Haruka Nanase, príncipe y único heredero al trono, conocido por su frío corazón.
Makoto Tachibana, un humilde campesino que por un terrible error terminará siendo sirviente del palacio.
Siendo habituada en una época antigua, un romance entre chicos...
- Esta bien, entonces eso es todo - Habían pasado ya unos meses y el oji verde por fin recibía la última clase de cómo vestir apropiadamente al príncipe, cuando llamaron a la puerta.
- ¿Quién es? - dijo Haruka.
- Amakata, príncipe.
- Pasa - la bella mujer abrió la puerta con cuidado, hizo una reverencia y continuó.
- Lamento si interrumpo príncipe, pero el rey me ordenó decirle que se presente en la sala de tronos en cinco minutos.
- Bien, gracias Amakata - respondió el oji azul.
- Con vuestro permiso alteza - hizo una reverencia y salió de la habitación.
- Makoto, ven conmigo.
- C-como ordene.
- Gracias Sasabe - el otro se limitó a hacer una reverencia y dedicarle una sonrisa al oji azul. Ambos caminaban por el pasillo sin hablar y esto incomodaba un poco a Makoto - Mi padre... - inició el menor.
- ¿Si?
- Él es arrogante, así que... ten cuidado al tratarlo.
- ...Gracias - dedicó una sonrisa al más bajo y éste al verla se sonrojó sutilmente.
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- Retírate Makoto - ordenó el rey de cabello obscuro.
- Como ordene - el oji verde caminó hasta una esquina del gran salón. El azabache se limitó a seguirlo con la mirada.
- Dime padre.
- ¡Tenemos maravillosas noticias! - interrumpió la reina - oh, lo lamento – cubrió su boca con una de sus manos.
- No importa cariño - dijo en un hilo de voz el rey, ella sólo asintió algo avergonzada dedicándole una sonrisa - Bien... Haruka.
- ¿Si padre?
- Como dijo tu madre tenemos grandes noticias.
- ¿Cuáles?
- Al fin llegó tu corona.
- ¿En serio? - dijo Haruka sin pizca de emoción.
- Alégrate hijo mío - continuó la reina, el menor la miró y le dedicó una sonrisa, ambos reyes se miraron - Creo que es un avance.
- Supongo... - hubo un corto silencio - Sólo era eso, queríamos decírtelo personalmente, gracias... puedes retirarte - Hizo una reverencia, dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la puerta.
- Makoto, ven.
- Como ordene príncipe - se giró hacia los reyes e hizo una corta reverencia correspondida por la hermosa reina. Y salieron de la gran habitación ante la mirada de los monarcas.