Capítulo 29

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-¿Te gusta, nena?-preguntó con una sonrisa un poco retorcida en su rostro.

-Se siente divertido, papi-le respondió la niña, quien dentro de su inocencia, no entendía nada de lo que estaba sucediendo.

-Recuerda que esto debe ser un secreto entre tu y yo. No puedes decirle a mamá, ni a nadie en la escuela, ¿de acuerdo?-dijo apartando por fin la mano de la pequeña.

-¿Por qué, papi?

-Porque esto solo lo hacen los papás que quieren mucho a sus nenas y se enojarían mucho tus amiguitas. A tu mamá porque te castigaría. Es feo cuando te castigan, ¿verdad?

-Si. No dire nada, papi.

-Perfecto, princesa. Ahora, ¿recuerdas como hacer feliz a papi, Cristina?-dijo soltandose el botón del pantalón, la nena solo asintió, se veia en sus ojitos un poco de angustia, de verdad no quería.

-Pero yo no quiero, papi.

-No quieres que me enoje mucho y le pegue a mamá otra vez, ¿o si?

-No-dijo la niña mirando al suelo.-Papi, ¿las otras niñas tambien hacen felices a sus papás como yo?

-Por supuesto, princesa. Ahora portate bien y haz lo que te digo.-la niña de 6 años siguió las ordenes de su papá.

Despertó sudada. Siempre tenía el mismo recuerdo, más bien la misma pesadilla. Su padre le había arrancado su infancia de la manera más ruin que cualquiera pudiera imaginar y lo peor es que nunca lo había podido compartir con nadie. Sentía vergüenza y dolor, no sabía cual predominaba. Se sentó en la cama y abrazó sus rodillas mientras lloraba. Generalmente era una mujer bastante fuerte, pues no permitía que esoa recuerdos oscuros le perturbaran, pero a veces la superaban y esa era una de esas veces. Miró a si izquierda para mirar a Kobbie, dormía plácidamente y lo último que quería era despertarlo y preocuparlo al verla llorar. Se levantó de la cama lentamente, agarro la camisa de Kobbie y vistió con ella, luego salió de la habitación. Se dirigió al balcón, donde encendió un cigarro y dejó su mente volar mientras miraba la ciudad. Estaba todo muy tranquilo, lo cual tenía mucho sentido tomando en cuenta que eran las 3 de la mañana. Detestaba a Lucero, mucho, por alguna razón se creía que podía controlar la vida de todos, incluso la suya y eso no era así. Kobbie no hacía mucho al respecto, solo le daba gusto en todo y eso hacía que la soporte menos. Afortunadamente no le había dado gusto con terminar su relación. Pero por más odio que le tuviera a esa mujer, nunca en la vida se compararía con el que sentía por hombre que era responsable de su vida. Apagó el resto del cigarro y lanzó la colilla por el balcón y se quedó mirando un rato el panorama. Ella se vengaría, si que lo haría, aunque no fuera por su propia mano, su padre pagaría. Dio la vuelta para volver a entrar a la casa.

-Me asustaste. ¿Qué haces aquí? ¿Cómo entraste?-le preguntó al hombre que se escondía entre las sombras.

-Te esperaba.-le respondió dando un sorbo a su trago.

-¿Cómo sabías que vendría?-le preguntó cruzandose de brazos.

-Cristina, soy tu padre.

-Eres un imbécil, Ventura, no me quieras salir con que me conoces o una de esas estupideces que tanto dicen en las novelas. ¿Qué haces aquí y cómo entraste?

Jaque Mate [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora