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— ¿Hermana? —pregunté con una voz confundida y claramente emocionada.

— Sí, hermana. ¿No es así cómo quieres que te llame? —dijo obvia— Bueno, mi tía eso dijo, que lo que tú quieres es que te llame así.

— Pero..., ¿sólo lo dices por eso? —pregunté intentando controlar el llanto.

— Bueno, ya te dije que mi hermana camina, sabes, y estaba mucho más pequeña, debo de admitir que te pareces un poco a ella... —susurró rascando su barbilla.

— Porque soy ella —solté con fuerza. Sin meditarlo lo grite— ¿No entiendes? Tú eres la que quedó atrapada en el puto pasado, ¡soy tu hermana y has estado dormida por tres putos años! —grité con fuerza.

Miré de reojo a Maggie que me miraba atónita, tenía lágrimas en los ojos y miraba todo su cuerpo confundida. Comenzó a negar cada vez más rápido.

— Mientes —susurró—, mientes, mientes, mientes...

— No lo hago —dije con la voz aún más fría que antes—. Vete, quiero estar sola.

Maggie salió entre lágrimas y se escuchó un portazo de su habitación, suspire frustrada y me acomodé en el colchón dispuesta a dormir. Pero no podía, una sensación de culpa inundaba mis sentidos, me sentía como un monstruo.

Quise hacer un movimiento rápido para ponerme de pie, pero fue inútil. Me dolía todo mi cuerpo, me dejé caer en el colchón.

— Mierda, mierda, mierda —susurré. Tallé mis ojos con frustración mientras pensaba en lo que había dicho, Maggie no tiene la culpa, ella es la que estuvo dormida tanto tiempo sin poder decidirlo... y ella no sabe cuánto he sufrido por su ausencia.

Tomé una fuerza que no supe de dónde salió y me puse de pie, mis pies se tambalearon un poco pero por suerte la silla estaba a unos cortos centímetros de mí, tomé asiento y ahora lo que debía hacer se me hizo lo más complicado de todo el proceso: manejar la silla con un solo brazo.

Después de varios minutos donde por suerte mis tíos no habían aparecido, salí de mi habitación y me acerqué a la que tenía que ser de Maggie. La puerta estaba entreabierta, así que decidí acercarme, pero se escuchaba que charlaba con alguien:

— No, Maggie, deja de llorar —repetía la voz difícil de reconocer.

— Es que no es justo..., sé que he sido mala con ella de alguna forma, pero no puedo creer que hayan pasado tres años en los que yo técnicamente estuve muerta... ¿Sabes lo difícil de comprender que es? Y ella me lo dijo así, como si me estuviese contando el final de una película o algo —dijo Maggie entre lágrimas—. Ella no es mi hermana, ella no era así...

Apreté mis labios y mire por el espacio que estaba abierto y pude visualizar a la persona con la cual hablaba Maggie, mi tía.

— Lo sé, Maggie, pero ella también ha sufrido muchísimo, ha estado aquí llorando, deseando que despertarás. Maggie, tú estuviste tres años dormida, inconsciente, mientras que ella tenía que soportar a todas las amistades de tus padres que intentaban verla y repetían una y otra vez: "Eran una hermosa familia, cómo pudieron sufrir dicho desastre", tuvo que soportar a los médicos que le repetían una y otra vez que jamás volvería a caminar, tuvo que soportar cambiar su vida por una silla, tuvo que soportar estar sola... Maggie, Sam ha sufrido de tantas maneras, ella estuvo muerta en vida.

Mi corazón latía con una rapidez extraordinaria, me sentía tan mal, de tan sólo recordar las cosas se me estremece la piel. Sin duda alguna no ha sido una buena vida.

— Hey —susurró alguien y me tomó de los hombros. Giré mi cabeza asustada creyendo que sería algún doctor, pero sólo era mi tío.

— Hola... —susurré un poco incómoda— No estaba escuchando..., sólo quería disculparme con Maggie.

— Ella estará bien, vamos, te llevo a tu habitación.

Y después de acomodarme en la cama, dejar la silla lo suficientemente lejos para no volver a pararme sin permiso, él se sentó a la orilla de la cama.

— Tío, lamento haber hecho lo que hice —dije tan apenada y arrepentida que estaba a pocos segundos de llorar—, yo, no sé porqué lo hice.

— Yo soy quien debe disculparse, no debí dejarte sola —dijo él con un tono de culpabilidad—. Lo lamento tanto, Sami.

Extendí mis brazos dando a entender que quería que me abrazará, sonrió y lo hizo con tal fuerza que por fin, después te tantas semanas, me sentí querida.

•••

Otras dos semanas pasaron sin saber de ella, deje de asistir a la escuela porque tenía que mantenerme en reposo y porque en realidad no quería ir.

Y con la única persona con la cual hablaba, era Cinthia que cada que la veía la bombardeaba con preguntas sobre Lily. Hasta que ella me pidió que dejase de hablar de ella.

Y así lo hice, dejé de burcarla, no había oportunidad, supongo.

— Bueno, entonces ya me voy —dijo Cinthia mientras se ponía de pie con incomodidad.

— Cinthia... —susurré. Tenía que preguntarle, una última vez— ¿Qué sabes de Lily?

Cinthia torció la boca y me miró con inseguridad, ella ya esperaba que preguntará por Lily.

— Sam..., yo... ¿Cómo te explico?

— Vamos, sólo dilo.

— Ella volvió con la otra chica, con la que estaba desde un principio... Están juntas de nuevo.

Y como si dicha respuesta fuese un balde de agua helada que me caía en el cuerpo, sentí que todos mis músculos se tensaban, se ponían más rígidos, mi corazón comenzó a latir con fuerza y un coraje extraordinario recorrió mi cuerpo.

— Lo siento, Sam —dijo Cinthia y salió de la habitación con prisa.

SAMANTHADonde viven las historias. Descúbrelo ahora