Capitulo 2

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Un maldito ataque de asma, justo ahora.

Primero comencé a toser frenéticamente, sin poder respirar, sintiendo como mi pecho se oprimía e impedía el paso de aire.

-Alexa, ¿Qué sucede?- la falta de aire me impedía poder decir alguna palabra coherente, solo podía balbucear. Él sabía que sufrí de asma desde muy pequeña, pero tenía muchos años de no pasar, fue realmente extraño - ¿Dónde está tu inhalador?- negué con la cabeza dándole a entender que no lo llevaba conmigo - Dios, Alexa, vamos a la enfermería- se levantó y de pronto todos pusieron su atención en nosotros y el profesor detuvo lo que estaba haciendo.

- Señorita Smoke, ¿se encuentra bien?- negué repetidas veces, Josh le hizo una seña para dejarnos salir, entonces él pudiera llevarme a la enfermería a lo que el profesor asintió preocupado.

Ni siquiera había escuchado la presentación del chico nuevo, no me había dado cuenta de que el profesor ya había empezado a dar su clase, fue como si el tiempo se hubiera detenido por unos instantes, solo para mí.

El camino a la enfermería se me hizo eterno, apenas podía caminar y Josh me llevaba casi a rastras, sosteniéndome de las paredes intentando no caer. La escuela en particular no era muy grande, pero el salón quedaba al otro lado del centro del campus, donde estaban las oficinas más importantes y junto con ellas la enfermería.

- ¿Por qué diablos no llevas el maldito inhalador contigo?, sabes que tienes asma maldita sea, que no te haya pasado en mucho tiempo no es razón para no estar preparada- Josh estaba molesto, seguía regañándome por no ser responsable conmigo misma, parecía que no me conociera.

- ¿En serio....quieres...regañarme....ahora... por eso?- no podía formular oraciones, mis respiraciones las entrecortaban, eso no quitaba mi ligero tono de burla en esta situación.

Y no me causaba gracia el hecho de no poder respirar, me daba risa la preocupación de Josh y las maldiciones que seguía soltando o los regaños que daba de cuando en cuando, sabiendo que no le iba a hacer caso.

La puerta de la enfermería se encontraba cerrada y por la desesperación de Josh, la pateó tan fuerte que hizo que la enfermera, la señorita Snow, diera un pequeño salto en su asiento y se alertara.

-Un inhalador, por favor- Josh hablaba tan rápido que apenas si podía entenderse lo que decía, pero al parecer Snow le entendió perfectamente, ya que se acercó a el estante especial para productos de asmáticos, me lanzó un inhalador rápidamente que yo atrapé y no tarde en utilizar.

-Gracias- dije recuperando la compostura y regresando le él inhalador a la enfermera.

- No, no, quédatelo, lo necesitarás más adelante, lo más probable es que después de este ataque vuelva a sucederte pronto- le sonreí forzadamente, lo que menos necesitaba ahora eran más ataques de asma, era imposible que de una día a otro volvieran como si nada, era tan extraño, y molesto, en cierto modo, conociendo a Josh sabía que iba a querer estar vigilándome todo el tiempo, lo que menos quería era un guardaespaldas o en este caso a Josh como uno.

-Genial- dije con mucho sarcasmo, lanzando el aparato a mi mochila- tengo que irme- no esperé a nadie y salí lo más rápido posible, sintiendo los pasos de Josh detrás de mí- en serio no es necesario que me sigas- intenté sonar paciente, y él me conocía, sabía que si me estresaba de más iba a tener problemas. Una de las tantas cosas malas de mi carácter es lo que pasa cuando me enojo, comienzo a descargar mi enojo con todo el que tengo en frente y digo cosas de las que después me arrepiento, por eso Megan y Josh saben cómo tratarme y qué hacer cuando estoy molesta.

-Está bien, sólo...- me detuvo y me puse frente a él dándole la espalda a los salones - Avísame si te sientes mal-.

-Lo haré- afirmé con seguridad intentando calmar un poco su preocupación.

Asintió aún indeciso si irse o quedarse, pero tomó una buena decisión y se fue despidiéndose de mí rápidamente con un beso en la mejilla.

Respiré frustrada y me giré sobre mis talones para ir hacia los salones, sin embargo choque contra algo duro, que me hizo caer al suelo. Voltee a ver a el responsable, y me encontré con el chico nuevo.

- Hey... ¿Estás bien?- pensé que estaba arrepentido de haberme hecho caer, pero se estaba burlando, lo que me hizo enojar.

- Lo estaría si personas como tu fueran menos torpes- dije fastidiada

-¿Personas como yo?, y según tu ¿Qué clase de persona soy yo?- y de pronto su semblante cambió a algo más serio, al parecer mi comentario lo tomó desprevenido.

Me reí sin poder creer lo que iba a decir, este chico quería una pelea y yo se la iba a dar.

- Personas ridículamente estúpidas que se creen muy graciosos al provocar situaciones que los hacen parecer superiores a los demás- y lo hice enojar, su cara se comenzaba a poner roja de ira, y también de incredulidad. Obviamente esperaba que yo, una chica, se asustara o saliera corriendo evitando algún problema mayor, y al ver que eso no sucedió se puso a la defensiva.

-¿cuál es tu nombre?- pregunto intentando sonar superior a mí.

- ¿Por qué te diría mi nombre?- él alzó una ceja esperando respuesta.

-Porque si no tu y yo tendremos muchos problemas- y entonces me reí tan fuerte como no lo había hecho hace mucho tiempo- ¿qué diablos te parece gracioso?, ¿acaso conté un chiste?- hice una pequeña pausa a mi fuerte risa y lo enfrente.

- Algo mejor que un chiste, es gracioso que creas que vas a intimidarme así- es un típico chico malo que quiere el miedo de todos, pero para su desgracia el mío no.

-Esto no se quedara así- yo aún no mostraba ninguna señal de miedo o intimidación.

-Yo creo que si- dije muy segura de mí, sin titubear.

-Escúchame bien, te vas a arrepentir de esto y temerás mi nombre princesa- eso último lo dijo lento esperando que me molestara el apodo.

-Ni siquiera se tu nombre Rocky- invente ese apodo tan rápido que hasta yo me impresioné.

-Sé que anhelas saberlo y como la generosa persona que soy te lo diré, me llamo Connor princesa, ¿me dirás el tuyo?-Connor, su nombre resonaba una y otra vez en mi cabeza dando vueltas, se expandía en un eco impresionante. Eso no quitaba el hecho de que me encantaba colmarle la paciencia y verlo desesperado, y para este momento por lo impresionado que se veía ante mi forma de hablarle, podía notar que no estaba nada acostumbrado a algo así.

- Y como yo no soy una persona buena y mucho menos generosa no creo decírtelo Rocky- le palmee el pecho y pase por su lado chocando su hombro con el mío, y sentí como con nuestro choque intencional se producía una especie de vibración entre nosotros, que me dejó sin aire.

Ignore lo que sucedió y ni siquiera regrese a clases, espere a que las clases terminaran en mi auto, leyendo uno de los libros que llevo siempre en el maletero, ya que simplemente no quería ver a nadie, había sido un mal día.

Cuando dio la hora de salida no espere más y arranque el auto hacia mi casa.

VibrantesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora