En el portal

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En la penumbra de la noche, las espadas sonaban, el cuartel general, cientos de soldados del Rey Oscuro se preparaban para la batalla, encendiendo ya las antorchas.
-Shaveane, acomopañame- la voz de un imponente caballero, que portaba con el, una armadura dorada -Si mi Rorh- Una hermosa mujer, blanca, de cabellos grises, y voz dulce contesto

-Zaccarias, no hagas esperar al Rey- La voz del caballero plateado -Lo sé Blaccius-

-Zaccarias, no quiero muertos a tus hombres, en una hora partirás en camino a tu destino, destruirás todo lo de esa base- La voz de un hombre pálido se escuchaba mientras se prendía una antorcha -¿Algo mas que deseé mi Lord?- con unos ojos de color plata, que brillaban en la noche y el resplandor de la antorcha, su voz cambio -Lleva a la Vlavet contigo- Después de esas palabras la chica y el caballero partieron a su destino.

-Mi señor, nuestro Ociulus tiene noticias, y creo que esta vez...-

-Son malas, Darkhanus?-

-Mi señor, ¿ya lo sabe?-

-No, pero de no ser así, no hubieras venido tú en persona-

En la mitad del bosque, sin luz, ni antorchas, estaban los dos seres

-¿¡Que dices!?- el Rey, por primera vez en mucho tiempo, estaba preocupado

-Eso fue lo que dijo ella mi señor-

-Vete, llévate a Lucian, no quiero que interfieran en esto-

-¿En que mi señor?-

-Vete de aquí, y solo confía-

-Si, mi Señor- Después de esas palabras desapareció a la mitad de la noche.

El reino de los Angres, en el antiguo valle de los dragones, una explosión de energía oscura se daba a las puertas del mismo, era el Rey y su pequeño ejercito de doscientos seres, quienes llegaban.

Las puertas se abrieron, dando paso a los soldados, el Rey volvió a desaparecer en la oscuridad de la noche. Ya en la sala de trono, grande, sombría y alumbrada con antorchas y velas, esperaban dos caballeros de armadura negra, una explosión se dio en el salón, y de ella apareció el Rey -Vayan a descansar, mañana nos espera otro día- Dijo el Rey a sus caballeros, y siendo así se retiraron del gran salón.

-No te culpes, Zaccarias, ella tomo su decisión-

-Mi lord, eso no tenía que suceder, pero aquí esta el dije que usted le dio-

El rey estiro su mano y tomo el dije -Gracias Zaccarias, esto me reconforta, ve a casa- Conjuró -Ik nevius- y así desapareció a Zaccarias del reino

-Mañana será el ultimo día del Rey Blakeley- se dijo así mismo

En la mañana el Rey, estaba sentado en el trono, y dijo en voz alta y gritando -¡Suenen las alarmas, el ángel de las tinieblas viene!- las trompetas de guerra sonaron en todo el reino, y siendo así todos los soldados blandieron sus espadas, y aclamaron con gritos tan fuertes que se escuchaban hasta el castillo -¡Por el reino, por el Rey!- tras estas palabras de los cielos bajo un ángel con alas blancas, y detrás de él decenas ángeles con alas negras, y por tierra centenares de demonios sin alas corrían hacia el reino, un estruendo se oyó y en el techo de la salón del trono caían los pedazos de las piedras destruidas -Nuevamente vienes a mi- un hermoso ángel, muy imponente, cae al suelo tan sutil, tan cuidadoso, tan él, vestido con ropas grises, corrompidas por las tinieblas, sus ojos hermosos, como ellos un color sin igual, su cabello tan hermoso, y su cara tan bella -Calla y entrégame la llave, sino eres tú sera el siguiente ó el siguiente- con el llevaba un trino, tan grande como él -La llave de los mundos, no esta para alguien que lo traicionó- la voz del Rey tan calmada, aun cuando estaba enfrente de un querubín -Entonces morirás en mis manos, y me la llevaré conmigo- el Rey usando su energía invoco del aire y del espacio, un arma -Que se siente que aun tengas el orgullo de Septimus en esas alas tan Quintus, ¿Sera que no puedes borrarlo?- el rey blandió una espada con una cruz de mango, y fabricada de oro de orhos, el mas puro de todo los tiempos

-Si así tú lo quieres, rey oscuro, así sera-

-Entonces ven, Luz bella-

-Mi nombre, es...- interrumpido así por el rey que de un salto ataco, cubriéndose con el trino, el rey retrocedió, dos metros, mientras Luz bella lo seguía y atacaba, una y otra vez. Luzbel, ataco nuevamente, y el Rey cayo de rodillas, la herida que tenía en su pierna no lo dejaba pararse mas

-Es momento, de entregarla- dijo eso el ángel, empuño su trino y...



Hunter: Ojos dorados; El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora