Capítulo 5

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El sol comenzaba a brillar, toda la servidumbre ya estaba haciendo las tareas de la mañana y Amakata se dirigía a la habitación del príncipe para despertarlo y que el menor comenzara sus estudios, pero en el pasillo se encontró con Sasabe.

- Buenos días Amakata, hoy luces tan hermosa como siempre - el peli amarillo le dedicó una sonrisa.

La de pelo castaño no pudo evitar sonrojarse ante aquel comentario - Buen día Sasabe, gracias - dobló levemente las rodillas y siguió caminado.

- Cariño... - la de ojos marrones se giró e intentó callar al más alto - Tengo un regalo para ti - Sasabe pudo notar en la mirada de la castaña algo de curiosidad y rió internamente por eso - Estira ambas manos y cierra los ojos - la mujer hizo lo pedido y unos segundos después sintió algo caer con delicadeza en su mano, lentamente abrió los ojos y se encontró con un bello collar que tenía cadena plateada y una piedra color rosa oscuro.

- ¡Oh! Es muy lindo, gracias - se aceró al contrario y le dio un cálido abrazo.

- Sabes que vivo para ti Amakata - la miró detenidamente y posteriormente depositó un beso en sus labios cuidando que nadie los viera. Tras unos cuantos besos más, ambos vieron la hora y supieron que estaban atrasados.

- Debo despertar al príncipe, Sasabe...

El otro habló muy cerca de los labios de la menor - Déjalo dormir unos minutos más - Amakata cortó bruscamente el encuentro.

- Sasabe... hay una cita bíblica que dice que el que no trabaja no puede comer y yo no quiero dejar de comer, por lo tanto nos vemos después - dejó unas palmadas en el hombro de su amado y se retiró de ahí tras colocarse su collar.

Caminó rápidamente hasta los aposentos del príncipe y cuando estuvo allí comenzó a envolver las cortinas dejando que la luz del sol acariciara el rostro del azabache - Alteza, alteza - decía suavemente y moviendo levemente el cuerpo del príncipe -...

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Caminó rápidamente hasta los aposentos del príncipe y cuando estuvo allí comenzó a envolver las cortinas dejando que la luz del sol acariciara el rostro del azabache - Alteza, alteza - decía suavemente y moviendo levemente el cuerpo del príncipe - Haruka, ya es hora querido.

- Si... en dos minutos estoy listo - ella rió por la respuesta forzada del oji azul.

- Traeré té y ya deberás estar despierto y sentado en la cama.

- Pero si ya estoy despierto.

- En seguida vuelvo - dijo entre risas mientras salía con cautela de la habitación, al abrir la puerta de la misma se encontró con el oji verde arreglándose el chaleco - Oh, Makoto... buen día - le dedicó una tierna sonrisa.

- Señorita Amakata, buen día - hizo una reverencia.

- ¿Qué haces aquí tan temprano?

- Vengo a ver al príncipe.

- Ya veo... espera un segundo.

- Claro - Amakata asomó su cabeza por la puerta y el príncipe seguía desarreglado y acostado en su cama - Alteza...

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