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Luego de haber explicado todas las instrucciones a los iniciados, todos se dispusieron se entrenar. Algunos estaban asustados con respecto a la clasificación, porque estar debajo de la línea podía significar ser un Abandonado. Y claro que ninguno quería eso.

Becca, por alguna razón, no tenía preocupaciones por ello. Más bien, se lo tomaba como un reto que estaba dispuesta a superar. Estaba bastante segura de que podría con ello.

El esfuerzo tenía una jugosa recompensa.

Golpeaba el saco con fuerza y agilidad logrando que algunos la observaran sorprendidos por toda la energía contenida, como si la noticia de que tal vez terminara siendo un Sin Facción no le afectara en nada.

Y probablemente, era así.

Ya casi podía sentir los moretones que le iban a salir en los alrededores de su mano a causa de tanta fuerza utilizada.

—He de admitir que pareces tener potencial, chica.

Dirigió su cabeza a un costado, observando a quien fuera que la había interrumpido. De todos lo que estaban practicando, debía ser justo ella. La que más alejada estaba de los demás para mantener la concentración en su entrenamiento.

La hermana de Tobias Eaton.

La frívola mirada de Eric analizaba sus movimientos y golpes, que habían parado instantáneamente por su presencia.

—¿Gracias?

Volvió su atención al saco nuevamente, intentando pensar en otra cosa que no fuera al chico mirándola fijamente. Por un momento se perdió en sus pensamientos a la vez que sus manos hechas puños chocaban contra el saco de arena.

De alguna forma, presintió como se le avecinaba un puñetazo por el lado izquierdo y con unos reflejos impresionantes –incluso para ella– logró esquivarlo a tiempo. Pero antes de que pudiera reaccionar por la repentina sacudida, unas piernas lograron golpear las suyas, haciendo que su cuerpo terminara en el suelo.

—¡¿Oye, qué..?! —comenzó a exclamar, levantándose del suelo tan rápido como pudo y dando un paso en frente. Su mirada y voz detonaban enojo, aunque no lo suficiente como para llamar la atención de los demás. Aunque estos ya estaban lanzado un par de miradas al ver la forma en que Eric llamó su atención.

Estaba dispuesta a herir a su propio líder si llegaba a volver a hacer algo así de forma tan repentina. Y tan descaradamente.

Sin embargo, la mirada de Eric que no transmitía ni una pizca de sentimiento, su rostro que no expresaba absolutamente nada más que una cara seria y su postura firme, fue suficiente para que Becca perdiera toda valentía de enfrentarlo.

—Tienes buenos reflejos, pero no lo suficiente. Trabaja en eso si no quieres terminar fuera de aquí.

Seguidamente, se dio media vuelta dispuesto a ver como iban los otros iniciados. Becca frunció el entrecejo con confusión antes de volver a dirigirle la palabra.

—Pero.. Ni siquiera me diste la oportunidad de defenderme o atacar.

El hombre suspiró irritado, parando en seco sin siquiera darse la vuelta. Becca temió de él por una milésima de segundos al darse cuenta de que Eric no era como aparentaba. Era bastante gruñón y hasta el momento la única persona capaz de intimidarla.

—Tus enemigos no te avisaran cuando van a atacar. Debes predecir sus movimientos para tener ventaja.

Prosiguió a caminar, sin permitirse a volver a dirgirle la palabra en caso de que ella así lo quisiera.

Y ella entendió que él llevaba razón.

Volvió a enfocarse en su entrenamiento, sin perder ni un segundo más. No quería desperdiciar el tiempo pensando en cosas sin sentido.

Cuatro arqueó una ceja al ver como Eric alababa y hasta le daba algún que otro consejo a su hermana. Por alguna razón, aquello no le gustaba. Eric pocas veces socializaba con los iniciados, a menos que sea para mandarlos a luchar entre sí,  indicarles instrucciones sobre actividades o simplemente recalcar cada uno de los defectos de los miembros.

Algo tramaba, y no era nada bueno si eso implicaba a Rebecca.

Divergente [Peter Hayes]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora