5. Frio e insensible

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/Narrador/

El camino era largo, risas y voces varoniles se escuchaban, y ella estaba tan aterrada; sentía que en cualquier momento su corazón estallaría, sin darse cuenta, su rostro estaba empapado, de lágrimas saladas, las cuales seguían cayendo sin aviso alguno.

El motor de la camioneta la hacía ponerse más tensa, estaba amarrada de los brazos y piernas, tenía los ojos vendados y en la boca tenía un pedazo de tela viejo, que sin duda, ella trataba de safar, pero todos su intentos eran absurdos.

Pararon la camioneta y sus sentidos estaban en alerta, minutos después escuchó bajar a los hombres, seguido de esto, abrieron la cajuela en donde ella se encontraba.

-sana y salva... pero no por mucho tiempo-dijo uno de ellos-dudo que el jefe quiera mantenerte viva después de todo- y los otros rieron a carcajadas, ella sollozó.

Uno de los hombres la sacó de ahí y la hizo caminar bruscamente, la jalaba del brazo y ella sollozaba de una manera muy dolorosa. Subió unos pequeños escalones con cuidado a no caerse, fue cuando posteriormente supo que estaba dentro de una casa, una casa muy fría.

El hombre la tiró al suelo, sus rodillas chocaron con la fría madera raspándose lo suficiente hasta sangrar. Al principio no escuchaba nada, solo sus sollozos, pero de repente escuchó unas pisadas fuertes en la madera, notaba que había la presencia de alguien más.

-gracias muchachos, el efectivo se los dará mi amigo mañana por la mañana-hablaba uno

-dijiste que nos darías el dinero en cuanto te trajéramos a la chica-

-aún no está completo mi trabajo ¿o si?-

-bien, tendremos que venir mañana- parecía enfadado, un portazo fue lo siguiente que se escuchó.

Brenda estaba asustada por lo que le esperaría a continuación, sus piernas temblaban. Un fuerte jalón en la pierna le hizo quejarse en un grito ahogado, de un movimiento la persona la levantó manipulando su cuerpo, sosteniéndolo bruscamente.

-por fin, estoy cobrando venganza- le dijo en el oído entre dientes, Brenda se estremeció. le quitó la tela de la boca y de los ojos, sus vista era borrosa pero eso no le impidió analizar cada centímetro del lugar para planear su escape.

-¡Auxilio!-gritó a todo pulmón y el hombre le dio una fuerte bofetada haciendo que la joven cayera de nuevo al suelo.

-no me preocupa que grites -el se acercó a ella y Brenda por fin conoció sus facciones- pero escuchar tu voz es una patada en el trasero- le dijo con desprecio

-déjame salir, prometo no decir nada a las autoridades, solo déjame ir- por fin habló Brenda

-Nunca- sentenció el, un alboroto se escuchó fuera de la casa, y la puerta se abrió dejando ver una escena cruel; otras personas habían llegado, de la misma manera que ella. Eran chicas, entre ellas, sus amigas.

-buen trabajo- mencionó el hombre

Brenda quería desmayarse, morirse ahí mismo, todo le parecía una pesadilla. Lara vió a Brenda y lo primero que intentó fue correr hacia ella, pero uno de los hombres que las traía se lo impidió, el hombre, era Alec.

Brenda le lanzó una mirada desgarradora, abrió la boca para gritarle su merecido pero en su lugar, lloró con tanto dolor que sentía que su pecho era comprimido por algo anormal, ella hubiera deseado que todo fuera uno de esos sueño extraños que había tenido tiempo atrás, pero la realidad la tenía enfrente de ella, la cruel y triste realidad.

-Mason algo anda mal- Alec trató de evitar la mirada de Brenda llamando al hombre que minutos atrás la había agredido.

-¿qué pasa?- preguntó Mason

-una de las chicas se ha puesto muy mal, pareciera que ha tenido convulsiones o algo por el estilo- decía Alec

-iré por Garret- avisó otro chico- el sabrá que hacer- Mason asintió

Mason se fue con el chico, buscando a Garret. Alec miró a Brenda quién no quitaba su vista de encima, lloraba descontroladamente.

-Ojalá alguien más te perdone por lo que me has hecho- su voz se quebraba- pero espero desde el más fondo de mi corazón que te pudras en el infierno - se armó de valor Brenda, y aunque Alec pareciera el chico más frio e insensible, las palabras que Brenda le dijo se clavaron justo en su punto más débil.




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