"Ustedes lo saben perfectamente"

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Capítulo 4

— Necesito ver a mamá. —Con su muñeca limpió las gotas de lágrimas que resbalaban por su mejilla.

— ¿Estás seguro?

— Sí, pero quiero que esperes aquí, quiero estar un rato a solas con ella. —Sus ojos de color avellana no irradiaban ese brillo característico de él— Ahora que el sol ha salido creo que podré ver por dónde ese bastardo atacará.

— Esta bien.

A paso firme empezó a caminar dejándome atrás, no lo seguí, quería hacerlo solo y lo entiendo. Perder a una madre no es fácil, no es algo que se toma a la ligera. Especialmente si eres muy cercano a ella, así como yo lo era con mi padre. Aunque me cueste creer todo lo que ocurre, no puedo dejar de pensar en mi padre, yo era muy cercana a él, pero todo eso se acabó cuando mi madre decidió dejarlo por un mal entendido, o al menos eso es lo que quiero creer, conozco a mi padre, sé que sería incapaz de engañar a mi madre con otra mujer. Pero... ¿Y si no lo conocía lo suficiente como creo yo?, ¿Mi padre tendría secretos que no se los comentaba a nadie?, una simple respuesta. Es casi imposible que tenga secretos, yo era como un diario para él, siempre me contaba cada detalle de su vida, o quizá solo era para él, un libro con hojas en blanco, esperando a ser escrito por la imaginación que tenía en su cerebro, me niego a creer lo segundo. Sin embargo, aun me invaden unas cuantas dudas en mi mente, unas dudas que él nunca llegó a despejarlas, como: ¿Por qué no lucho por mantener la relación matrimonial con mi madre?, ¿Por qué me abandonó?, ¿Por qué se rindió tan fácilmente?

— Hey, Rowling. —Una voz femenina se escuchó detrás mío.

— ¿Riley? —Volteé a ver, y dando por finalizado mi conflicto mental.

— ¿Que haces fuera de tu casa a estas horas? Es temprano.

— Larga historia, más bien ¿Tú que haces por el bosque? —Empezamos a caminar las dos juntas.

— Tuve una discusión con Mathías. —Mathías, un chico alto, piel morena y hermano de Riley.

— ¿Que pasó? —Cada vez que escuchaba un tema sobre Mathías, mostraba mucho interés, él solía ser mi mejor amigo en la secundaria.

— Larga historia. —Suspiró— Vamos a tu casa, ahí te puedo contar todo.

— No, no podemos ir. —Me detuve frente a ella.

— ¿Por qué? —Colocó sus manos en su cadera-

— Henry, está ocupado ahí. —Rasqué mi nuca, soy pésima mintiendole a mi mejor amiga.

— Pero si soy su novia, no creo que le incomode verme. —Me rodeó, esquivandome por el lado derecho para seguir avanzando.

— Me pidió estar solo por unos momentos. —La verdad salía de mi boca poco a poco.

— No me estará poniendo el cuerno con otra ¿Cierto?

— No, para nada. —Quedamos en silencio incómodo por un momento, luego se oyó un grito.

Corrí a toda prisa hasta llegar a mi casa, la puerta estaba cerrada, tome una piedra y lance con la mayor fuerza posible hasta romper el vidrio de la ventana. Al estar adentro, habían huellas que dirigian al sótano y por otra parte había unas gotas de sangre que subían por el barandal de la escalera.

— ¡¿Henry, en dónde estas?! —Miré de reojo a Riley, que solo miraba con detenimiento todo el lugar.

— ¡En el cuarto de mamá!

A zancadas subí por las escaleras y en todo el camino había unas cuantas manchas de sangre, no quería imaginar que esa sangre fuera de Henry. Entré a la habitación y era aún peor la escena, mi madre estaba colgando del techo y estaba de cabeza, una escena demasiado macabra, incluso para Henry, quien se encontraba atado a una silla y por las paredes habían frases creadas con sangre.

"Esto es solo el comienzo"

"Cuidense"

"Vayan a donde vayan los seguiré"

Desaté a Henry de la silla, me dio un fuerte abrazo y camino hacia nuestra madre, acarició su rostro y tomó su mano con lágrimas en los ojos.

— Madre... No sabes cuánta falta nos harás, aún no estaba listo para esto, ni siquiera lo imaginé, y recuerdo cuando decías que jugarías con tus nietos y los cuidarias con todo tu corazón, pero lamentablemente eso no ocurrirá, pero siempre quisiste que sea un ejemplo para Ashley y te prometo que cumpliré ese deseo tuyo, mi hermana y yo a pesar de tu partida seremos fuertes, seguiremos adelante, tú y mi hermana son las mujeres que más amo, y nada cambiará eso. Te amo madre. Descansa en paz.

Cada palabra que dijo Henry tocó mi corazón, él la amaba demasiado incluso más que yo. Camine hasta llegar a su lado, miré el rostro de nuestro madre y noté algo peculiar en su cuello, tenía puesta una cadena en forma de una rosa, su flor preferida.

— ¿Tú le obsequiaste esto a mamá? —Arqueé una ceja, Henry solía ser muy detallista-

— No, ¿Y tú? —Se inclinó para ver el collar de cerca-

— Tampoco, nunca vi que lo llevara puesto. —Volví mi vista al collar, tenía algo que lo hacía muy llamativo.

Hice a un lado su cabello e intenté hacer el menor contacto visual con mi madre, no es algo de todos los días tener un cadáver tan cerca tuyo, luego retiré el collar y lo extraño era que este no tenía ni una mancha de sangre lo que significaba que fue colocado hace poco.

— Ashley, Henry. —Riley apareció y estaba apoyada en la jamba de la puerta-

— Riley. —Henry corrió a sus brazos, hacen una linda pareja.

— ¿Que... que pasó? —Abrazó a Henry, pero su mente estaba concentrada en lo que ocurría.

— Afuera hablamos de esto, vámonos ahora. —Me reincorporé a mi posición normal.

Salimos del cuarto, le di una última mirada a los escritos de la pared y cerré la puerta. Bajamos las escaleras, la casa estaba inundada de un silencio incómodo, pensaba hablar, pero no sabía ni que decir, todo esto es nuevo para mí. Inclusive la casa es nueva para mí, hace unos dos meses que mi hermano y yo llegamos, no esperaba un "aniversario" de dos meses de esta forma.

— Ashley... —Miré a Riley, tenía la mirada puesta en una sombra oscura, deduzco que la misma del bosque.

— Acércate a mí. —Susurré.

Ocurría de nuevo, dimos pasos lentos pero seguros, acercándonos entre nosotros, una especie de torbellino nos empezó a rodear, era de mañana pero igual nos causaba pánico todo lo que sucedía, estabamos siendo rodeados por la misma sombra.

Mis manos se helaban, Henry y Riley estaban tomados de la mano, podía ver que cerraron los ojos y presionaban sus manos del uno al otro. Esto pareciera que nunca iba acabar.

— ¡Abre tus ojos, Henry! —Gritó aquella sombra oscura a todo pulmón.

— ¿Qué quieres de nosotros?. ¡Dime! —Henry se puso frente a Riley y a mí, protegiéndonos.

— ¡Que mueran! —Gritó tan fuerte, que el candelabro se rompió en mil pedazos— Pagaran por todo lo que me hicieron.

— ¿Que te hicimos? —Pregunté en un tono de voz apacible, la voz de aquella sombra se quebraba con cada palabra que iba diciendo.

— Ustedes lo saben perfectamente.

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-Roony Nayde

Encounter Ghostly [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora