Epilogo

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Jos no podría pedir una final mejor del que se le había otorgado.

Sasha dejo de acosarlo y estableció una relación con un chico al cual Jos no le interesaba conocer; se graduó y pronto se iría a la Universidad y... simplemente su vida no podría ser mejor.

Alonso no era tan inocente como lo conoció, claro que había madurado y ahora su rojizo cabello cambio a un rubio escandinavo que, aunque Jos no lo dijera en voz alta, le encantaba.

La pasión y amor continuaba fluyendo entre ellos; no desaparecía y esperaban, en verdad, que siguiera así.

Alonso estaba en su último año del instituto y Jos trabajaba en una empresa; no dudaron en darle el empleo (aun se pregunta porque).

Todo estaba bien, teniendo una buena posición económica y mucho futuro por delante.

El menor se había mudado hacia ya un año con Jos y ambos no podían estar más encantados con ello.

Entonces, ambos trabajaban; Alonso como pasante y Jos tenía un puesto general. Pero tenían esos momentos en los cuales estaban de día libre, lo cual significaba... sexo.

—J-Jos ¡Más rápido!

Jos sonrío ante eso, aumento sus embestidas seguido de colocar sus manos en las caderas del menor.

—Dime, mi amor. Grita todo lo que quieras—susurro en su oído, sus cuerpos haciendo el sonido de un chapote, sus manos recorriendo cada recóndito lugar del cuerpo de su amante.

Acelero el movimiento hasta que, con un grito gutural, Alonso se corrió en las sabanas; soltó un suspiro al recargar su cabeza sobre la sabana, y un leve quejido al sentir como Jos salía de él y depositaba un beso en su hombro.

Maldijo al sentir como los fluidos de Jos descendían sobre sus muslos.

Jos amaba cuando Alonso maldecía a todo lo existente cuando tenían sexo, era una etapa de la cual el menor se avergonzaba pero a Jos le encantaba.

—Respira, cariño—rio cariñoso, sus manos yendo directamente al cabello de su amado—Vas a desper...

Un estruendoso llanto se escucho alado de su habitación; Alonso soltó un suspiro cansando pero su brillante sonrisa le daba a entender que no le molestaba en lo absoluto.

—Dios—murmuro—Iré por ella.

¿Había olvidado mencionar la razón de sus desvelos?

A parte de estar comprometidos, habían decidido adoptar una pequeña niña de seis meses (ahora nueve) y era toda una dulzura; tenía unos grandes ojos verdes y una cabellera obscura, su piel de un color caramelo. Toda una dulzura, en verdad.

Alonso salió de la cama, seguido de colocarse un chándal, y se dirigió a la habitación seguida de la suya; volvió minutos después cargando a la pequeña en sus brazos; ella enseguida estiro los brazos hacia uno de sus padres, un puchero en sus labios cuando Jos hizo el ademan de cargarla pero se alejo.

—Hola, pequeña—murmuro, ella sonrió mostrando sus pequeños dientecillos

—Api Josh—balbuceo; Jos soltó un suspiro dramático

—Sin duda es tu hija, Alonso. También disfruta molestarme—él sonrió hacía su prometido, juntando sus labios para evitar soltar una carcajada.

Ambos se miraron a los ojos, sonriendo inmensamente cuando la pequeña comenzó a reír al tomar entre sus manos los mechones de cabello de Jos.

Sin duda no cambiarían nada entre ellos y si pudieran cambiar algo de su pasado no lo harían; porque eso significaría cambiar el rumbo de su futuro.

Cambiar su presente es algo que nunca harían, no podrían. El estar enamorados era una ceguera infinita y aun así les encantaba.

Mientras tuvieran su pequeña familia jamás se separarían de ella.

Solo quiero decir que gracias a ustedes esta historia es leída, gracias a ustedes me motive para terminar todos los capítulos; gracias por exigirme los capítulos y los mensajes de amor en mi tablero.

Nos leemos pronto; besos en las nalgas, Axx.

Pretty Innocent [Jalonso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora