Capítulo 15

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Narra Camila

Después de la visita de Austin, Lauren se fue y me dejó ahí sola. En cierto modo, podía entenderla, pero por otro lado, yo no veía que había hecho mal, lo único que hice fue dejar claro a Austin en todo momento que no quería nada con él y no le correspondí el beso ni nada. Es verdad que tenía que haber dejado claras las cosas con él mucho antes y esto no hubiera pasado. Toda la noche estaba siendo realmente perfecta y ahora yo la había arruinado otra vez, no pude evitarlo y me puse a llorar así que decidí meterme en la cama y abrazar mi almohada, mañana sería otro día. Lo intenté varías veces pero no podía dormir, miré el reloj y era la una de la mañana, tampoco era tan tarde. De repente, oí como llamaban a la puerta otra vez. Tenía miedo de que fuera Austin de nuevo, pero realmente, tenía la esperanza de que pudiera ser Lauren. Corrí hasta la puerta y abrí, allí estaba ella con la mirada en el suelo.

- ¿Puedo pasar? – me preguntó.

- Claro, pasa – le dije yo.

Antes de que me diera cuenta, ya tenía a Lauren en mis brazos y me sostenía contra ella fuertemente.

- Lo siento mucho – me dijo de forma sincera, pude notar que estaba a punto de romperse.

- Eyyy, no pasa nada – le dije mientras la tomaba del mentón para que me mirara a los ojos.

- Me he comportado como una idiota, estaba siendo una noche perfecta y tú hoy solo me has demostrado durante todo el tiempo que te importo. Nunca nadie se había tomado la molestia de cocinar para mí y he visto cómo dejabas claro a Austin que no querías nada con él, pero yo no he podido controlar mis sentimientos, ni mis celos. Cuando he visto cómo te besaba, solo podía pensar en Lucy y todas las veces que me había sido infiel... y no quería volver a vivir eso – me confesó.

- Eso no va a pasar conmigo, nosotras quedamos en que íbamos a ser sinceras y a comunicarnos para que esto funcione. Entiendo lo que te ha pasado y lo importante es que has vuelto y que eres capaz de disculparte. Yo quiero que funcione Lauren, lo que estoy sintiendo contigo, no lo había sentido nunca y puedo asegurarte que yo siempre te voy a ser honesta– le dije yo.

- Yo también lo voy a ser contigo y voy a poner todo de mi parte para que esto funcione, ¿me das un abrazo? – me dijo con ojos de gato con botas y creo que me iba a derretir ahí mismo.

- Claro, ven aquí tonti – le contesté mientras abría los brazos para que viniera a mí.

Estuvimos un buen rato las dos abrazadas en el sofá, solo sintiendo nuestras respiraciones. No hacían falta las palabras, nuestros cuerpos ya estaban comunicando todo lo que necesitábamos. Me sentía cómoda en los brazos de Lauren, protegida como si hubiera encontrado mi hogar. De repente, Lauren rompió un poco el abrazo para mirarme.

- Gracias Camila, de verdad. Muchas gracias por el día de hoy – me dijo ella.

- No es nada, amor – le dije yo sin pensar.

- Amor... - susurró con una sonrisa en sus labios.

- Además el día aún no ha acabado – le contesté yo.

- Lo sé y ojalá no acabará nunca porque no me quiero separar de ti ni un momento – me respondió.

Seguimos hablando y abrazadas en el sofá durante un rato más, hasta que el sueño empezó a afectarme, mis ojos se cerraban sin poder controlarlos pero yo no quería dormir y que el día se acabará.

- Creo que deberías irte a dormir, ya no aguantas más y yo debería volver a casa – me dijo Lauren.

- No, no quiero que te vayas, quédate aquí conmigo hoy – le pedí.

- ¿Me estás haciendo una propuesta indecente? – me contestó con cara pícara.

- No, pero podría serlo – le dije yo jugando con ella – no, en serio solo quiero dormir contigo ahora mismo.

- Venga, vamos a la cama, ¿me dejarás algo para dormir? – me preguntó ella.

- Podría, aunque te preferiría desnuda – le respondí yo, mientras alzaba mis cejas.

- Y yo, pero entonces no dormiríamos y eso no es lo que quieres - me dijo.

Le dejé una camiseta ancha y unos pantalones cortos para que se pusiera más cómoda y yo hice lo mismo. Nos metimos en la cama y nos quedamos mirándonos frente a frente arropadas hasta arriba con el edredón.

- Lauren... - le llamé.

- ¿Sí? – me preguntó.

- ¿Me harás la cucharita para dormir? – le dije con voz tierna.

- Claro, ven aquí – me contestó abriendo sus brazos, yo me giré dándole la espalda y pude notar todo su cuerpo pegado al mío y como su brazo me protegía.

No podía evitar sentirme completa, tranquila, protegida, en casa y estaba entrando en un profundo sueño sin ninguna preocupación que viniera a mi mente.

- Camila... ¿estás dormida? - me llamó Lauren, despertándome de mi trance.

- Mmmm... casi, ¿por? – le contesté adormilada.

- ¿Te importa si cambiamos de postura? – me preguntó.

- No, claro, ¿qué pasa? – le dije preocupada.

- No, nada pero si seguimos así no voy a poder dormir en toda la noche. Tú sabes lo que es tener tu maravilloso culo pegado y rozando ciertas partes mías... - me respondió ella con una sonrisa.

- Eres idiota – le dije estallando en carcajadas.

- No te reirías tanto si fuera al revés, estoy sufriendo, sabes lo que es tener eso tan cerca y no poder tocarlo... - me dijo ella, bromeando conmigo.

- Anda, date la vuelta que te abrazo yo y vamos a dormir – le contesté, girándome para pasar mi brazo por su cintura.

- Buenas noches Camila – me dijo ella.

- Buenas noches amor – le susurré yo al oído.

Y caí en un profundo sueño, sentía una paz interior junto a Lauren que no había sentido nunca. No quería salir de esa cama y no quería que este momento acabara nunca.

Desperté al día siguiente cuando noté unos labios que rozaban los míos. Abrí los ojos y pude ver una de las imágenes más maravillosas de mi vida, la cara de Lauren por las mañanas y esos ojos adormilados.

- Siento haberte despertado pero te he preparado el desayuno, espero que no te importe – me dijo, mientras ponía una bandeja en mi regazo, con tostadas, café, fruta, un poco de todo.

- Claro que no, puedes despertarme así todas las veces que quieras, sobre todo la parte del beso, muchas gracias por el desayuno, no tenías por qué... – le contesté yo.

- Solo quería agradecerte en cierta manera lo de ayer – me respondió ella.

Las dos estuvimos comiendo el desayuno en la cama y pasamos de desayunar a besayunar. Ya me había hecho adicta a esos labios y no tenía escapatoria, podría tirarme toda la vida besándolos y no me cansaría nunca.

Choque de trenes (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora