Capitulo 19: La violencia

33.8K 3.9K 136
                                    


-Tenemos que conseguir alimentos -Mail sonrió tirando de la mano de ella.


-Y hay frutos y podemos pescar -Ayla le siguió, pero despacio. 


-Pero también hay carne -el sonrió, alzando su otra mano y mostrando su arco. -Ahora silencio -giro el rostro y le guiñó un ojo. 


Y ella le sonrió levemente y se dispuso a seguirle en silencio, por el momento. Al pasar por encima de un tronco que estaba tumbado en el suelo, el se giro hacia ella y le tendió los brazos, la cargo y al bajarla, le robo un suave beso. 


-¿Eres un buen cazador? - Ella acaricio sus hombros. 


-El mejor, esposa -el le sonrió con altanería, tomó una de sus manos y la llevo a sus labios para besarla. -Te lo mostrare. -y se giro tirando de ella. Se paro unos metros mas adelante, observando con los ojos entrecerrados -Ahí, ven. -se agacho escondiendose entre unos arboles, guiandola a su lado. -Mira, ven.-coloco una mano en su cintura, acercandola a su pecho, extendió el brazo y señalo al otro lado. -Mira, lo ves. 


-Es precioso -observo al ciervo pastando y después le miro a el -Es un animal hermoso. 


-Y sabroso, también -sonrió y deslizando la mano por su cintura, tomó el arco y una de sus flechas. La coloco y apuntando al animal, miro de reojo a su esposa -Tengo un excelente puntería -y se concentro en el objetivo. 


-¿Si? -Ayla lo miro unos segundos, después al ciervo y de nuevo a su esposo, hizo una mueca y dio un paso adelante pisando una rama. Esta se quebró haciendo ruido, atrayendo la atención del animal, el cual segundos después desapareció. 


Mail la miro y alzo ambas cejas, ella se mordió el labio y el comenzó a reir. 


-Esta bien -guardo la flecha y se incorporo, le tendio la mano -Pescaremos. A no ser que los peces también te parezcan hermosos. 


-Me parecen mas sabrosos que hermosos -coloco la mano en la de el y se dejo guiar cuando tiro de ella hasta colocarla contra su pecho, alzo la cara para mirarle. -Es solo que... no me gusta la sangre. 


-No importa -acaricio su mejilla y beso sus labios despacio. -Aun tenemos comida en la cabaña, mañana pescaremos. -comenzaron a caminar de regreso a la cabaña -Planeaba enseñarte a tirar con el arco, pero supongo que no es una actividad que te guste mucho. -Giró el rostro hacia ella, caminando mas despacio -No te gusta la violencia. 


-Procuro evitarla -miro al suelo. 


-Pero a veces es necesaria -el acaricio su mano con el pulgar -Para defender nuestros hogares a los nuestros. 


-Si todos encuentran una razón para ella, la hacemos necesaria -Se quedo pensativa -La violencia consume a las personas.


-A veces olvido que tu familia paso por mucho -Divisaron la cabaña nada mas salir del amparo de los arboles del bosque. 


-Eso forma parte del pasado -fijo la vista en la cabaña, fue a subir los escalones, cuando el tiro de su mano, obligandola a girarse y mirarle. 


-El pasado forma parte de nosotros -rodeo con un brazo su cintura -Eres lo único puro que sobrevivió a toda aquella violencia. -frunció el ceño al ver la tristeza que se reflejo en sus ojos. -Lo siento, no quería hacerte recordar nada doloroso. 


-No es eso -sonrio -¿Entramos? 


-Voy a por mas leña -se aparto y le tendió el arco y las flechas. 


-Pondré agua a calentar para un té -tomo las armas y se giro, subió los escalones y tras entrar a la casa, cerro la puerta y se apoyo en ella. Apretó el arco en su mano y cerro los ojos con fuerza -No hay nada puro en mi. 




Solo el rescoldo de lo que había sido un vivo fuego iluminaba la casa. El viento que soplaba en el exterior hacia a los arboles moverse y un leve silbido pululaba por los alrededores. 


Abrió los ojos, una vez mas, en la oscuridad de la noche, con la suave sabana acariciando su piel, el calor del cuerpo de su marido, pegado al de ella. Y aun así, no conseguía dormir. Se incorporo despacio, tratando de no hacer ruido, se deslizo fuer de la cama y tomando una manta que habia a un lado, cubrió su desnudez. 


Caminó descalza, saliendo de la habitación y atravesó la sala hasta llegar a la alfombra que se extendía hasta la chimenea. Se agacho y se sentó allí, ante los rescoldos del fuego, mirando lo poco que quedaba de una llama que había tenido tanta fuerza unas horas antes. 


Alzo sus manos hacia el calor y las observo. 

Pura. 


Asi la consideraba su marido, un ser puro e inocente. 


Lo había sido.


Pero de eso, hacia ya demasiado tiempo. 



SIENTO MUCHO LA DEMORA. PERO DURANTE ESTE TIEMPO NO ME HA APETECIDO ESCRIBIR. HACE UN MES MAS O MENOS FALLECIO MI TIA, DURANTE UNOS MESES ESTUVIMOS A SU LADO PASANDO POR UNA DURA ENFERMEDAD HASTA QUE SE LA LLEVO. 

HAN SIDO MOMENTOS DIFICILES, DE LOS QUE AUN ME ESTOY RECUPERANDO. 


La EsposaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora