Confesiones

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Entraba luz en la habitación, y ahí estaban esos ojos color café observando a su pequeña. Pensaba en cómo podía ayudarla, era muy frágil aunque intentaba parecer lo contrario... Unas caricias despertaron a la joven mientras sonreía.

+Buenos días, pequeña. ¿has dormido bien?

-Sí, gracias por abrazarme durante toda la noche- Sonrió la pequeña

Se levantaron, desayunaron en silencio y se dirigieron al instituto.

NARRA LAURA

No quiero ir tan rápido con Rebeca... necesito alejarme un poco de ella, no quiero agobiarla tanto... Al final va a acabar cansándose de mi... pero por otra parte la necesito en mi vida... Me cuida tanto que la necesito. Sólo con una mirada ya soy feliz, y ya si me roza.. pierdo todo mi ser. Es que mírala, joder.... Es tan preciosa.. creo que me estoy enamorando de ella...

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Ya en el instituto Rebeca le miro a los ojos y la susurró que no estuviera más tensa, a ver si tenían que volver a casa y abrazarse en la cama mientras le acariciaba el pelo.

La pequeña asintió con una sonrisa diferente. Rebeca no sabía qué pasaba por su diminuta cabeza, pero lo dejó pasar ya que estos días habían sido muy tensos para ambas.

Ese día en clase se trataban como si fueran lo que realmente eran. Alumna y profesora. Rebeca no quería forzar la situación preguntando qué es lo que pasaba a si que lo dejó pasar. No quería agobiarla más...

NARRA REBECA

Supongo que no quiere hablar conmigo por lo nerviosa que está... No tenía que haber ido tan rápido con ella, no tenía que haber dormido en mi cama... Pero joder, es que se le ve tan frágil.. parece que en cualquier momento se va a romper.... Quiero cuidarla aunque sea un poco. Realmente me gusta, es como mi ñina. No debe tener mas de 20 años( en efecto, tenía 20)... Yo tengo 25, acabo de sacar la carrera de magisterio y este es mi primer trabajo como profesora y no quiero empezar así mi vida laboral, intentando ayudar a alguien y jodiéndole más.. Creo que debería hablar con ella.

Se dirigían a la parada de bus separadas, aunque se encontraron en ésta. Se sonrieron tímidamente y subieron. Se sentaron en el mismo sitio que se habían sentado el primer día

- Oye... creo que...-dijo cabizbaja la pequeña

+ Tranquila Laura, sabes que quiero ayudarte pero estamos haciendo las cosas mal... Estamos yendo muy rápido... Me encanta estar contigo, ya lo sabes, pero no deberíamos vernos tanto fuera del instituto. Si pasara algo me podrían despedir y a ti echarte- Dijo mientras acariciaba su cara con ternura y a la vez con tristeza

- Me habías dicho que lo que pasara fuera del instituto no pasaba nada...- dijo triste- pero bueno, supongo que tienes razón.. Deberíamos vernos menos. Aún así gracias por todo lo que has hecho por mi.- dijo mientras se abrazaban. Parecía que era la última vez que lo iban a hacer, parecía una despedida

+Eh, Laura, esto no significa que no podamos quedar algún día para hablar o que me cuentes lo que te pasa, ¿vale? Esto no es una despedida ni mucho menos- acarició su pelo

- Lo se Rebeca, pero eres muy importante para mi... Sé que vas a estar ahí siempre.. Pero te necesito... creo que me gustas... Me gustas mucho- dijo avergonzada

+ Pequeña, tú también me gustas mucho, pero no podemos... ¿lo entiendes? Ojalá pudiéramos...- abrazó más a la pequeña

Se aproximaban a la parada de Laura. Esta tarde había quedado con Lucía y Bea para la fiesta de mañana, la verdad es que tenía muchas ganas de ir. Tenía muchas ganas de estar de fiesta.

- Prométeme que esto no cambia nada- Dijo ya levantándose

+ No cambia nada, mi amor, tranquila que me tienes aquí, a tu lado. PARA TODO.- Se levantó también y le besó la mejilla. La pequeña después de eso, bajó del autobús y se dirigió a su casa

Las dos entendían que su amor/ aventura no podía ser, ya que al ser profesora y alumna, se les caería el pelo si alguien se enterara. Aun así, con llevarse bien les valía. No querían perder la una a la otra.

Laura estaba triste, pero al menos seguía a su lado. Haría todo lo que fuera para estar con ella, aunque sólo fuera como amigas, pero la necesitaba en su vida. Quedó más tarde con sus dos amigas, y como ella pensaba, se lo pasó muy bien. Pudo dejar de pensar en Rebeca al menos un rato.

Las tres se fueron de compras a varias tiendas, se compraron vestidos para la fiesta y Laura se compró una sudadera preciosa. Tenía una calavera y era roja, le encantaba. La llevaría a la fiesta

Vía de escapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora