Capítulo 1

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-Antes-

El día había empezado igual que los otros. La lluvia había caído incansablemente en las últimas dos semanas y al parecer seguiría así, por al menos tres más o al menos eso es lo que decían los noticieros. A pesar de las copiosas lluvias, las clases continuaban en la mayoría de escuelas, colegios y universidades. Y la universidad a la que asistía, no era la excepción. La comodidad y el calor de la cama me hacían querer permanecer en ella todo el día. Perezosamente y, aún envuelto en una sábana, me senté en la orilla de la cama debatiendo si levantarme por completo o regresar a dormir. Los quince puntos en química más los quince en física, hicieron que dejara la sábana por un lado. Tomé mi teléfono para observar la hora- ¡oh! Rayos -exclame a gran voz al leer un mensaje que decía: "Llevamos 15 minutos esperándote. Apresúrate".

Empecé a arreglarme lo más rápido que pude. Me vestí con la ropa que parecía menos arrugada; me puse un zapato; cepillé mis dientes; peine mi cabello; busque desesperadamente mi otro zapato, que sin explicación alguna, se encontraba en la sala; tomé mi mochila asegurándome de llevar todo lo necesario- Nos vemos Doctor Rex. Juro tender la cama cuando vuelva -dije y salí corriendo de la casa. Aproveche que la lluvia se había calmado y corrí muy veloz, pues sabía que la lluvia no tardaría en regresar.

Ya hace un año que mis padres habían muerto de una extraña manera. Simplemente un día no despertaron. Los médicos nunca supieron explicar la causa exacta de su muerte. Mis abuelos se llevaron a mi hermana menor. Ellos insistieron para que yo hiciera lo mismo, pero me negué a hacerlo. La única compañía que tengo en casa es la del Doctor Rex, el verde dinosaurio de felpa. Me lo dio mi hermanita el día que se fue. Dijo que hablar con él era como si estuviera hablando con ella. En ocasiones creo que ella habla a través de él. Es algo loco. Quizás sea porque la extraño mucho y pienso en que quedarme fue una mala decisión. Pero aún no me arrepiento por completo.

Estaba tan sumido en mis pensamiento que no sentí el camino. La universidad quedaba a unas calles de mi casa y en cuestión de diez minutos logré llegar. Y justo a tiempo. Al atravesar la puerta, la lluvia regreso. Seguí corriendo incluso dentro de las instalaciones. Uno o dos minutos menos, eran mucho.

- Señor Bellamy -se escuchó la ronca voz por el pasillo haciéndome frenar. Reconocería esa voz en donde sea. El rector Smith. - No corra en los pasillos -espetó.

- Lo siento -dije girando- no volverá a suceder -caminé lentamente de espaldas.

- Eso espero -respondió.

Espere que saliera de mi vista y corrí de nuevo hasta el último salón del pasillo.

- Ya llegué, perdón por la tardanza -grite antes de llegar a la puerta. Las miradas serias se mantuvieron en mí desde el momento en que crucé la puerta, hasta que me senté.

- Media hora tarde -dijo John muy molesto sin quitar la mirada de odio de mí.

- Fue un atraso involuntario -respondí devolviéndole una mirada similar.

- Bueno, continuemos -interrumpió Kelly. Ella sabía que la relación entre él y yo, pues no era del todo amistosa. Hace unas semanas, su novia lo había dejado diciendo que estaba enamorada de otro. Y ese otro era yo. Nunca sentí y nunca sucedió nada con ella. Aunque el seguía creyendo lo contrario. Por mala fortuna mía, teníamos que trabajar en el mismo proyecto. Hasta ese momento, las cosas marchaban mucho mejor de lo que espere. Trabajamos afinando los detalles finales del proyecto hasta el momento en el que el timbre sonó.

- Muy buenos días jóvenes -saludo amablemente Miss Julieth, la maestra de química-. Antes de empezar con la presentación de proyectos, quiero que conozcan a mi asistente. Ella estará ayudándome unas semanas acá en la clase. Con ustedes, Maya Watterson.

- Y en ese momento, entró ella. -dije sentándome en la cama junto al pequeño dinosaurio.

- ¿Quien? ¿Starlight? -preguntó.

- Si, si, ella. Starlight. Acá se llama Maya Watterson -me acosté en la cama observando el foco que iluminaba la habitación-. Recuerdo a la perfección cada uno de sus gestos, cada una de sus palabras, el aroma de su perfume, la ropa que vestía, sus brillantes ojos cafés y sus rojos labios. Aparte de haber obtenido punteo perfecto en el proyecto, conocerla a ella fue lo mejor que me sucedió ese día -dije cerrando los ojos- Y así sucedió. Ese fue el primer día que la vi.

Starlight (RETOMANDO...)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora