Capítulo 18

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Narra Camila

Esta zona de la playa estaba totalmente desierta, Lauren y yo estábamos tumbadas boca arriba agarradas de la mano y mirando a la luna. Aunque era de noche la temperatura seguía siendo muy agradable. La playa siempre ha sido mi lugar para meditar y relajarme, desde que me vine a vivir aquí, siempre he venido a la playa para desconectar de la tensión y de la prisa con la que a veces se vive en la ciudad. El sonido de las olas al romper contra la orilla, ese olor a sal, la brisa en mi cara son placeres para mis sentidos y ahora el tacto de Lauren a mi lado, solo lo hace todo más perfecto.

- Camila, ¿alguna vez te has bañado en la playa completamente desnuda? – me preguntó Lauren.

- No – le respondí yo - ¿tú?

- Sí, y es una sensación de libertad increíble – me contestó ella.

- Hagámoslo Lauren – le pedí yo.

- ¿Qué? ¿Estás loca? – me preguntó.

- Sí, por ti, pero vamos a hacerlo, yo quiero sentir esa libertad. Contigo estoy aprendiendo y sintiendo muchas cosas nuevas y me encanta. Quiero hacerlo. – le dije yo, mientras me ponía de pie y empezaba a desnudarme.

Primero me quité los shorts y luego lentamente subí la camiseta por encima de mis hombros, quedando en ropa interior, eso no era nada nuevo ya nos habíamos visto en bikini y también con el torso desnudo, así que sin pensarlo más me quite la parte de arriba y solo quedaban mis braguitas. Me daba un poco de apuro porque era la primera vez que iba a quedar así de expuesta ante Lauren, ella solo me miraba fijamente y tenía la boca levemente abierta. No lo pensé más y me las quité rápidamente. Lauren no dejaba de recorrerme con la mirada y me estaba poniendo muy nerviosa. Le di la mano para que se levantara y ella la cogió, poniéndose en pie.

- Camila, eres perfecta – me dijo Lauren aun sin despegar sus ojos de mí y yo me sonrojé.

- Gracias, pero yo sé que tú lo eres más, así que menos hablar y más desnudarse que yo también quiero ver – le pedí.

- Está bien – me contestó ella, riéndose.

Empezó por su camiseta y sujetador. Luego se desabrochó sus shorts y los deslizó por debajo de sus piernas. El cuerpo de Lauren era increíble y tenía unas curvas que me encantaban. Solo le faltaba una prenda y yo moría por poder verla completamente desnuda. De repente y sin pensarlo más, se deshizo de la última prenda que le quedaba y pude contemplarla en todo su esplendor.

- Dios mío Lauren, no me creo que estemos haciendo esto – le dije yo.

- Vamos – me pidió ella, cogiéndome de la mano y tirando de mí hacia el agua – corremos hasta al agua y nos tiramos sin pensarlo, ¿vale?

- Vale – le contesté.

Salimos corriendo hacia el agua, estábamos cómo a diez metros, así que no tardamos nada en llegar a la orilla. Nos lanzamos rápidamente sin pensar, metiendo todo el cuerpo de golpe hasta la cabeza. Salimos y pude ver a Lauren a mi lado.

- Lauren, está helada – le dije yo, temblando.

- No es para tanto, ven aquí – me dijo ella.

Nos abrazamos y la sensación de todo su cuerpo desnudo sobre el mío era alucinante, como el agua se deslizaba libremente por cada pliegue de nuestra piel. Me sentía libre, valiente, viva y era un sentimiento increíble. Solo estábamos iluminadas por la luz de la luna, que estaba increíblemente hermosa esta noche y hacía que el aura a nuestro alrededor fuera absolutamente mágica. El sonido de las olas era totalmente arrullador. Mis manos buscaron la cara de Lauren y la acaricie suavemente, mientras quitaba un mechón de pelo que le tapaba los ojos. La miré directamente y sus preciosas orbes verdes, brillaban más que nunca, la acerqué más a mí, necesitaba besarla aquí y ahora. Acerqué mis labios a los suyos suavemente y empezamos una danza lenta, nos besamos despacio, sin prisa, disfrutando del momento y del entorno. Yo agarré a Lauren del cuello, necesitaba profundizar el beso y eso hice. Introduje mi lengua lentamente en su boca y no paré hasta que pude explorar cada milímetro de esta. Quería memorizarla, quería conocer cada parte de ella. Nuestras lenguas empezaron a rozarse y el beso se volvió mucho más intenso, empecé a notar como todo mi cuerpo estaba reaccionando al beso. Lauren me agarró de la cintura mientras yo puse mis piernas alrededor de su torso. Seguimos besándonos cómo si nos fuera la vida en ello pero yo necesitaba mucho más.

- Lauren, hazme el amor, como no se lo has hecho nunca a nadie – le susurré en el oído.

