Dos mundos, una Historia

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-Veo que tienes esos ojos dorados, hijo de Jyevenus- mis palabras se quedan un poco mudas al no saber que contestar.
-Seguro que no sabes de que te hablo- mientras me dice eso empieza a rasgar el aire con sus dedos.
-Te lo mostraré- esta transformando el aire en un especie de círculo metálico que en el centro empieza a vibrar como si fuese agua.
-Un espejo te haré para que puedas verte- el centro de ese círculo empieza a brillar y al darme cuenta ya era un espejo.
Empieza a caminar hacia a mi y cuando llega a tres pasos de donde yo estaba, estira su mano para darme el espejo que ha hecho desde el aire.
-Toma y fíjate en los ojos que portas- al ponerme enfrente de la cara el espejo me doy cuenta de que mis ojos eran dorados y al rededor de los párpados tenía el mismo tipo de marcas negras que los caballos imperiales de Lucian.
Sin palabras me he quedado.
Al ver la mirada que ahora poseía.
-Vendrás conmigo, al Imperio- me dice repentinamente el desconocido rey.
-¿El imperio?¿Cuál?¿Dónde esta?-
-¿"Dónde ésta"?- lo dice un poco burlón su acento.
-Está claro...-
...
-Que no en este mundo-
...

-Maestre- mi discípulo me interrumpe y me doy cuenta de que estamos aún en la cantina imperial y ya llevamos más de cuatro rondas de cerveza
-¿Que pasa, Eyllein?- le digo mientras él voltea a todos lados para ver si no es escuchado por alguien y me dice en voz baja.
-No es bueno que los humanos sepan que hay una conexión con otro mundo- en ese momento me percató de que van entrando a la cantina imperial nuestros otros aliados
-esta bien, pero sólo quiero contarte como fue que llegue aqui- el chico y la chica, nuestros aliados están preguntando algo al encargado
-Jyannel, ya vienen esos dos- le digo a mi discípulo mientras el chico se da cuenta de donde estamos
-¿quienes Maestre?¿nuestros aliados o quienes venían cazandonos?- en el fondo los dos chicos venían hacia nosotros junto a la joven que nos estaba sirviendo las cervezas.
-veo que te has dado cuenta, has progresado mucho Jyannel- ya casi llegaban a nuestra mesa.
-Maestre...-
-Guarda silencio Jyannel-
-Esta bien señor-
Ya los dos chicos estaban a un lado de nosotros y la señorita nos traía otra ronda de cerveza.
-Buenos días comandante Han- se dirige hacia mi, una mujer bonita de ojos color miel y piel hermosa, vestida de un pantalón y chaleco de piel negro con camisón rojo, uniforme de los cazadores.
-Buenos días, tomen asiento por favor- el otro joven varón de ojos cafés de piel morena clara igual vestido del uniforme.
-Jyannel no te tomes la cerveza, igual para ustedes las cervezas que traen y nos han dado están contaminadas- mientras le digo eso a mi estudiante, los jóvenes cazadores toman asiento a un lado de Jyannel en frente de mi
-¿Por quien Maestre?- mi discípulo me pregunta con intriga por saber quien.
-La verdad que no importa quien- le digo tranquilamente asentuando que realmente no importa quien.
-Esta bien señor- se resaga de saber quien había puesto eso en los tragos.
-Díganme sus nombres, rangos y la situación- ahora me dirijo a los dos cazadores.
-Si señor...- a lo que yo interrumpo diciendo.
-Espera, mejor pidamos un salón privado- levantó mi mano en dirección a donde estaba la señorita que nos estaba atendiendo, a lo que ella se dirige rápidamente hacia nosotros.
-Señorita, le pido por favor nos lleve a un salón privado- le digo tranquilamente mientras volteó a ver a las personas de mi alrededor
-Si, con mucho gusto señor Haunt- todos nos levantamos de la mesa en silencio dejando ahí los tarros de cerveza, en lo que vamos caminando se escuchan dos jóvenes cadetes de la milicia humana del reino diciendo prepotentemente.
-"Cazador" eso dicen que es- lo dice un hombre de barba y cabello corto color negro.
-Es ridículo- el otro hombre mestizo le contesta.
-¿Que te parece ridículo?- mi discípulo se detiene un segundo y se regresa levantando al hombre de la mesa con una mano agarrándolo de la mano derecha y poniéndolo en frente a el.
-Nada señor- responde con un poco de miedo en su ojos.
-Vuelve a decir algo como eso y no lo contaras- diciéndolo con coraje a lo que el cadete responde temeroso.
- S-si señor, perdone- en eso viene en camino el General Sacron por un lado de la mesa en la que estaban los soldados diciendo.
-¿Hay algún problema comandante Han?- con una voz fuerte se ve imponente el hombre de cabellos negros con canas blancas y con barba completa y con una cicatriz en el ojo izquierdo.
-Ningún problema General Sacron- le respondo tranquilamente a lo que él se dirige a su soldado con una voz más fuerte casi gritando.
-¡Cadetes! ¡A formación su descanso acabó!- a lo que los otros tres que estaban en la mesa se levantan y todos dicen al mismo tiempo.
-¡Si señor!- después de su respuesta los cuatro se ponen en camino a la salida de la cantina imperial.
-Discúlpelos comandante- me dice más tranquilamente con una voz más baja el General.
-No se preocupe General, me disculpo tengo asuntos que atender- el general ve a mi discípulo y me contesta.
-Esta bien comandante- y todos nosotros nos ponemos en marcha al salón privado.
-Sigamos Jyannel- yo me voy detrás de los tres y subimos unas escaleras de madera que llevan a donde están los dos salones privados.
-Nada más esta desocupado este señor, en el otro están algunos altos mandos del Ejército-
-No importa- nos adentramos al salón, era grande con una mesa de madera fina para diez personas.
-Los dejo señor, en el lugar principal esta un timbre por si necesita algo- le sonrió a la joven mientras los otros toman asiento, me dirijo a la joven.
-Cierra la puerta, por favor- a lo que ella me sonríe y me responde diciendo.
-Si señor- cierra la puerta y me dirijo a mi lugar y tomó asiento al cual me quedan los dos jóvenes al lado izquierdo y Jyannel en el derecho.
-Continuemos- me dirijo a la joven que esta en el primer lugar más cerca de mi.
-Si señor, mi nombre es Lauren Jyuventus y mi rango es primer comandante en la misión de espionaje al Imperio y la situación es que nos hemos infiltrado sin ningún problema- cuando termina volteó a ver al joven, en sinónimo de que me diga quien es y que hace ahí.
-Mi nombre es Jhon Caramuse y mi rango es primer comandante del doceavo escuadrón de espionaje y soy el encargado de las comunicaciones. la situación que tenemos es un poco complicada-
-¿Complicada? Explícate-
-Ayer justo cuando teniamos que mandar el comunicado de éxito de infiltración perdimos contacto con uno de nuestros cazadores en la zona del puente del acantilado del río que esta a la salida del Imperio al Norte, aunque aún así pudimos llevar el mensaje exitosamente a la base no pudimos encontrarlo-
-Ustedes saben muy bien que ningún humano, no puede contra el más débil de nosotros- Jyannel guarda silencio y opta sólo por escuchar.
-Eso mismo dije yo señor- me contesta el comandante Jhon
-Entonces... ¿tienen alguna idea a lo que nos enfrentamos?- volteo a ver a la comandante Lauren quien me responde.
-Señor ahora estoy dudando de ¿a quien estamos buscando realmente?- mis pensamientos son asertivos estos dos son muy buenos.
-¿Porqué lo duda comandante?- le pregunto con intriga de saber por que ella duda.
-Por la simple razón de que muchos escuadrones hayan sido asignados a esta tarea señor, el quinto, el séptimo, el noveno, ustedes del décimo, el onceavo que es el mío, y el doceavo que esta a cargo del comandante Jhon y aún incluyendo los de los escuadrones quinceavo hasta el veinteavo que cuidan una amplia región al rededor del Imperio- todos se quedan en silencio mientras escuchan todo lo que dice la comandante.
-Le voy a contar algo- todos ponen atención mientras guardan silencio.
-Nosotros-

