Indra.
—¿Has visto a Fausto?— le pregunte a Leslie cuando le entregue en brazos a su nieta entrada la madrugada.Mi hermano ya se había marchado con Sofía ya que la primera tenía que estar en casa a temprana hora y mi hermano quería usar su nueva camioneta hasta para ir al Oxxo. Así que no hubo problema con su ida.
Valentina y Juan se habían reunido con sus padres en otra mesa después del discurso de Iván y yo me sentí demasiado exhausta para seguir haciendo una trivial plática con mis papás y mi hermana mayor.
—Esta trabajando cariño, ya sabes nunca descansa— Leslie me dijo con una pequeña sonrisa y un guiño de ojos. Señaló con una mano el elevador que estaba en el pasillo saliendo del auditorio techado y luego me mostró cuatro dedos para indicarme el piso donde podría encontrar a Fausto. Todo mientras su nieta se revolvía entre sus brazos.
Le agradecí despidiéndome de ella.
Quería llegar a mi casa a dormir para mañana poder volver a levantarme y estudiar como hacía antes.
Mi promedio semestral estaba cerrando a penas el 9.5 después de mi ultima revisada y no me iba a dar el lujo de volver a bajar mis calificaciones. No después de todos los acordeones de Berni y mis exhaustas horas estudiando.
Le dije a Emmett que iría al baño y después nos marcharíamos. El hombre de cabello negro me asintió perdiéndose entre la noche. Aún todo ese número de guardaespaldas era tan extraño a mi vida. No me acostumbraría nunca.
Me prometí que solo iba a despedirme de Fausto y luego derechito a mi cama a dormir.
Subí exhausta al elevador bostezando.
Parecía una especie de mini hotel con tantas oficinas dispersas en los pasillos al aire libre que formaban perfectos cuadrados en cada piso.
Todos los pisos dejaban ver la planta baja del centro de convenciones donde solo había una sala de estar alfombrada.La música del auditorio apenas y se escuchaba pisos arriba.
No vi a ninguno de los hombres de Fausto que me diera indicios de su ubicación, de hecho no había visto a nadie.
Todas las puertas eran iguales y no quería tocar una que no fuera la de mi...novio.
De pronto mire salir del baño a una bella mujer de largo cabello negro, piel blanca y enormes labios. Ls plataformas transparentes eran demasiado atrevidas para el sencillo pantalón de mezclilla que traía y su top naranja que casi le exhibía los pechos al aire libre.
Me agaché instintivamente del lado izquierdo contrario al suyo donde había macetas de plantas que resguardaron mi identidad.
¡Aquella mujer era la del antro en Playa del Carmen!
La que casi me golpeaba si no fuera por que el hombre rubio, el cual también había visto en la cena de alianzas me defendió en ese momento.
¿Por qué seguían en Cancún estas personas? ¿Vivían aquí? ¿Tan mala era mi suerte que siempre me los encontraba precisamente yo?
La mujer entro contorneando sus grandes caderas al salón de negocios de la derecha.
La curiosidad y un deje de enojo más que de temor de saber qué tal vez estaría con Fausto me impulsó a ser sumamente silenciosa.
Tal vez estaba sobre exagerando. Fausto de seguro no sabia quien era ella.
Ni siquiera yo sabía quién era esa mujer.
Aunque si lo pensaba a fondo primero la tipa de la oficina y ahora ella.
Tenía toda la razón del mundo para dudar de Fausto Gutiérrez.
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Prisioneros del poder ➀ #Romance
Romantizm"Detrás de su frialdad y crueldad, Indra no pudo evitar ver un destello de humanidad en Fausto de Villanueva." Si hubiese comprendido todo lo que implicaba amar a alguien como Fausto, el hombre más impenetrable y peligroso que jamás conoció, ¿Se hab...