Seguía allí, de pie, parado en el umbral de la puerta, oculto, espiándola, tal y como estaba hacia diez minutos. Cuando había llegado, dispuesto a proponerle que pasearan a caballo juntos. Y entonces la había visto, sentada, con el libro entre sus manos, sumergida en su propio mundo. Observaba su rostro, su suave cabello, sobre sus hombros. Miraba cada detalle, desde el mechón que se escurría ante su rostro y ella apartaba tras su oreja, hasta como su lengua mojaba sus labios, haciéndolos brillar apetitosamente.
-¿Vais a seguir ahí escondido? -Ayla hablo sin alzar la vista del libro y él se sobresalto.
-¿Como...? -frunció el ceño -¿Desde cuándo sabes que estoy aquí?
-Desde que tus botas te anunciaron caminando por el pasillo -cerro el libro, lo dejo a su lado y se giro hacia él.
Mail la observo desconcertado.
Ni siquiera sus hombres le sentían, se movía tan sigilosamente como su entrenamiento le había preparado.
-¿Ocurre algo? -Ayla inclino el rostro hacia un lado, observándole.
-Nada-el avanzo tranquilamente, hasta pararse cerca. -Había pensado que quizás te apetecería que fuéramos a dar un paseo a caballo.
Ayla alzo el rostro para mirarle a la cara, si de por si se sentía pequeña a su lado, ahora, sentada, teniéndole ante ella, como el guerrero imponente que era, la hacía verse aun más pequeña.
-Me encantaría -se levanto de su asiento y se paro ante él.
-Bien - le tendió el brazo -¿Vamos?
Con ella agarrada de su brazo, salió de la sala y atravesó el pasillo hasta llegar a las escaleras.
-Vaya -Niaj que se encontraba al final de estas, les miro -¿Vais a algún sitio?
-A Mail se le ha ocurrido que vayamos a dar un paseo a caballo -Ayla sonrió.
-Ah -Niaj miro a su primo y alzo una ceja -Que buena idea se te ha ocurrido.
Mail le miro con los ojos entrecerrados y al terminar de bajar los escalones, la guio hacia la puerta.
Lo cierto es que había sido Niaj, quien en el entrenamiento, había comentado a su primo, que quizás invitaría a Ayla a dar un paseo a caballo, ya que el debía revisar el resto de entrenamientos. Y Mail había terminado por designar dicha tarea a su primo y había desaparecido como un adolescente ansioso, en busca de ella.
-Los caballos ya deben estar ensillados -entraron a los establos y allí estaban los animales, atados a la una de las cuadras, ensillados y listos. Mail se paro y la miro por un instante, sus ojos chispeaban, como si estuviera emocionado. -Se me olvida algo, será solo un momento -deslizo la mano sobre su brazo, acariciándola delicadamente hasta liberarlo y salió del establo, dirección de nuevo a la casa.
Ayla lo observo alejarse y una sonrisa se dibujo en su rostro, se giro y observo a los caballos. Camino despacio hacia ellos, haciendo removerse su vestido. Se paro junto al caballo de Mail y acaricio su cuello.
-Eres un precioso ejemplar -hablo en voz baja, su mano se aparto de él y cuando iba a girarse, sintió unos fuertes brazos rodeando su cintura, su espalda choco contra un duro pecho y una daga quedo en su cuello. No se asusto, su pulso no se acelero. -¿no te cansas nunca de hacerme esto?
-Estas perdiendo habilidades, ese hombre te descentra -le hablo al oído, sonando molesto.
Ayla suspiro, alzo su pierna y moviéndola hacia atrás le golpeo en la rodilla, al tiempo que metía la mano entre ella y el brazo de él, que sostenía la daga. Le arrebato el arma y se giro colocándola en sus estomago.
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La Esposa
RomanceMail Bukchaman, futuro Laird de su clan, está dispuesto a todo por asegurar el bienestar de su gente y mantener el honor en su apellido. Honrando a su familia, decide cumplir con un pacto de sangre realizado hace décadas. Su clan y el clan MacPearso...