Capitulo 10: Flores

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-¿Me acompañas? -Mail se presento ante Ayla, mirándola fijamente.


-¿A? -Ella miro a su alrededor, Thalía le había pedido que la acompañara a dar un paseo por el jardín y ahora no estaba. Se había marchado. -Tu madre...


-Mi madre me hizo el favor de traerte hasta aquí -el sonrió, la rodeo y se coloco tras ella. -Tengo algo que mostrarte.


-¿Qué? -ella giro el rostro hacia atrás, para mirarle -¿Que haces?


-Es una sorpresa -Y Mail coloco un lazo ante sus ojos, ocultando su visión. Anudo la cinta, asegurándose de que no se deshiciera el nudo y con delicadeza coloco las manos en su cintura, pegando su pecho a la espalda de ella. Coloco su boca junto a su oreja -Nos vamos -y la sorprendió cargándola en sus brazos.


-¡Mail! -Ayla grito, agarrándose a su cuello.


-Me encanta como suena mi nombre en tus labios -el hablo mirando sus labios y entonces acerco su boca y los acaricio despacio.


Se sujeto a él, sintiendo el movimiento de su cuerpo andando, con los ojos privados de visión, se concentro en sus otros sentidos. Oía la respiración de él, sentía sus fuertes músculos bajo la tela de su camisa, en la que ella tenía las manos apoyadas y podía olerle. Concentrada en su olor y todo lo que percibía de él, se sobresalto cuando sintió que Mail la dejaba en el suelo.


Cuando sus pies tocaron el suelo se tambaleo y sintió su agarre en la cintura.


-¿Bien? -pregunto en su oído


-Si -respondió tensándose.


Noto la variación en el ambiente, algo había cambiado. Un aroma sutil, una mezcla de distintos olores, suaves. Flores. El sonido del agua, cayendo.


Entonces la venda se deslizo de sus ojos y ella los cerro ante la luz, parpadeo varias veces y finalmente se acostumbro a la iluminación. Su boca se entreabrió, mirando a su alrededor.


-Es...-no podía dejar de mirar los colores que cubrían el lugar.


-Es tuyo -Mail la pego a él, haciendo que la espalda se apoyara en su pecho -Es tu lugar.


Había construido un invernadero. Un precioso invernadero, con fuentes, flores, arboles. Era un lugar mágico, lleno de naturaleza, color y vida. Aspiro el aroma de las flores, mientras miraba cada rincón.


-Es maravilloso -se giro hacia él, para poder mirarle a los ojos -¿Cuando..?


-Te dije que podrías tener tu propio jardín -el sonrió, alzando la mano y acariciando su rostro -¿Te gusta?


Pero ella no respondió. Armándose de valor, dio un paso hacia el, pegándose a su cuerpo y alzo el rostro para poder besar sus labios.


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