Chapter four

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Alonso continuaba asistiendo continuamente al instituto; siendo alguien muy inteligente, sin cortar su inocencia pura, sacando altas calificaciones que su madre aceptaba con devoción.

Los problemas con el mayor aun no cesaban, pero él trataba de no tomarlos como algo completamente relevante.

Y aunque hubiera pasado dos semanas desde ser llamado zorra por Jos, no le tomo importancia gracias a las palabras de su madre:

—No esperes ser amigo de todos; se tú mismo, únicamente tú y así conseguirás amigos sinceros.—

Max y Will continuaban advirtiéndole sobre Jos, y las consecuencias que surgirían si se enamoraba de él.

Pero Alonso siempre ha sido una persona soñadora, enamoradizo con una simple mirada de alguien que le atraiga. Inocente y encantador, curioso para un adolescente.

Su madre le reprendía por ser tan descuidado a veces; siendo torpe y un poco testarudo. Como un niño.

Un niño mimado, sin ser engreído ni vanidoso.

Un niño puro de corazón.

—Alonso—escucho a lo lejos, una voz grave lo llamaba, parecía... parecía amortiguarse—¡Alonso!—una mano frente su rostro, agitándose rápidamente, haciéndolo parpadear—Madre mía, te perdiste en tu mundo, ¿Qué pensabas, he?—Max lo observaba con el ceño fruncido, rezando dentro suyo para no recibir la respuesta que, obviamente, tendría.

—Veía a Jos—murmuro, como si fuera un secreto—Hoy esta lindo, más de lo normal—dijo, sus ojos brillando un poco más de lo común.

William llego, escuchando un poco de la conversación entre ambos chicos. Y, con un suspiro, se dejo caer, arrepintiéndose en su cabeza por lo que estaba a punto de decir:

—Tal vez deberías hablar con él, proponer ser su amigo—Max giro su cuello, tan lento que parecía sacado de una película de terror, aunque él no se inmuto—¿Qué? ¿Por qué me miras así? Es su amor del instituto, por lo menos deberías hablar con él sin recibir un insulto.

Aunque el rubio quisiese negarse, no pudo hacerlo.

Solo algo parecido a un bufido, haciendo que Alonso riera, y se cruzo de brazos, formando un puchero con sus labios mientras se escondía en el cuello de su novio.

—Nunca me hacen caso, no vale la pena dar mi opinión—refunfuño, su voz amortiguada por el lugar de donde provenía.

—No es verdad—dijo el rubio, sintiendo después la mirada de su novio sobre él. Suspiro—probablemente, terroncito—Max rió levemente, recordando el dulce apodo—En todo caso, Alonso—Dijo ahora hacia el pelirrojo—Si te gusta, sientes cariño, no lo sé. Simplemente... intenta ser amigo de Jos; y continuaba sin comprender sus insultos, creo que lo frustras con eso—El ojiazul asintió, feliz de tener esos dos amigos.

Se levanto de su asiento, dejando de lado su desayuno, y se decidió por hablar con el ojimiel.

Pero mientras pasaba por la mesa de las zorras del instituto, alguien atravesó su pie para así hacerlo caer, sus rodillas impactaron contra el suelo y sus ojos lagrimearon.

Escucho su nombre ser gritado por Max, mientras levanto la mirada y conecto sus llorosos ojos con Jos, que lo miraba a la lejanía pero con una muestra de preocupación en sus chispeantes ojos.

—Así deberías entender que en mi camino nadie se mete zorrita—susurro Sasha, observándolo con asco mientras se levantaba de su mesa.

Max lo elevo en sus brazos, cargándolo a la enfermería para curar sus raspadas rodillas, pues al tener piel tan sensible con un simple rose de una piedra podría cortarse.

Como el cristal.

—Maxi—murmuro, su voz ahogada—Me duele, haz que no duela, por favor—Max camino lo más rápido que pudo hacia la enfermería.

Entro de repente, captando la atención de la enfermera que rápidamente identifico a Alonso, así que, mientras Max junto Will sentaban a Alonso sobre la camilla, la enfermera buscaba alcohol y agua oxigenada.

—¿Qué ocurrió ahora?

—No fu-fue nada en realidad—dijo él, cabizbajo mientras mordía su labio inferior.

—Díganme ustedes que sucedió, sé que Alonso no dirá la verdad porque no le gusta meter en problemas a las personas.

—Se tropezó, eso creo—Will rasco su nuca, pensativo.

—En realidad alguien hizo que cayera, supongo que fue Sasha—Rodo los ojos, observando a la enfermera limpiar la herida de Alonso; después agrego—En realidad no la culpo, Jos últimamente le presta mucha atención a Alonso—lo último dicho en un murmullo.

Y aunque Alonso no quisiera decir absolutamente del tema, eso no interferiría en sus amigos para decir la completa verdad.

Tampoco es como si le gustara mentir, pero no podía darse el gusto de molestar a las personas al acusarlas con los rectores o los maestros.

Alonso se sobresalto un poco al escuchar la puerta ser tocada, después siendo abierta, revelando el rostro de, técnicamente, la persona que causa todos sus problemas.

—Jos—susurro...

Pretty Innocent [Jalonso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora