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Aún estaba agitada luego de haber tenido que saltar del tren en movimiento. Pero, sin embargo, miró a Christina con una pequeña sonrisa y luego simplemente dio un paso al frente.

Inspirada por la valentía de su amiga abnegada al saltar del borde de aquel edificio y, sabiendo que no moriría ya que esa no era la finalidad de la ''actividad'', se decidió a ofrecerse como segunda voluntaria.

Después de todo, amaba la adrenalina que le producía aquello. Por algo su prueba le dijo que pertenecía a Osadía. Claro, no solo había ido a parar ahí por la ''venganza'' hacia su hermano, sino que fue elegida para ir allí y ella adoraba esa facción. Acción, diversión, adrenalina.. Era todo lo que necesitaba en su vida.

Ella formaba parte de eso.

A lo largo de la caída no había dejado de sonreír divertida ante la sensación de libertad que le producía. Sus latidos se aceleraban al igual que su jadeo. Algunos la miraron caer anonadados al verla tan emocionada y hasta aterrados; no le encontraban lo excitante de caer por el precipicio de un edificio.

Una amplia red elástica evitó que se estrellara contra el suelo y quedó un rato rebotando en ella a la vez que observaba el cielo. Era inconsciente de que ya habían personas allí abajo, pero nadie se veía capaz de explotar su burbuja dado que todos en algún momento se sintieron de la misma forma. Le daban su tiempo.

Su trance fue interrumpido por la persona que ya en realidad esperaba encontrarse allí. Su expresión cambió totalmente al ver como sus brazos la rodeaban para darle una pequeña ayuda y bajarse. Tan rápido como tocó el suelo, se alejó de él.

—Tranquila. Solo intento ayudar —levantó sus manos en forma de disculpa.

—Demasiado tarde para eso, ¿no crees?

—No es momento para esas cosas —se quejó él entre dientes, notando las miradas de algunos osados sobre ellos al ver presenciar cierta conversación.

—Lamento hacerte pasar vergüenza.

Ella lo miró con desprecio antes de dirigirse a su amiga rubia y ponerse a charlar con ella acerca de todas las cosas alocadas que habían hecho hasta llegar allí. A su destino.

—¿Conoces a ese chico?

Tardó un rato en responder, decidiendo que el que nadie supiera sobre su lazo familiar con Tobias sería lo mejor.

—Olvídalo, no es nadie importante —negó con la cabeza antes de perderse en la multitud de personas.

Él no hizo más que suspirar y disponerse a ayudar a los demás novatos tanto como pudiera. No dejaría que su hermana arruinara su poco buen humor.

Facción antes que sangre.. Eso era todo lo que abordaba la mente de Rebecca al ver a su hermano.

Divergente [Peter Hayes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora