El fin de semana se pasó demasiado deprisa. Suerte que en tres semanas tendríamos vacaciones por Navidad. Teníamos que preparar algo...un viaje de al menos una semana. Por todos los cielos, éramos unos putos pijos de mierda. Podríamos permitirnos una semana a toda mecha en cualquier lugar de moda de los Estados Unidos.
- ¿Qué vamos a preparar para las vacaciones de Navidad? - le pregunté a los chicos durante el almuerzo en la cafetería. Peeta levantó la mirada de su comida y nos miró a todos.
- ¿Tienen pensado hacer algo? ¿Una fiesta? - preguntó intrigado.
- No – explicó Finck – Desde hace un par de años nosotros y Kat organizamos un pequeño viaje, ya sabes...para despejarnos en las vacaciones – sonrió.
- Pero... ¿no pasareis las fiestas con sus padres?
- No se, Peeta...yo seguramente no – resoplé – De todos modos el viaje será programado para pasar aquí la Nochebuena, así que por eso no hay problema.
- Nosotros nos apuntamos – dijo Annie dando palmaditas.
- Sí, tio...a ver, tiene que ser un sitio guay... ¿Qué os parece Cabo Cañaveral? - preguntó Marvel – O mejor, ¿el area 51? - todos rodamos los ojos.
- Me parece una idea estupenda, cariño...vayamos a la agencia de viajes y contratemos la excursión guiada a la sala de autopsias alienígenas...Jesús – dijo Glim – Si es que tiene que haber de todo en este mundo – le dijo mirándole de arriba abajo.
- ¿Qué tal los Cayos? - preguntó Finick.
- ¡Ni hablar! No me gustan los mosquitos y allí tiene que haber un huevo...además ¿y si nos pilla un tifón de esos raros? - dijo Annie.
- No es la época, Annie – le contesté riéndome.
- Me da igual. ¿Y si hay uno despistado por ahí? - y para rematar me sacó la lengua como si tuviera cinco años.
- Venga...tiene que ser un sitio espectacular, con diversión, con gente joven, con muchas discotecas, con los mejores hoteles...- enumeró Glim – con tiendas, con...
- Las Vegas – dijo Peeta encogiendose de hombros. Todos le miramos. Glim se calló de golpe - ¿Qué?
- Es perfecto – le dije mirándole.
- ¿Sí?
- Sí, ¿qué os parece, chicos? - pregunté.
Genial, hay un montón de clubes de striptease y...- y codazo de Glimmer directo al estómago de Marvel - ¡Ouch! Nena, ese ha dolido.
- Es perfecto, hermanito. Te lo vas a pasar genial con nosotros – dijo una muy emocionada Annie.
- ¿Eh? ¿Qué? No, no... me han mandado un par de trabajos y... – murmuró Peeta.
- Y nada – le corté – Tu te vienes...Es la ciudad del pecado en mayúsculas, Peeta. Te vendrá bien – tragó en seco.
- No se si...
- Te vienes y punto – dijo Annie.
- Además – le susurré - ¿No serás capaz de dejarme sola con estos cuatro? - señalé a los chicos mientras se besaban.
- Dios mío...creo que me está empezando a dar miedo en serio... – susurró Peeta – Está bien...pero si me pasa algo pesará sobre tu conciencia...
- Conmigo no te pasará nada, cariño.
Al menos no nada malo...Era martes. Nueva clase. Nueva tortura para Peeta...o no. En verdad veía cambios en Peeta, cambios para bien. Estaba más deshinibido con nosotros y conmigo...pero apenas habíamos tenido un par de clases. A partir de ahora empezaban las clases en profundidad. Empezaba la diversión y la perversión. Sí, me autoproclamaba una perversa. Me sentía como el malo de la peli arrebatando la virginidad a la protagonista pura e inocente...y yo lo estaba disfrutando de veras.