Capitulo 9

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Y pensar que me estaba volviendo loca.

No, claro que ser un vampiro sediento de sangre de animales, con una madre bruja en una ciudad "maldita", y con un estúpido lobo detrás de mí queriendo arrancarme la cabeza.

Definitivamente no soy yo la loca.

Seguía debatiéndome entre ir a la escuela y enfrentar a Connor, o quedarme en casa y evitar morir al luchar con un licantropo.

Mi mano se encontraba mucho mejor, esos conjuros si funcionaban, aunque la sensación al tacto era extraña, como si un calambre se apoderara de mi mano al querer utilizarla, me imaginaba que era un efecto secundario, no todo puede ser así de fácil.

Y no lo era, pensé que llevar una vida vampírica iba a ser sencillo, con habilidades, intentando ser vegetariana, poderes sobre los demás. Que ridículos pensamientos llegue a tener. No era nada, no tenía fuerza, velocidad, solo un estúpido sentido del olfato que sé que con el tiempo daría problemas.

Y luego estaba Connor, era un lobo, un maldito hombre lobo que podía avisar a su manada, si no es que ya lo hizo o ya lo saben, que había uno o más vampiros en la ciudad, porque no podía ser la única, y ya que los lobos gobernaban Woodsmane lo querrían conservar bien, sin peligros, así que yo era un daño colateral, y muy probablemente iba a tener muchos más problemas.

Irme de la ciudad no era una opción, en definitiva, no tenía a donde ir, y quitarle la vida que ya tenía hecha a mi madre en este lugar era un acto muy egoísta de mi parte.

Eran las 5:00 de la mañana, y a decir verdad no había podido dormir para nada, aún estaba oscuro, y no había nadie despierto, el silencio de la ciudad cuando los autos y las fábricas no estaban en funcionamiento, era agradable.

Sentada al final de las escaleras con mis codos apoyados sobre las rodillas, pensando en todo y nada, buscando una solución en el vacío.

Observaba la puerta, no esperando nada específicamente, pero toda la noche había escuchado ruidos fuera de la casa, ramas rompiéndose por pisadas, los arbustos moviéndose, estúpidos animales, o tal vez si me estaba volviendo loca. Me preguntaba cuanto tiempo tendría que esperar para alimentarme de nuevo, me sentía algo decaída, y me faltaban fuerzas para hacer las cosas, imaginaba que era el motivo de mi insomnio, así que iría a ¨cazar¨.

Sin despertar a nadie, haciendo el mínimo ruido posible, me levante desesperada de las escaleras y sin tomar absolutamente nada salí de casa hacia el bosque.

No sabía exactamente qué estaba haciendo, o que iba a hacer, pero sentía necesidad, mis piernas se movían por si solas y mi cuerpo no respondía a las órdenes de mi cerebro.

Los las hojas de los árboles ya empezaban a caerse, iba a ser otoño muy pronto, y el bosque se comenzaba a llenar de hojas por todos lados. Pequeños animales se escondían entre ella, ardillas, ratas, una que otra liebre.

Las personas en Woodsmane no se acercaban mucho a este bosque, le tenían miedo, por los lobos que habitan este lugar, y que ahora sabía que muy probablemente serían licántropos.

Algo se movió entre las hojas que estaban frente a mí, una pequeña liebre, mi corazón se comenzó a acelerar, e intentando ser muy sigilosa me fui acercando poco a poco a él animal de pelaje blanco.

No se asustó ni un poco, podría decir que hasta se sentía seguro, pero yo tenía hambre, y ya que no me sentía cómoda alimentándome de algo vivo preferí matar a la liebre.

La tome entre mi manos, ella o el, no se inmutó en lo absoluto, tomé su cabeza y sin mirar girando mi cabeza hacia otro lado, rompí su cuello, matando a él animal de inmediato.

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