Capítulo 35

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-Mi amor, ¿me subes la cremallera, por fa?- pidió Lucero a Fernando, sujetándose ambos extremos del vestido contra su espalda.

-Yo lo que quiero es quitarte el vestido, no ponértelo-le respondió con voz picarona mientras se acercaba a ella. Besó nuca a la vez que la ayudaba con lo que le había pedido.

-No comiences, no tenemos tiempo para eso.-le dijo mirándolo a los ojos a través del espejo que tenía en frente.

-Siempre hay tiempo para eso-replicó dándole una palmada en el trasero, ella le sonrió en respuesta, mientras lo veía como terminaba de arreglándose.

-Me estás comenzando a tentar y no puedo permitirme el lujo de tener sexo contigo y llegar tarde a mi fiesta.

-Me siento ofendido-dijo llevándose la mano al pecho, fingiendo indignación.

-Tal vez te compense cuando regresemos. Tal vez.-dijo riendo, colocándose una gargantilla de oro blanco que iba a la perfección con su vestido; estaba casi lista. Él la abrazó por detrás.

-Y nada más para que quede claro...-susurró en su oído, luego dejó un pequeño beso en su hombro derecho.-siempre te hago el amor. No tenemos sexo. Tu y yo nunca hemos tenido sexo.-ella cerró los ojos, en verdad estaba a punto de convencerla.

-¿Cuál es la diferencia?-preguntó con la respiración entrecortada.

-Pues... sexo tuve en ocasiones, pero el amor solo te lo he hecho a ti-Se giró entre sus brazos y sin abrir los ojos, besó sus labios tierna, pero apasionadamente.-esto no es buena idea...-dijo en contra de sus labios, segundos antes de romper el beso. -a menos que no quieras salir por ahora de aquí.

-De querer...- dijo muy cerca de sus labios, lo miraba a los ojos, él miraba sus labios con deseo, con hambre.

-No puedes dudar que te amo- dijo bajito, antes de dejar un beso en su frente y apartarse de ella. Rápidamente entró al baño sin decir una palabra, pero ella sabía perfectamente qué hacía, entró detrás de él.

-¿Te ayudo?- dijo mordiéndose el labio inferior, él volteó a verla.

-No, amor. Me tocas y ese lindo vestido y todo lo que traes debajo desaparece antes de que puedas decir la palabra fiesta-dijo serio, soltando su labio.

-Pero fui la causante, no quiero que mi novio se canse por mi culpa-dijo con una voz seductora que ni ella misma conocía, contra su cuello, donde dejó un pequeño beso que erizó la piel de Fernando. Su mano viajó hacia la cinturilla de su pantalón. Con un dedo bordeó su cuerpo hasta que llegó justo al centro y descendió lentamente, retiró la mano de él y tomó ella el control del acto. Fernando cerró los ojos, apoyó su frente en la de ella y la abrazó por la cintura; no pudo contener un ronco gemido. Lucero besó sus labios, él la atrajo más hacia sí mientras sentía el placer que todo aquello le estaba provocando. Su toque era lento, pero firme, al ritmo perfecto.

-Me vuelves loco-dijo con seria dificultad, haciendo su cabeza hacia atrás.

-Es la idea-replicó en un sexy susurro con una sonrisa maliciosa en el rostro. Se acercó más a su rostro y mordisqueó el lóbulo de su oreja, disfrutaba de hacerlo perder el control.

-Lucero...-le escuchó decir en un ronco susurro, volvió a sonreír contra su cuello, donde estaba dejando besos suaves. Fernando se soltó de su agarre y en un movimiento rápido le levantó el vestido hasta la cintura junto antes de cargarla de frente y besarla con desenfreno. Caminó con ella en brazos hacia el bureau. Con una mano sujetaba a Lucero mientras que con la otra tiró todo al suelo antes de sentarla allí. Rompió el beso, miró con cierta perversidad el centro de sus piernas y sonrió, los ojos de ella estaban negros, llenos de deseo. Sin esperar más, Fernando le sacó la ropa interior y se agachó frente a ella, quedando entre sus piernas.

Jaque Mate [EDITANDO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora