[18] Hasta siempre, Sirius

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[La parte de la pelea en el ministerio la he obviado, por que es igual que en el libro, el capitulo empieza justo después]

Hasta siempre, Sirius

Cuando Harry y Dumbledore desaparecieron ante sus ojos, Hermione sintió por primera vez el cansancio que la cubría de arriba a bajo. Observó sus manos y piernas y empezó a notar también el dolor físico recorrer cada centímetro de su cuerpo, pero no le importaron en lo más mínimo todos los cardenales que cubrían su piel. Hoy habían perdido más de lo que ganarían nunca.

Las manos de Ron la rodearon y simplemente se dejó abrazar. A ella le habría gustado poder abrazar a Harry, hacerle sentir que todos estaban a su lado y que jamás dejarían que se sintiese solo otra vez, pero entendía que Dumbledore era ahora mismo el mejor consuelo que podía tener su mejor amigo. Ellos tenían una conexión especial más allá de la relación alumno y profesor.

La profesora Mcgonagall no tardó en aparecer a su lado, y entonces reparó en la presencia de todos los demás. Luna y Ginny tenían la mirada perdida en algún punto de los escombros del ministerio, Neville lucía más ojeroso y cansado que nunca. La profesora no dijo nada, simplemente estiró el brazo y todos se sujetaron para poder volver al castillo antes de que la prensa irrumpiera en el ministerio.

Nadie sabía cuánto tardaría en correr la voz entre todo el mundo mágico sobre la vuelta de Lord Voldemort, nadie sabía que dirían ahora de Sirius Black, el hombre que pasó trece años encerrado en Azkaban injustamente, el mismo que había sufrido las consecuencias de la desconfianza del ministerio, pero Hermione solo podía pensar en que tal vez, y solo tal vez, si ella no hubiese confiado en Draco Malfoy, Sirius seguiría vivo.

—Hermione... —La voz de Ron la trajo un segundo al mundo real. No se habían movido del despacho de Mcgonagall y ni siquiera habían deshecho su abrazo. La profesora había desaparecido, seguramente tendría muchos asuntos que atender. —Escucha Hermione, solo quería decirte que has estado brillante.

Alzó la cabeza y se encontró con su mirada avergonzada. Lo último que podía esperar eran unas palabras así de parte del chico que jamás le dirigía un cumplido.

—¿Te encuentras bien Ronald? —Dijo a modo de broma, intentando aparentar normalidad. Él simplemente sonrió al ver que la chica no había entrado en estado de shock.

—Estoy hablando en serio, si no hubiese sido por ti no habríamos podido salir del despacho de esa vieja arpía.

Hermione sabía que el pelirrojo solo quería hacerla sentir mejor, pero no había nada que pudiese hacerla sentir mejor ahora mismo.

—Yo no os salvé, sólo conseguí más tiempo —Le recordó. —Creo que esos halagos corresponden a Ginny.

Ambos se giraron hacia la chica, pero la menor de los Weasley solo dio un respingo al notar sus miradas y negó con la cabeza. Ginny sabía de sobra que no había sido del todo gracias a ella.

—No ha sido para tanto... —Dijo con timidez. —Será mejor que nos vayamos a la sala común, ¿No creéis?

Salió casi corriendo de la estancia, dejando a los cuatro restantes un poco confundidos. Se miraron entre ellos sin entender.

—Es mejor dejarla sola —Dijo Luna, al ver como su hermano se precipitaba hacia la puerta en su busca. —Tenía un montón de nargles rodeando su cabeza.

Ron se giró más que dispuesto a responderle, pero Hermione, que conocía de sobra el poco tacto del pelirrojo, lo tomó rápidamente del brazo y lo obligó a salir por la puerta.

Entre Clases [Dramione]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora