"El tiempo se agota"

11 3 0
                                    

Capítulo 17

— ¡Ayuda! —Grité con todas mis fuerzas.

Han pasado 10 horas —aproximadamente— desde que Isaac y yo quedamos en un profundo sueño y luego despertamos atados de piernas y brazos a unas sillas de madera, en una fábrica abandonada.

— No tiene sentido, nadie nos oirá. —Isaac reprimió un suspiro y en lugar de eso solo giró su cabeza en otra dirección.

— Debe haber alguien que nos escuche. —Miré el techo que era de vidrio y podía ver la noche en su punto de inicio.

Tanto tiempo sentada adormecía mis muslos, y causaba dolor que en estos momentos los ignoraba por la falta de alimento. Mi estómago rugía sin cesar y solo suplicaba por un trozo de carne o aunque sea algo de agua. Lo que más temo es deshidratarme, y si Isaac tenía razón, entonces nos esperan más horas de tortura.

— Necesito ir a los servicios higiénicos.

— ¿Y como pretendes hacer eso? Te recuerdo que estamos atados.

— Maldición. —Sacudió su cuerpo intentando liberarse, pero era inútil.

— ¡Mi amigo necesita ir al baño, si puedes oírme, al menos déjalo ir!

— ¿Que haces? —Susurró.

— ¡No tiene una vejiga resistente, porfavor!

— Cállate Ashley. —Dijo entre dientes.

— Solo quería ayudarte, quizá esa persona tenga algo de piedad. —Respondí también entre dientes, pero con un tono de voz más suave.

Isaac no respondió y mantuvo su cabeza agachada mirando el suelo, mientras que yo volví a ver el techo, en especial la noche. Tan oscura pero a la vez brillante, con los destellos de las estrellas podíamos vernos entre nosotros aunque sea un poco, pero automáticamente un cubierta de plástico comenzó a cubrir el techo de cristal templado, dejándonos sin iluminación poco a poco.

— ¡Issac! —Grité desesperada y empecé a forcejear con las cuerdas que me ataban.

Ahora es un mal momento para recordar que le temo a la oscuridad.

— Estoy aquí, tranquila. —Sentí una mano tocar mi hombro.

Cerré los ojos aliviada, pero los volví abrir cuando supe que la mano que reposaba en mi hombro no era de Isaac, él estaba atado al igual que yo así que es imposible que se haya liberado tan rápido.

— Isaac... Creo que tenemos compañía. —Dije con voz temblorosa.

No tuvimos opción a respondernos y una especie de tela cubrió mi rostro, sacudí mi cuerpo sin parar, como un pez fuera del agua. Al parecer la persona que cubrió mi rostro me llevaba a otra parte, alejándome de Isaac. Hice todo lo posible para llamarlo, pero mi boca estaba cubierta con la mano de quién nos hizo todo esto, y solo lograba emitir sonidos de las palabras que no conseguía pronunciar como debía.

Lo último que escuché fué una puerta cerrarse de golpe, el ruido fue tan impulsivo causando que el espacio del tiempo se detuviera en mi mente, detuve todo lo que estaba haciendo como el forcejeo y el intento de hablar, solo dejé que el momento fluyera, si este era mi destino, no tenía otra opción que tan solo dejar que suceda.

— Tu amigo será un perfecto saco de boxeo. —Dijo con una voz distorsionada cerca a mi oído.

— No lo lastimes. —Susurré al punto de retener el llanto.

— Cariño, no lo lastimaré. —Dijo acariciando mi mejilla aún con la tela cubriéndome— Solo recibirá una lección que jamás olvidará.

La temperatura bajó a tal nivel de hacerme tiritar, luego retiraron la tela de mi rostro y colocaron un pañuelo en mis fosas nasales. Otra vez empecé a sentir mareos, confusión y desorientación, mis párpados pesaban y mis músculos se relajaban. Iba a caer en un profundo sueño, de nuevo.

Encounter Ghostly [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora