Indra.
—¡Muévanse!— Valentina gritó mientras me ayudaba a acomodar a todos los amigos de Emiliano en supuestos susurros en el recibidor de la casa de Fausto.Una sensación de arrepentimiento surgió dentro de mi estómago.
¿Y si Fausto pensaba que solo lo buscaba por sus extravagancias?
Él había argumentado que su hermano menor estaba en Miami y que no tendría ningún problema en hacer la fiesta de Emiliano.
Su mismo hermanito rico y drogadicto que hacía lo que quería siempre al parecer.
Me costaba creer que Fausto siendo tan disciplinado y autoritario le diera igual lo que sucediera en la vida de su hermano del cual ni siquiera se sabía de su existencia. No lo conocía físicamente y tampoco estaba muy segura de querer hacerlo.
Fausto me había respondido que toda su vida Cesar estuvo oculto de sus deberes familiares y que no era su intención cargarlo abruptamente de trabajo que no entendería.
Me sentí muy feliz cuando Fausto se abrió conmigo aunque fuese un segundo nada más. Eso significaba confianza. Tal vez era mínima, pero era un comienzo.
Solté un suspiro al ver el panorama.
Cuando algún invitado hombre se me acercaba, Fausto parecía hacerle de traductor entre esa persona y yo. Un Fausto privado de sexo parecía ser todo un psicopata.
El me había asegurado que la mujer de la oficina estaba sepultada. No se si era broma, estaba muy necesitado de nuestros encuentros sexuales o lo decía en serio. Pero me ponía feliz.
Estaba mal, pero la atención de Fausto me hacía sentir de una extraña manera contenta, no sabría cómo describir esa emoción.
Parecía que Fausto solo se enfocaba en mi y por un momento eso me gusto. Me agradaba la idea de que aunque fuera solo un minuto, este hombre me tuviera solamente a mi dentro sus pensamientos y hormonas.
Me acomode el cabello detrás de las orejas.
Toda la preparatoria Caritar estaba aquí, mi pequeño hermano era sumamente popular. Incluso parecía haber más gente que en mi propia fiesta.
Alcohol, cigarros y mariguana. Yo sola le había costeado su "Primera fiesta social". Bueno Sofía, Valentina y Fausto me ayudaron en varias cosillas.
Prefería mil veces que Emiliano ingiriera todo lo que quisiera bajo mi radar que en un lugar desconocido y acabara mal con tanta violencia que estaba azotando al país.
Sofía era quien lo estaba trayendo a la mansión ahora mismo.
El mismísimo Fausto había pedido permiso a mi padre para hacerle a Emiliano una "Reunion juvenil" por su desempeño como el líder del equipo de fútbol que mi jefe estaba patrocinando y por su cumpleaños cercano. (Claramente Fausto dejó pasar el pequeño detalle del alcohol y las drogas a mi padre).
Casi me fui para atrás cuando papá aceptó como si nada.
¡Hola, este hombre es mi jefe! ¡No me puedes dejar marchar con el papá!
Pero a Guillermo no le importaron mis muecas cuando casi me saca de la casa con Fausto para que le ayudara a organizar la "Reunión" de mi hermano.
Mamá incluso me hizo un pastel de zanahoria para agradecerle a Fausto por prestarme su sagrada casa (Por segunda vez).
Postre que Fausto devoró en pocas mordidas en compañía de Carlos y Gerry.
Mi pequeño círculo de amigos había llegado horas antes a la casa para arreglar todo.
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Prisioneros del poder ➀ #Romance
Storie d'amore"Detrás de su frialdad y crueldad, Indra no pudo evitar ver un destello de humanidad en Fausto de Villanueva." Si hubiese comprendido todo lo que implicaba amar a alguien como Fausto, el hombre más impenetrable y peligroso que jamás conoció, ¿Se hab...