de la habitación de la que provenía estaba cerrada y todo patas arriba.

-¿Y no me dijiste nada!

-Lo siento, estaba nervioso porque era mi primer turno y los conocía, llamé a un cerrajero y arreglé la puerta de mi bolsillo, pero se me hizo tarde y no pude deshacer el desbarajuste.

- De acuerdo, muchas gracias...-intervine.

-Saúl.

-Saúl, se lo agradezco mucho. ¿Nos puede dar la dirección de la tienda de su hermano para que localicemos el cuartel de esos hombres?-pregunté.

-Claro, ¿son policías?

-Eh...

-Mejor no preguntes, anda dáselo, y si vuelve a haber algún desperfecto, dímelo, mientras que tú no lo causes no debe de pasarte nada.- concluyó la recepcionista.


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Bueno, aquí tenéis el siguiente capítulo, lo tenía escrito, pero  no pude actualizar porque tengo muchos exámenes, espero que os esté gustando el hilo de la historia. A partir de aquí todo se vuelve mucho menos detectivesco y más intenso e interesante en mi opinión, así que no os perdáis lo que viene, que ya está casi terminado ;) gracias por leer.

La historia que nos une.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora