Lo que restaba de la mañana-tarde paso igual que siempre, aunque esta vez fue mucho, mucho más lento ¡Era como si todo estuviera en mi contra hoy! Justin estaba enojado conmigo por una razón x, bueno no tan x; Casi boto todas las muestras en el salón de Química, Justin me ignoro; golpee a mas de la mitad del curso en gimnasia, Justin me golpeo con el balón de voleibol. Y para rematarla, manche a Ashley con una soda.
- ¡Estúpida! – Chillo con su hermosa voz «sarcasmo, puro sarcasmo» mientras pasaba sus manos sobre su polera tratando de sacar la mancha - ¡Just! – chillo, una vez más. Justin permanecía inmóvil a su lado.
Esto era lo único que me faltaba.
Por su bien, le convenía seguir así de callado. Porque la ______ de la mañana no es nada comparada con la ______ de ahora, que tiene los nervios de punta y un humor de perros.
- Ten mas cuidado – Si, había firmado su sentencia de muerte.
Di un paso frente a el, levante mi barbilla y lo mire irradiando rabia pura.
Ahora me las pagas Justin, juro que si.
Levante la lata de soda que aun estaba en mis manos. Poco a poco fue cayendo el líquido que tenia un color anaranjado, se mezclo primero con su cabello cobrizo y luego corrió por toda la extensión de su rostro y también mancho la polera blanca que usaba en estos momentos. Sonreí.
Ah, como me había gustado hacer eso.
- Y ahora me escuchas – Dije determinadamente, Justin estaba que echaba humos. Bah, que se atreviera a ponerse idiota conmigo una vez más y ahora si que conocería el infierno – Tu... ¡No se que problema tienes conmigo! – chille, dando un gran pisotón y apuntándolo con mi dedo índice – Más te vale Bieber que cambies tu maldita actitud, ¿Me escuchaste? – Justin me miraba atentamente – Oh, y ve a darte un baño, estas todo pegoteado – agregué, mirándolo con una mueca en el rostro dando media vuelta y ¡Adieu!
Aplausos de fondo.
Eres una maldita descarada ______, una maldita descarada.
¿No se que problema tienes conmigo? ¡Duh, tonta! El sabe lo de la lista, como resultado: su furia.
Y me dolía. Me dolía que se comportara de esa forma conmigo.
Claro, nunca lo admitiría en voz alta.
Llegué a casa en la mitad del tiempo que lo hago diariamente, Ryan estaba todo desparramado sobre el sofá viendo las luchas junto a papá; Mamá estaba en la cocina, solo fue suficiente un 'llegue' desde el umbral para anunciar mi aparición en casa. Subí la escalera cansinamente y arroje mi mochila a algún rincón de la habitación, prendí el reproductor de música y me estire a lo largo de mi cama.
Pensar hace mal.
Eso siempre me lo decía la abuela Marie cuando me encontraba perdida en otro espacio.
Y así fue como mis ojos se cerrarnos lentamente, con la canción Russian Roulette de Rihanna que me tenia embobada estos últimos días.
Un zumbido escuchaba, cada vez más fuerte y más claro ¡Era tan molestoso! Comencé a mover mis manos en el aire para que lo que fuera que hacia ese sonido se fuera ¡Y me dejara en paz! Después ese algo se poso en mi rostro, era un fino tacto ¡El fino tacto de sus patas! Hasta que lo sentí en mis labios. No estaba con los ánimos para aguantar a un misero bicho, y no me importaba si tenia familia y pequeños bichitos-larvas venían en venganza ¡Solo quería aplastarlo con mis manos!