El Imperio de los cazadores.
Somos una separación conjunta del imperio de Arkania que antes estaba al servicio del Rey Blackeley, el Rey oscuro hasta que fue derrocado, nosotros nos dedicamos a proteger, buscar, cazar y matar a todas las bestias que se revelan en contra de las reglas que fueron impuestas por el primer rey Oscuro Anthonius Blackhar:
-No atacaras a ningún protegido del reino pues es declaración de guerra contra el mismo.
-El que declare guerra contra el reino y aliados será exterminado.
-No hurtaran reliquias sagradas o malditas del reino y sus aliados.
-Toda bestia que atraviese los portales sin permiso será declarado enemigo hasta que diga sus verdaderas razones y sea llevado de regreso a Fhanonhive.
-Juro proteger la vida humana y su descendencia, el que elimine a uno sólo será cazado hasta la muerte.
Todos aquellos que pongan en riesgo los puntos de unión entre los dos mundo tendrán un castigo severo.
En el primer mandato de los Reyes Oscuros se formó El imperó de los cazadores.
La Unión de Blackhar y Hainther fue lo que hizo que se pactará la Unión eterna entre el pueblo Camblianth y el reino oscuro.
Dando así protección y entrenamiento a todos los hijos de Camblianth.
La lealtad fue mucha ya que durante la gran guerra los dos pelearon mano a mano y derrocaron al Imperio de las tinieblas.
Tras el paso de los años el pueblo Camblianth creció y se convirtió en Ciudadela y de Ciudadela creció hasta llegar a ser el Imperio Hņuthĕr lo que somos ahora.
-Creo que toda esta historia ustedes ya la saben pues es lo primero que aprenden los primeros días que llegan a los campos de entrenamiento- todos se quedan viendo sus manos como si estuvieran recordando todo lo que pasaron.
-Nuestra misión es de espionaje, un escuadrón completo se iba a infiltrar en la mesa grande del reino para luego recibir órdenes mías cuando yo llegará al lugar- en lo que digo todo eso presionó el timbre para llamar a la joven para que nos traiga unas bebidas.
-A lo cual ya he llegado aquí, la verdadera misión es buscar a alguien, pensamos que esta muy apegado al rey o a los nobles de este imperio- tocan a la puerta.
-pasa por favor- la joven mujer abre la puerta y se adentra un poco al salón.
-¿se les ofrece algo señor Haunt?- nos dice eso mientras sonríe
-¿que van a pedir?- me dirijo a mis acompañantes
-una cerveza- dice la comandante Lauren sonriendo.
-yo igual- pide el comandante Jhon.
-yo tambien- termina diciendo mi discípulo Jyannel.
-entonces que sean cuatro- le sonrió a la joven mientras le señaló con mi mano cuántos íbamos a pedir.
-si señor en seguida se las traigo- responde un poco intranquila, junto a una sonrisa ya un poco forzada.
-y disculpa, pero esta vez no me las traigas contaminadas- ya casi dando vuelta interrumpo su partida diciendo con un tono más fuerte que antes, a lo que ella se pone más nerviosa y se retira más rápidamente sin cerrar la puerta del salón
....

Hunter: Ojos dorados; El herederoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora