¨Y vivieron felices para siempre¨
Cerré el libro disgustada por el aburrido final y lo lancé lejos de la cama en la que estaba recostada.
Me acomodé para poder regresar a dormir y cubrí mi cuerpo desnudo con la sábana blanca que estaba en mi cama, sintiendo como el cuerpo que tenía al lado se movía para quedar frente a mí.
- Eres asombrosa- sonreí de lado algo arrogante por su comentario.
- Dime algo que no sepa Josh- soltó una sonora carcajada asombrado por mi carácter y mi seguridad.
Seguramente no estaba acostumbrado a que una mujer tuviera tanta confianza en sí misma
Tomó mi cintura y me posicionó sobre él tomando mi nuca para besarme lentamente.
- ¿Una segunda ronda?- me bajé de su regazo quitando la sábana de mi cuerpo para ir a la ducha.
- Lo siento guapo, tengo clase- dije mientras palmeaba su pecho, el sólo sonrió y se levantó de la cama para comenzar a vestirse.
En mi vida esto es normal, y lo disfruto. Josh Peterson es un amigo de toda la vida, una de las únicas personas que ha estado ahí cuando lo necesito, la persona con la que puedo desahogarme, y evidentemente él y yo nos divertimos un poco cuando lo necesitamos.
En Woodsmane es normal que todos se conozcan entre sí, es una ciudad muy pequeña, algunas personas no saben que existe, queda en Yukon, Canadá, muy cerca del condado de Dawson City. Y la razón por la que no mucha gente sabe de este lugar, es porque la gente que huye de aquí procura no volver a hablar de la ciudad, la consideran rara al igual que a los habitantes, pero los que se quedan llegan a formar muy buenas amistades y se adaptan muy bien al lugar.
Vivo aquí desde que tengo memoria, no tengo muchos recuerdos de otros lugares, en mi cabeza sólo hay fragmentos de cortos momentos de mi vida, mi madre dice que tengo muy mala memoria como ella, yo a veces pienso que son cosas malas que no he querido recordar y mi mente se encarga de bloquear malas memorias.
Al terminar de ducharme salgo envuelta en una toalla y encuentro a Josh ya vestido, recostado en la cama revisando su celular. Voy hacia mi armario y escojo unos pantalones y una blusa holgada negra, realmente parece que llevo uniforme todos los días ya que siempre voy de negro, así que no me preocupo por combinar colores así que es una ventaja.
- Tengo que irme Alex- decía Josh mientras se levantaba e iba hacia el espejo de cuerpo completo donde estaba cepillando mi cabello - un momento, ¿Tu madre está en casa?- asentí despreocupada mientras veía a través del espejo como abría los ojos preocupado - ¿y no te preocupa que nos haya escuchado?- me giré quedando frente a él dándole la espalda al espejo.
- ¿Qué te preocupa?, no es como si no supiera que hacemos en tu apartamento los dos, solos- él rio nervioso.
- Tu no cambias- me dio un beso en la mejilla como despedida y se fue.
Suspiré pesadamente, tendría que arreglar mi habitación al llegar. Tomé la mochila del escritorio y bajé las escaleras para ir a la cocina, donde estaba mi madre leyendo un libro y tomando café.
-Debes decirle a Josh que no es necesario gritar para saber que lo está disfrutando- ella sabía que yo entendía, y era lo que más amaba de mi madre, nos comprendíamos y por eso llevábamos tan buena relación.
Mi madre y yo somos muy unidas, es la única persona que sabe absolutamente todo de mí, como mi mejor amiga, ella es lo mejor que tengo en la vida y me ha demostrado de muchas maneras que me ama, por eso le tengo tanta confianza, se la ha ganado poco a poco, y es lo suficientemente liberal conmigo, porque ella confía en mí.
Mi padre, bueno no lo conozco, nunca se hizo cargo de mí, mi mamá dice que en cuanto él supo que estaba embarazada huyó, como cualquier hombre cobarde. Es una de las razones por las que soy muy cuidadosa con mi sexualidad. El nunca mostró un mínimo interés en mí, cuando era pequeña era algo que me molestaba, ver a todas mis compañeras con sus padres y yo, en ocasiones culpe a mi madre, con el tiempo comencé a ignorar el hecho de que crecí sin padre y pero me di cuenta que la única persona que necesito es mi mamá.
- No te dejamos dormir, ¿cierto?- dije algo apenado, pero aún tenía cierto toque de burla en mi voz.
- En serio preferiría que lo hagan en el apartamento- me dio una mirada de advertencia y siguió leyendo.
- Bien, tengo que irme- rodee la isla de la cocina y me acerqué a besar su frente- te amo- se giró a mirarme y me abrazó.
- También te amo linda, cuídate mucho- me alejé con una sonrisa y salí de la casa.
Subí a mi pequeño Ford KA negro y emprendí camino a la Preparatoria de Woodsmane.
Entre la gente de la ciudad se opinaba que esta es la mejor universidad del condado, y si, era difícil conseguir un puesto, no por el nivel académico, sino por la larga lista de espera que hay, tuve la suerte de que mi madre tuvo algo de ayuda gracias a amistades de su juventud, por lo que fui aceptada rápidamente, al igual que Josh. El director de dicha escuela es un hombre muy conocido en la ciudad, Michael Mconagall, parte de las tres familias fundadoras de la ciudad, no era alguien viejo, por el contrario se veía algo joven, pero la gente no le ponía mucha atención a eso. Todos querían poder cotillear lo fabuloso que era que sus hijos ingresaran a ese instituto, era un orgullo para todos, y estar en esa escuela había sido una gran oportunidad para mí.
Lo más negativo que podía verle a todo eso, era que la mayoría de las chicas y chicos eran niños mimados que sus padres los consentían y les daban todo lo que querían, y esa era una de las principales razones por las que eran contadas las personas que eran mis amigos, por mi carácter solía ser algo grosera y prepotente con los más populares.
Me estacioné en un lugar cerca de la puerta y salí ignorando las miradas de los adolescentes hormonales que me rodean. Corrí hacia mi casillero y busqué lo que necesitaba, estaba guardando los libros en mi mochila con la mirada hacia abajo, cuando se cerró la pequeña puerta del casillero creando un sonido seco que resonó en los pasillos, voltee a ver alarmada a el responsable, pero era mi pequeña amiga rubia Megan Evans.
- En serio Megan, harás que te mate- ella negó con la cabeza mientras reía.
- Querida Alex sigues haciendo amenazas vagas- la miré mal y le di la espalda para ir a mi salón de clases, sintiendo sus pasos detrás de mí - ¿qué clase tienes?-.
-Geometría- me detuve en la puerta del salón y ella hizo lo mismo.
- Josh sigue evitándome- dijo cabizbaja
- Tal vez no debiste haberte acostado con su primo, en su cama, con él presente- me miró e hizo un puchero. Sonó el timbre y me despedí para entrar al salón.
Aburrida miraba a la puerta esperando que llegara el profesor, saqué mi cuaderno e hice algunos garabatos sin alguna forma en especial, no había un patrón ni nada en específico.
A mi lado escuché como alguien llego a sentarse, sabía que era Josh, él siempre se sentaba conmigo en todas las clases.
- Lindo ojo- lo miré confundida y regrese mi vista al cuaderno, efectivamente había un ojo que al parecer yo dibuje, pero no cualquier ojo, el mismo ojo que siempre aparecía cuando estaba aburrida, frustrada, cualquier situación menos esperada. Pero lo que hacía a este ojo especial era el color, un verde muy brillante, inusual en una persona normal, podía hacerlo de cualquier forma o tamaño, pero el color siempre era el mismo.
Estando tan perdida en mis pensamientos, fui distraída por el sonido rechinante de la puerta, por la que entraron el profesor y un chico.
Un chico que yo suponía que era nuevo, por un momento sentí que el mundo se volvió más lento, y solo él y yo íbamos a un mismo ritmo. Pero algo malo pasó, algo que no había pasado en mucho tiempo.
Un ataque de asma.
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Vibrantes
General FictionMe llamo Alexa Smoke. La chica que desafió su naturaleza. La bomba de tiempo humana. La persona que vivió engañada toda su vida. La chica sobre valorada que exploto su fuego interior y construyo su propio camino. Pensando que era una falla de la na...