Lauren me miró a los ojos y no hacían faltan más palabras entre nosotras. Seguimos besándonos con hambre, con pasión, ese tipo de besos que te dejan sin oxígeno pero que te hacen sentir viva. Las manos de Lauren viajaban por todo mi cuerpo, el vaivén de las olas hacía que el agua acariciara todo nuestro cuerpo. El conjunto de todo esto estaba haciendo que me volviera completamente loca. No estábamos en un lugar muy profundo, el agua nos llegaba por la cintura. La boca de Lauren se deslizó por mi cuello, el cual besó a placer, su lengua lo recorrió de arriba abajo, dejando suaves mordiscos por el camino. Yo estaba reprimiendo los gemidos que querían escapar de mi boca. Mis manos viajaron por sus costados y a lo largo de toda su espalda hasta que llegué a su trasero y lo apreté. Lauren dio un pequeño saltito y sin pensarlo más alcanzó con sus manos mis pechos. Bajó con su boca hacia uno de ellos, dejando dulces besos por el camino. Cuando llegó y noté su lengua en mi pezón erecto, creía que iba a morir de placer y esto solo acababa de empezar. Con una mano masajeaba uno de mis pechos mientras que veneraba el otro con la lengua. Gemí, ya no podía reprimirlo más y parece que eso encendió más a Lauren porque empezó a hacer todo más intensamente. Tras un rato, dejó su trabajo y volvió de nuevo a mis labios, nos besamos y yo deslicé mi mano a uno de sus pechos, el tacto era increíble y el agua hacía todo más excitante. Yo ya no podía más, abrí los ojos un segundo y nuestras miradas se cruzaron. Como si Lauren hubiera adivinado mis pensamientos, sus manos empezaron a bajar por mi cuerpo. Acarició mi cintura, mis caderas y sus manos empezaron a hacer patrones por mis muslos hasta que llegaron a mi zona más sensible. Abrió los pliegues de mi intimidad y empezó a acariciarla con dos de sus dedos, mandando una corriente eléctrica por todo mi cuerpo. Siguió acariciando mi clítoris con suavidad, haciendo pequeños movimientos, mis gemidos empezaron a ser más notables y Lauren fue subiendo la intensidad de sus toques. Noté como deslizó sus dedos un poco más abajo, tanteando mi entrada y consiguió meter primero un dedo y luego dos, sin ningún tipo de problema gracias a mi total excitación. Empezó a moverlos con un ritmo constante y yo creí que iba a morir de placer ahí mismo. Su boca viajó a mi cuello y aceleró el ritmo de sus dedos en mi interior, mientras que con su pulgar acariciaba mi clítoris. Tuve que fortalecer el agarre de mis brazos a su cuerpo porque creo que iba a desfallecer ahí mismo. Mi respiración era totalmente agitada y no podía aguantar más.

- Lauren, no pares ahora por favor – le supliqué entre gemidos.

Ella me hizo caso y subió el ritmo, yo no aguanté ni un minuto antes de llegar a un maravilloso e intenso orgasmo y desplomé todo mi cuerpo sobre el de Lauren que me sujetó y esperó a que me relajara.

- Te quiero – me susurró Lauren al oído.

La mire sorprendida e iba a responderle pero ella puso sus dedos en mis labios y no me dejo hacerlo, así que me dirigí a su boca para besarla con todo mi amor y demostrarle todo lo que estaba sintiendo en este momento. Yo también moría por tocarla así que fui deslizando mis manos por todo su cuerpo, viajaron a sus pechos los que masajeé con cuidado pero con intensidad, besé su cuello, lo mordí y lamí a mi gusto, quería que ella viviera todo lo que ella me había hecho sentir a mí. Deslicé mis manos por sus costados y agarré su trasero. Lauren subió sus piernas y las enganchó en mi cuerpo y yo aproveché esa postura para tocar su intimidad. Podía notar el calor que emanaba a pesar del agua fría. La acaricié con cuidado e introduje dos de mis dedos en su interior, con un ritmo suave. Lauren seguía mi ritmo con todo su cuerpo y sin duda alguna es la imagen más erótica de toda mi vida. Todo el cuerpo de Lauren se balanceaba contra mis dedos, las olas nos acariciaban y solo estábamos iluminadas por una preciosa y enorme luna. Nada podía ser más perfecto. Aceleré el ritmo de mis dedos mientras también estimulaba su clítoris con mi pulgar. Lauren empezó a gemir y creo que podría correrme otra vez solo de escucharla, quiero ese sonido como banda sonora de toda mi vida. Noté como su agarre en mi cuerpo crecía y sé que estaba cerca así que aumenté la velocidad de mis movimientos.

- Oh Dios Camila – gimió.

Su respiración estaba entrecortada y empezó a gritar de placer. Su cuerpo empezó a temblar y sus uñas se hundieron en la piel de mi espalda. Lauren había llegado así que la sostuve con mis brazos y la pegue fuertemente a mí.

- Yo también te quiero – le susurré en su oído mientras le dejaba un tierno beso en su mejilla – ha sido increíble.

- Lo sé – me contestó separándose de mí para mirarme a los ojos – nunca había sentido algo como esto.

- Tú me dijiste que sería especial y no puedo imaginar una manera más perfecta que esta. Tú y yo, libres en el mar solo con la luna como testigo.

Choque de trenes (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora