Capítulo 12

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Tres flechas en la espalda. Cabeza cortada de su cuello. Espada atravesada en el corazón. Flecha incrustada en la garganta. Lanza en el ojo derecho. Todos los centinelas, aquellos que nos daban una calurosa bienvenida. Todos ellos, muertos de horribles formas. La enorme sonrisa con la que nos recibían. Ya no está. Ha desaparecido.

Instintivamente, todos los viajeros fuimos empujados hacía atrás de nuestros protectores. Las espadas desenvainadas. Los arcos se tensaron. Las flechas, las alabardas, hachas y demás armas que llevarán consigo, ya estaban listas para probar la sangre de las feas criaturas.

Aquellas criaturas que corrían hacía nosotros se detuvieron de golpe. Guardando su distancia, empezaron a rodearnos. Los protectores, que habían formado ya un vallado circular, nos empujaban hacía el centro involuntariamente al sentirse acorralados y superados en número.

La piel completamente blanca, sus brazos repletos de pequeños y contiguos agujeros en la piel. Cabeza alargada, sin cabello. Ojos completamente blancos. Sin nariz, al parecer. Y una enorme boca con afilados colmillos que se abría y cerraba de manera horizontal. Realmente eran unas horripilantes y monstruosas criaturas.

— Hola a todos, lamento llegar tarde —dijo una voz distorsionada. Entre las filas del enemigo, se empezó a abrir un camino y un hombre con una fina armadura negra, con una capa del mismo color hecha de una tela brillante, con su rostro cubierto, incluso los ojos; nariz y boca, por una máscara hecha de triángulos dorados. Con un largo, oscuro y brilloso cabello que llegaba hasta su cintura—. El problema es que decidí tomar una siesta y esta se alargó más de lo esperado —dijo con sorna.

— ¿Quién es él? ¿Qué está pasando? —pregunte tratando de llegar a Maya. Ella no dijo nada. Solo siguió concentrada en el extraño hombre. — Seré rápido, —continuó el enmascarado— necesito una sola cosa de ustedes. Entréguenme al creador— caminó y se acercó a un joven protector que empuñaba su espada— Saben, por la siesta que acabo de tomar —colocó su dedo índice en la punta de la espada. Al contacto, está se volvió más pesada y cayó directamente al suelo — estoy de muy buen humor. Prometo que si me lo entregan, perdonaré la vida de todos ustedes. O bueno, de los que quieran unirse a mis fuerzas. Así que, colaboren. Es por su propio bien —El hombre de la armadura negra se cruzó de brazos esperando una respuesta.

Un silencio sepulcral invadió el lugar. Y al cabo de una espera, que parecía eterna, el joven protector dijo:

— No sé quién sea el creador, nadie de aquí lo sabe. Y si lo supiéramos, créeme que no te lo diríamos. —moviendo hábilmente su pie, logró levantar su espada enviándola varios metros en el aire. Mientras esta daba vueltas, el protector giró un anillo que llevaba en su dedo índice y rápidamente tomó la espada que caía justo en su mano. Del filo de la espada empezaron a brotar llamas, estas se expandieron rápidamente hasta cubrirla por completo—. Protegerlos con nuestra vida —grito y alzó su espada de fuego y dejó caerla logrando incrustarla el hombro del misterioso hombre.Todos se tensaron de nuevo ante lo que estaba por suceder. La "valiente" acción de aquel joven nos conducía a una muerte segura.

— Eso fue muy valiente y estúpido —dijo la distorsionada voz. El enmascarado pronto convirtió la materia de la que estaba constituido en una especie de lodo y en seguida empezó a derrumbarse. Ante la mirada de asombro de todos, volvió a salir caminando de entre el pasillo formado por sus tropas—. No digan que no les di la oportunidad —su tenebrosa voz fue preludio del horror que se venía— Mátenlos a todos —gritó.

Los guerreros humanoides dieron un siniestro alarido y cargaron contra nosotros. Maya giró y me vio directamente a los ojos— Lo siento, quise que hubiera sido de otra forma y... y en una ocasión distinta —se acercó rápidamente a mí y me tomó del cuello acercándome a ella. La sensación del primer beso. Esa sensación que te hace perder la noción del tiempo y el espacio. Esa sensación que te hace sentir más vivo que nunca, aun sabiendo que tu muerte está a solo unos segundos. El beso pareció más largo de lo que en realidad fue. Ella se alejó, giró de nuevo y grito—: Protegerlos con nuestra vida.

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⏰ Última actualización: Jun 14, 2017 ⏰

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