Capítulo 2

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-Ahora-  

Desde hace una semana aproximadamente, empecé a recordar mi estancia en este otro mundo. Lo cual hacía que deseara estar mucho más tiempo acá. Con ella. El hecho de recordar, hacía que caminar fuera más fácil, incluso en la oscuridad. Había memorizado el camino hasta un pequeño bosque. Una roca color turquesa se encontraba en un claro al centro de este. Ese era nuestro punto de encuentro.

— ¡Starlight! Ya estoy aquí —grité al llegar, recostándome en la roca.

—Llega cinco minutos tarde — respondió del lado contrario de donde me encontraba.

— Bueno, verá —dije empezando a rodear la roca para llegar hasta ella — Tuve un pequeño inconveniente cuando ve... ¿Y... eso? ¿Por qué trae eso? —pregunte muy sorprendido al verla.

— ¿Cuál? ¿Esto? —dijo desenvainando dos espadas que llevaba en su espalda y acercándolas a mí. Di un paso atrás al sentir demasiado cerca la punta de estás—. Tranquilo —dijo riendo— no son para usted. Pero lo serán si vuelve a llegar tarde. —añadió muy seria y luego se soltó en risa. Reímos los dos. Ella las colocó de nuevo en su espalda.

— Es que di una vue... — quise explicar pero ella me detuvo colocando su dedo en mis labios.

— Pero ya está aquí —deslizo su dedo hasta mi mentón. Y me besó por un largo rato.

— ¿Nos vamos? —pregunto con suavidad, giró y empezó a descender de la colina caminando de manera coqueta, dejándome aún con el sabor de sus labios impregnados en los míos.

— ¡Wow! —exclamé siguiéndola. Mientras caminábamos podía observar una nueva faceta de ella. Vestía una chaqueta de cuero negra; blusa holgada; jeans; botas negras; al parecer muy cómodas y eficientes para andar por estos lugares; un cinturón con cuatro dagas, dos de cada lado y un tahalí con dos espadas en la espalda. Era una versión completamente contraria a la dulce chica que conocía. Claro, aparte del look y las espadas, había un cambio más llamativo. Emanaba un aura de valor, fuerza, seguridad, firmeza, valentía. Me hacía sentir que nada podía hacerme daño mientras estuviera con ella.

Habíamos descendido de la colina, hasta llegar a una especie de camino que era la ruta que tomábamos para llegar al lago. En todo ese tiempo había evitado hacer una serie de preguntas que tenía en mente desde que la vi. Había hablado de otras cosas con el único fin de no preguntar. Hasta que ya no pude más.

— ¿Y ese cambio de Look? —pregunte.

— Pensé que nunca se animaría a preguntar —rio y giro, caminando de espaldas— ¿Acaso, no le gusto así? —pregunto colocando sus manos en su cintura con una mirada atrevida.

— Por supuesto que sí —dije con voz firme— Usted me encanta —respondí cambiando a un tono más suave y bajando la mirada. Desde pequeño había sido muy tímido y aún lo seguía siendo. Y más aún con esa mirada. Sentía derretirme ante ella.

— Lo sé —me tomó de las mano— Le cuento —dijo girando de nuevo— Desde que empezó a recordar sus visitas a este mundo —un tono de intranquilidad se escuchaba en su voz— Muchas cosas empezaron a cambiar. El caminar hasta el lago, y cualquier otro lugar, se ha vuelto mucho más complicado y peligroso.

— ¿Complicado y peligroso... ósea cómo? —La piel se me erizó y un escalofrió recorrió todo mi cuerpo cuando un rugido rompió la tranquilidad de la noche.

— A eso me refiero. Vamos, deprisa —dijo empezando a correr. Un segundo rugido inundo de nuevo el bosque. Y luego otro. Cada vez mucho más cerca. El crujir de las ramas quebrándose indicaba que fuera lo que fuera, se acercaba a nosotros rápidamente.

Corrimos por un largo trecho en el que sentía que en cualquier momento algo saldría del bosque y acabaría con nosotros—. Por aquí —gritó ella, saliendo del camino y adentrándose en el bosque. Corríamos a gran velocidad esquivando rocas, ramas y muchos otros objetos. Mis piernas empezaban a cansarse. Nunca había sido bueno corriendo. De hecho, nunca había sido bueno en ningún deporte. Si hubiera sabido que tendría que correr por el bosque mientras una criatura extraña nos perseguía, juro que me habría preparado físicamente. Ella seguía corriendo adelante. — Vamos, no deje de correr —dijo alentándome y reduciendo un poco su velocidad para colocarse junto a mí. Me sorprendí por la velocidad y resistencia que ella tenía. Parecía no cansarse.

— Alto —grito frenando de repente. Y con justa razón, habíamos llegado al final del camino. Nos encontrábamos a la orilla de un risco.

— ¿Y ahora? —pregunte sofocado por la carrera.

La bestia se acercaba mucho más a nosotros. A lo lejos, pude verla. Una bestia horrible de dos metros de altura; como sacada de una película de "monstruos animales zombies con mal temperamento". Corría hacía nosotros quebrando ramas y votando árboles a su paso. Rugió nuevamente abriendo su inmensa boca llena de grandes y filosos colmillos.

— ¡Hey!, ¡hey! ¡Míreme! —Dijo tomándome de nuevo de las manos— confía en mí ¿Verdad?

— Si, confío —respondí con voz temblorosa.

— Todo va a estar bien —Ella me empujó con fuerza por el acantilado. Y allí me encontraba yo, moviendo brazos y piernas con la esperanza de poder volar. Y allí me encontraba en una caída libre como de doscientos metros.

Starlight (RETOMANDO...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora