Capítulo 9 : Mudanza

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Llegamos a casa y colocamos las cosas.
-Bueno, pues ya está.-nos sentamos en el sofá.
-Seh, eso ha sido agotador.-dejé caer mi cabeza sobre su hombro.
-Diane, ¿crees que mi pelo está mal?
-Deja de darle vueltas a las estupideces de mi padre. Es idiota.
-No es el primero que me lo dice...no quiero que te avergüences de mí nunca jamás.-noté una gota caer sobre mi pelo, lo miré y estaba llorando.
-Eh eh eh, tranquilo, cielo.-lo abracé y lloró en mi hombro.
-Es que siento que es culpa mía que tú padre no me acepte y la pelea de hoy. Es todo por mi culpa, por no ser normal.-sollozaba.
-A ver, nene.-hice que me mirase-Te amo y eres perfecto tal y cómo eres. Una de las cosas que más me encantan de ti es tu personalidad, eres diferente, sí, pero ese es uno de tus encantos. La discusión no es culpa tuya, acabamos así en la mayoría de los casos y había estado planeando el irme de casa incluso antes de conocerte. Te amo, mi soldadito.-lo besé tiernamente y por fín logré que sonriese.
-Gracias por animarme, gatita. Parece que no, pero me importa muchísimo la opinión de mi familia, en definitiva, de la gente allegada a mí y...pues...bueno.
-Da igual, no te expliques.-acaricié su mejilla retirando por completo las lágrimas-¿Sabes qué?-la besé-Te voy a hacer una cena especial, asique venga, a ducharse tranquilito, que yo me encargo de todo.-me dirigí hacia la cocina.
-¿Por qué eres tan perfecta?
-Tú sí que lo eres.-saqué una olla-Voy a cuidar de ti por siempre y para siempre. Te lo prometo, nene.
-Me encanta que me llames así.-sonrió.
-Y a mí llamarte.
Se acercó, me dió un beso corto y se fue al baño.

*Al rato*
Salió con unos pantalones grises largos y una camiseta de tirantes blanca. Me abrazó por detrás.
-Te quiero.-apoyó la cabeza en mi hombro y miró lo que estaba haciendo-Uh, huele bien, ¿qué es?
-Lasaña de 4 quesos.
-Vale, ya está. Ya eres mía para siempre.-sonrió.
-Interesado.-le imité.
-Sí, me interesa la lasaña.-reímos.
La dejé en el horno y esperamos en el sofá, acabamos como siempre.
-Sabes que te quiero muchísimo ¿verdad?-me besó.
-Eeeeem...puede.-sonreí-No lo tengo claro, quizás me vaya con Axl.-bromeé.
-Ah, no. De eso nada.-se puso sobre mí y me hacía cosquillas.
-Idiota.-reí.
-Idiota no, Jon.-me imitó.
-Viene a ser lo mismo.
-Mala.-hizo un puchero y se sentó frente a mí.
Yo lo empujé quedando sobre él.
-Te amo muchísimo, nene.-lo besé tiernamente.
-Y yo más, gatita.-me abrazó por la cintura.
Comimos y pasamos el resto del día así.

*Al día siguiente*
Llegamos y sí, Mary estaba allí. Pasé a su lado y me puso la zancadilla lo que me hizo caer la suelo, todos se rieron menos Jon, que me ayudó a levantarme. Estaba roja como un tomate, me eché a correr ya que no paraban de reírse.
-Diane, espera.-me siguió el rubio.
-¿Por qué ha hecho eso? Me siento estúpida.-lloré apoyada en la pared exterior del gimnasio.
-Da igual, no eres estúpida.-me abrazó.
-¿Por qué me humilla?
-Quiere romper nuestra relación.
Escondí la cara en su hombro y lloré hasta que me sentí mejor.
-Vamos a clase ¿vale?-besó mi mejilla.
-Vale.-me sequé los ojos.
Llegamos al aula de química y Jon hizo explotar una mezcla haciendo que Mary quedase empapada, reíamos mientras ella se iba llorando hasta el baño avergonzada.
-Jon Bon Jovi, al despacho del director.-dijo el profesor sustituto ya que el señor Dickinson no había podido venir en el primer mes de clases.
Al finalizar el día, le esperé en la puerta.
-¿Y bien?
-Nah, el director es muy buena gente. Dice que lo olvide.
-Pensé que te expulsarían. Vamos a casa.-tomé su mano y fuimos.
-¡Qué asco de clases!
-Ven, voy a preparar algo que hará que me quieras más todavía.
-¿Eso es posible?-sonrió.
-Lo es.-le imité.
Hice tortitas rellenas de crema de chocolate (no hace falta decir marcas, sabes a cuál me refiero).
-Dios mío, esto está buenísimo.-dijo con chocolate hasta en la nariz, lo que me hizo reír.
-Eres adorable, cielo. Oye, ¿me dejas hacerte trenzas?-puse cara de niña buena.
-Vale, está bien.-sonrió.
-Wiiiii.
Terminamos, estaban dando un concierto en la tele; yo me senté en el sofá y él en el suelo con la espalda apoyada en mis piernas. Le hacía trenzas o cualquier cosa que se me fuese ocurriendo.
-Me encanta que juegues con mi pelo y en general no me gusta que lo toquen.
-Es que tengo preferencia.-sonreí y me senté en el suelo detrás de él-¿Por qué eres guapo hasta de espaldas?
-No exageres.-rió.
-¡¿Que no qué?! ¿Estás loco?
-Vamos, no me digas eso. Me voy a poner rojo.-se giró y me dió un beso.
-Te quiero muchísimo.-apoyé mi frente en la de él.
-Y yo.-agarró mis manos y suspiró-¿Has hablado con tu padre?
-No, ni quiero.-me levanté pero me abrazó por la espalda.

-me levanté pero me abrazó por la espalda

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-No te enfades. Perdón por sacar el tema pero quiero que estés bien.
-No creo que le haya importado perderme de vista.-suspiré acariciando su cabello.
-Seguro que no es verdad. Quizás si intentásemos arreglar las cosas...-besó mi mejilla.
-Ahora mismo sólo te quiero a ti. Quiero pasar el máximo de tiempo contigo.
-Tenemos tiempo de sobra.-sonrió.
-Me da igual, a tu lado me siento segura.
-Porque lo estás, no dejaré que te pase nada mientras yo esté cerca.
Me giré y lo abracé.
-Oye.
-¿Sí, gatita?
-Yendo sin camiseta por casa, me estás provocando.-reí y él también.
-Ah ¿sí?
-Sí, muchísimo.
-Bueno, nadie te impide hacer lo que quieras.
-Está bien...-sonreí de lado y lo fui empujando lentamente hasta el dormitorio.
[...]

El Chico Malo {Jon Bon Jovi} [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora