Dejé de repente el montadito que apenas me había dado tiempo a morder. Annie tenía una expresión maquiavelica en el rostro que no me gustaba para nada, aunque la del resto de mis amigos no era mucho mejor. Peeta y yo nos miramos y luego miramos a Annie.
- ¿Qué quieres decir? - pregunté entrecerrando los ojos – Si Peeta quiere un cambio supongo que la mejor para el caso eres tu. Tú eres la experta en tendencias y moda – dije sonriendo.
- No me refiero a un cambio de vestuario, aunque no te vendría mal un cambio de estilo, cariño – dijo mirando de arriba abajo a su hermano – Me refiero a...ya sabes – alzó una ceja - ...que le enseñes...a defenderse en la vida – soltó una risilla tonta.
- ¿Qué? - preguntamos confundidos Peeta y yo.
- Que fina te has vuelto, Annie...- espetó Marvel - Lo que está queriendo decir la enana es que le enseñes a echar un buen polvo – dijo alzando la voz.
- Jesús – murmuró Peeta mientras poco a poco se escurría en la silla. Apenas se le veía la cabeza.
- Marvel, no grites – le dijo Glim haciendo que se le escaparan de la boca varias migas de lo que parecía pan, aunque no estaba segura.
- ¿Qué me estais contando? ¿De...de quién ha sido la idea? - pregunté mirando a todos.
- De ellos – se apresuró a decir Finick – Yo no he tenido nada que ver, de verdad cielo.
- Esto es de locos – susurró Peeta.
- Chicos... ¿por qué no hablamos de esto en casa? - dijo Finick – No creo que este sea el sitio adecuado – dijo mirando al pobre Peeta. Su cara se asemejaba a un farolillo rojo de Navidad en todo su esplendor.
- Yo...no yo...no puedo irme...tengo que ir a clases y...- balbuceó Peeta.
- Vamos, hermano...será tu primera vez – Marvel movió sugerentemente las cejas – La primera vez que harás pellas.
Peeta fue literalmente arrastrado por sus hermanos con una expresión de profundo terror en el rostro. No sabía si reirme o llorar... ¿En verdad me habían pedido que enseñara a Peeta...sobre sexo? Esto sin duda era lo más surrealista que me había pasado, al menos hasta el momento. O quizás se tratara de una broma, ¿no?
Glimmer condujo en un increíble silencio hasta su casa, es decir, en frente de la mía. Nadie abrió la boca y yo preferí no alterar ese silencio; intentaba sopesar los acontecimientos sin éxito. Cuando aparcamos, el recién estrenado Hummer de Marvel hizo lo mismo. Entramos todos juntos en la casa de los Odair.
- Está bien – dije mientras se sentaban en los sofás - ¿De qué coño va todo esto?
- Peeta...- empezó Marvel – Está pillado por Delly. Ella es una guarrilla con gustos exquisitos...sinceramente, Kat, Delly nunca se fijará en él – Marvel desvió la mirada hacia su regazo como si fuera lo más interesante del mundo.
- Peeta, Delly… Delly no es una chica de relaciones serias y...
- ¿Quién dice que yo quiero una relación seria con ella? - me cortó. Todos los ojos se centraron en su cara – Quiero decir...quiero decir que... ¿y qué pasa si lo único que quiero es acostarme con ella? - todos abrimos mucho los ojos – Se cómo es Delly, la he observado. Le gustan los jugadores de fútbol llenos de músculos y de cabezas vacías; le van los tíos buenos...está claro que yo no soy nada de eso – dijo señalándose a si mismo.
- Le gustan los chicos con experiencia...ya sabes...en...sexo – se sonrojó profundamente – Reconozco que Delly y yo somos muy parecidas...no queremos compromisos, sólo queremos un poco de diversión, aunque ella sabe disimular mejor sus actividades – murmuré.