Bad Things - CAMREN FANFIC (Camila G!p)

CAMILA POV - UN LARGO DÍA, (parte uno...) #3

Miami: Mismo Viernes 5 am

Me desperté exaltada y sudando por todo mi cuerpo. Tuve la misma pesadilla de siempre desde que tenía 5 años de edad. Siempre era la misma, y se repetía una y otra vez...
Habían pasado aproximadamente 3 horas cuando esa pesadilla me despertó, eran las 5 de la mañana en punto; y yo estaba muy inquieta para tratar de dormir un poco más.
Me levanté, me puse un short y baje a mi gimnasio que tenía en el sótano. Era realmente muy grande y algo lujoso, tenía una máquina para levantar pesas en una esquina de la enorme estancia, máquinas para correr, saco de box, cuerdas, barras para hacer flexiones, bicicletas, etc. Era tan grande el sótano que una mitad era para mi gimnasio y la otra mitad tenía una especie de área de juegos. Tenía una pantalla enorme para jugar al Xbox, Wii, juegos en línea, en frente de esa enorme pantalla tenía un cómodo sillón para poder jugar mejor. Había máquinas de juegos por todas partes, mesa de hockey, de billar, futbolito, un simulador de carreras de autos y de motos, incluso tenía una especie de mini cine en la esquina de esa estancia. Era mi habitación favorita de toda la casa. Me puse los guantes de box y comencé a golpear el saco una y otra vez. En el podía descargar todo mi estrés. Toda la frustración y tensión de mi cuerpo se iba de poco a poco. Pero no podía olvidar lo que pasó horas atrás en la casa de Taylor... sabía que la había lastimado, pero lo peor es que ella no era la primera a la cual le hacía daño. ¡Mierda y más mierda! Enserio soy una MIERDA. Entre más pensaba en eso, con más furia golpeaba el saco. Desearía nunca haber hecho lo que hice... ahora sólo tengo que cargar con la culpa. Todo se fue a la mierda cuando mis padres murieron y después mi tío... yo me perdí en el vicio y fui por un camino equivocado. Pero si hay algo bueno de toda esta basura, es que salí de ese lugar oscuro en el que estaba y tal vez, sólo tal vez podía hacer las cosas bien. Y para eso, primero tenía que disculparme correctamente con Taylor y arreglar mis mierdas.
Eran las 6 en punto. Me saque los guantes y me dirigí al baño que tengo ahí mismo para darme una buena ducha. Dios realmente el agua terminó de relajarme por completo. Me puse una toalla, subí a mi habitación, entre en mi cuarto de ropa, me puse unos boxér apretados, mi top deportivo de color negro; calcetines con figuritas de plátanos, mis pantalones apretados negros de vestir que uso cuando estoy en la oficina, mis botas color café oscuro que llegaban a mis tobillos (tipo las que usa Harry Styles), una camisa blanca de manga larga que marcaba perfectamente los músculos de mis brazos y abdomen, mis pechos lucían bastante bien. Me coloqué un chaleco y mi corbata de color negro los dos, y por último mi saco, de color negro también. Me peine, y mi cabello caía perfectamente en mis hombros dando un aspecto rebelde a mi imágen, me coloque un poco de maquillaje y me mire en el espejo y sonreí con satisfacción al notar lo bien que me veía. Salí de casa, me subí al auto, me despedí de los guardias de seguridad de la entrada y partí rumbo a la oficina. Tenía 20 minutos para llegar a las 7 en punto como todos los días. Prendí mi estéreo y comenzó a sonar Ed Sheeran, de mis cantantes favoritos. Llegue tranquilamente al edificio, estacione mi auto. Saludé a Fred en recepción y me metí en el elevador para llegar a la oficina en el último piso.
Al llegar pude ver a Taylor en el recibidor, ya que ella era mi secretaria.

- Buenos días Taylor, ¿todo está bien por aquí?- La miré y sabía a lo que me refería con esa pregunta. Sutilmente pude notar una mueca de dolor en su rostro... agh soy una estúpida, era obvio que estaba adolorida.

- Buenos días señorita Cabello, todo está perfecto por aquí. - Vaya... incluso su tono de voz la delataba. Eso solo me hacía sentir peor y estaba muy enfadada conmigo por eso.

- En 10 minutos te quiero en mi oficina - Hablé con un tono de voz un poco duro y me sorprendió ver como se ponía tensa de miedo al respecto. Oh diablos... eso solo me hizo enfadar más. Ahora me tenía miedo, ¡carajo!