Lahd Riathe Dhaiagaia

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La casa era blanca, con detalles de madera color café, la puerta principal era de encino, con detalles hecho a golpes con el martillo de un herrero, plata, era lo que se veía, y el símbolo de la casa de Aurión, el Halcón con plumas de oro, la noche era fría, la iluminación de la casa era alimentada por la energía ancestral, Lucionumus.

-Zaccarias, ¿a donde es que vamos a ir?- en un cuarto muy iluminado, como si fuese día, se encontraba el hombre de cabellos rojos con su esposa. -Nos iremos lejos de este reino- dijo con una preocupación en su voz. -Pero Zaccarias, nadie puede escapar de aquí sin que el Rey lo sepa- contestando con intriga. -Lo sé, amada mía- desconsolado por la respuesta de su amada dio marcha afuera del cuarto donde se encontraban -Zaccarias- su esposa le llamo antes de que saliera del cuarto, volteando así el hombre de los cabellos rojos. -Porqué, porqué ahora, porqué quieres irte- con una preocupación en tu alma, Zaccarias le contesto a su esposa. -Siento que algo va a pasar, no debemos estar aquí- después de decir esas palabras se marcho, al salir de la casa, lo único que lograba verse en la oscuridad de la noche, era en el cielo, la luna, una luna nueva, mientras un caballo se escuchaba a lo lejos, Zaccarias decidió esperar a ver quien era el jinete.

El caballo se acercaba, color negro azabache, un percherón de Arkania. montando en el, un hombre en armadura, color plata con detalles dorados, se acercaba rápido y sin detenerse, pero Zaccarias no mostraba signo alguno de miedo, al llegar a dos escasos metros de él, se detuvo por completo el caballero...

-Zaccarias, el Ociulus quiere verte, ve por el primer sendero a la izquierda...- fue interrupido el caballero por Zaccarias -Sé donde encontrarle, y donde es el camino, ¿pero porque razón quiere ella verme?- él contesto desconcertado -La profecía, tiene que ver algo con tu sangre- Zaccarias dio un silbido, y del establo que estaba a las afueras de su casa, emergió un enorme caballo negro, un percherón de Arkania , se monto en el y partió con prisa a su destino. El bosque era sombrío como todos los lugares de por ahí, a los treinta metros de su casa había un sendero a la izquierda, el cual tomó él, cabalgo durante veinte minutos hasta llegar a una taberna, bajo de su caballo y fue recibido por un hombre grande de edad, con vestimentas viejas y sucias -Zacarias- dijo con una voz muy gruesa -Lahd Riathe, te espera en los Infhernos Buliendros- diciendo eso, el hombre abrió la puerta de la posada. Adentro ya Zaccarias pidió un tarro de cerveza -La puerta del fondo a la izquierda lo llevará a su destino Maestre- le dijo un guardia que yacía sentado en la barra -Lo sé, Kurrigan- tras responder tomo su tarro de madera de encino por el mango de plata que tenía y lo bebió de un sorbo, tras beber su cerveza él se acercaba a la puerta de madera negra, una puerta de Lionus, un árbol con propiedades míticas, Zaccarias saco de su bolso de monedas hecho tela roja, un dije amuleto del servicio Arkano. Toco con el la puerta tres veces, y conjuro -Ashi Fied Lumbred Lionus Infhernos Buliendros- la puerta empezó a brillar en los Arkanos símbolos, de todos los reinos, empezó a abrirse, y así a salir neblina de su interior, o exterior? -Shia Gast Eliyo Zaccarias- una voz hermosa se escuchaba, la voz de una mujer. -Hjaly Dhaiagaia- Entro en el tiempo-espacio, un limbo, un cuarto, una enorme sala donde había una mesa en el centro, varios estantes que tenían piedras, plantas, animales y criaturas en frascos, y al lado izquierdo había un espejo donde estaba una mujer de cabellos negros con puntas azules, como la mar, de piel blanca, de ojos muy extraños, la esclerótica de su ojo color negro, el iris de colores plateados y dorados combinados a la vez y la pupila era como si el fuego naciera de ella, se decía que con los ojos de ella se podía ver el pasado, presente y futuro, incluso la vida en los otros mundos, traía con ella un vestido color negro y un dije -¿Para que me has mandado a hablar Lahd Riathe?- Lahd Riathe se volteo hacia un estante donde poseía unas piedras mágicas caminó hacía el y tomo una, la aventó al aire - Si toca suelo la profecía no se cumplirá, pero si se queda suspendida en el aire como ahora lo hace, se cumplirá- la atmósfera en cuarto se torno fría -Habrá un joven, cuyo poder sera mayor al ahora Rey de los cazadores- su voz hermosa cambio, una voz gruesa e insensible salia de sus cuerdas bucales -Que tiene que ver conmigo, si yo ya soy viejo- contesto rápidamente a lo que la hermosa mujer decía -Tiene que ver todo contigo, la mujer que ahora es tu esposa, lleva consigo un pedazo de ti- sorprendido se dejo caer en una silla de hierro que hizo aparecer de la nada la mujer -El primer hijo varón que tengas...-

Intentando así, matar a Lahd Riathe Dhaiagaia, saco del aire una espada de oro y sufraiduno negro -¡¡No!! has de morir Lahd Riathe- empuño bien su espada -No tientes nuevamente al Rey Zaccarias- la voz de un hombre se escucho a las espaldas de Zaccarias, el caballero plateado estaba ahí, con una espada en su mano -No me tientes Blacius, que sí quiero te mato a ti y a esta mujer- lo dijo con una voz burlona -Pero a mi, ¿crees poder matarme?- de una explosión de energía oscura salio un hombre de cabellos Blancos como la nieve -Interfieres nuevamente conmigo Lucian, me largo de aqui- tras tocar tres veces la puerta negra, conjuró -Shiamino Hoga Minu Portum Lagbrathe- se abrió la puerta, entro en ella y ya estaba en su hogar.

-Mujer prepara tus cosas, nos iremos del reino, nos iremos de este mundo- su mujer exaltada le contesto -¿¡Terra Sanctis!?- con su cabeza al mismo tiempo que decía -Así es, Terra Sanctis- la movió de arriba a abajo -prepara todas las cosas, ya regreso, iré al cuartel general- tras decir esas palabras salio de la casa

Hunter: Ojos dorados; El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora