Prólogo

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El día apenas iniciaba y eso se notaba por la puesta de sol y el típico frío que siempre inundaba a aquel reino

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El día apenas iniciaba y eso se notaba por la puesta de sol y el típico frío que siempre inundaba a aquel reino. El príncipe Haruka de 14 años de edad se preparaba para comenzar a hacer sus actividades diarias, pero cuando uno de sus mayordomos lo vestía llamaron a la puerta.

- Adelante - ordenaba el pequeño azabache.

- Príncipe Haruka... - Era Amakata, su nana desde que era bebé.

- Habla - dijo amablemente.

- El rey y la Reina lo llaman al salón principal.

- Esta bien... Puedes retirarte, gracias.

- Con permiso alteza - hizo una reverencia y salió de la habitación. El pequeño oji azul suspiró pesadamente.

- Disculpe la intromisión alteza pero... ¿Pasa algo malo?

- Sólo estoy un poco agobiado, gracias por preguntar... - sonrió de lado. El mayordomo continuó vistiéndolo y después de unos minutos terminó.

- Todo está perfecto mi príncipe.

- Muchas gracias Sasabe. Bien, me retiro al... - pausó, dudando

- Salón principal - completó el joven mayordomo.

- Si, eso... Gracias - salió de sus aposentos y fue a ver a sus padres. Su madre, la Reina estaba sentada en su trono y su padre, el Rey caminaba alrededor del salón principal - Dime padre - el antes dicho se giró hacia el de hebras azabache.

- Ah Haruka, ven acércate - obedeció y el rey lo tomó del hombro apoyándose ligeramente sobre el mismo - Tu madre y yo hemos estado hablando un poco sobre ti - el de orbes azules lo miró curioso - Creemos que debes tener un... sirviente.

- Padre disculpa, pero no te entiendo... tengo varios sirvientes a mi servicio.

- Lo se hijo, pero todos son mayores que tú y por eso tu madre y yo decidimos comprarte un sirviente de tu edad para que socialices un poco más.

- ¿Comprar? Pero padre yo--------

- Haruka... silencio - habló la Reina desde su trono.

- Si Madre.

- Bien, pues cuando lo traigan Amakata y Sasabe lo vestirán apropiadamente y lo llevarán a tus aposentos, ¿entendido?

- Si padre.

- Retírate - hizo una reverencia y se dirigió a su cuarto tan rápido como pudo, cuando llegó azotó la puerta detrás de él, asustando a Amakata.

- J-joven príncipe...

- Lo lamento, mi padre logra hacerme enfadar.

- Sabe que puede contarme lo que desee.

- ¡Me quieren conseguir un sirviente de mi edad!, ¿¡Tú le ves sentido a eso!? Maldita sea... Si quieren que socialice deberían dejarme salir de palacio.

- Alteza...

- Lo siento, sé que no debo decirlo pero es una idea muy estúpida...




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