¿Cómo se mide la estupidez?, se pregunta Yuuri en ese momento, con la vista fija en el televisor apagado, ¿será una característica impuesta por la naturaleza?, ¿influirán los factores culturales? o ¿ser estúpido es una particularidad que se tiene o no, como el tipo de sangre, el color de piel o cabello?, realmente no le importa mucho llegar a una definición concreta porque en ese momento se siente el ser más tonto y crédulo de toda la vía láctea, pero ¿cómo así?...Después de su tarde de confesiones con Minako, Yuuri no volvió a verla ni ayudarla en las clases, no soportaba la mirada de tristeza en el rostro de la mujer ni los vanos intentos de hacerle sentir mejor, no es como si le reprochara su esfuerzo, pero simplemente no lo soportaba, en cambio volvió a la misma rutina de todos los días, correr por las mañanas, practicar toda la tarde y por la noche pasar el tiempo con sus padres, trataba de no cambiar nada, su rutina le daba una sensación de pasividad y confort que lo adormecía, si nada cambiaba, sus sentimientos tampoco lo harían.
Ese día al terminar su práctica las trillizas de Yuko lo estaban mirando desde la barrera, se les había hecho costumbre verlo practicar, cuando llegan del colegio el ya está ahí, así que un buen día las niñas le habían pedido que las enseñara a patinar, el no se negó, eran las hijas de una de sus mejores amigas, las pequeñas tenían talento y una energía tremenda que a Yuuri le contagiaba felicidad.
-¿Cómo les fue en el colegio?-pregunta llegando a la barrera junto a las niñas que lo miran curiosas como siempre, pero esta vez no le responden, solo se quedan ahí, calladas -¿pasa algo?- cuestiona preocupado mientras se pone los protectores y avanza hacia ellas.
-Yuuri-kun -hablan las tres al mismo tiempo, con una sincronía que sigue sorprendiendo al mayor- ¿nos haría un favor?-
Yuuri duda unos momentos -uhm, si creo, ¿qué necesitan?- dice medio desconfiado.
-Hoy es el campeonato Europeo-habla una de ellas- pero mamá no nos quiere dejar verlo porque dice que es muy tarde, ¿podemos verlo con usted?- las tres tiene las manos unidas en forma de plegaria y la cabeza inclinada en espera.
-Si su madre dijo que no, yo no soy quien para contradecirla- aclara Yuuri, no quiere meterse en problemas con Yuko y Takeshi.
-¡Por favor!, Mamá nos dejara verlo si estamos con usted- ruegan las tres, los ojos se les han puesto llorosos y el labio inferior les tiembla, Yuuri no sabe manejar el chantaje emocional y termina accediendo.
Al final su sala termina llena de sus conocidos, Yuko y Takeshi habían llevado a las trillizas que estaban tan emocionadas que parecía que explotarían, sus padres y Mari también se habían aparecido, Minako llego radiante como de costumbre, le saludo feliz y lo abrazo como si él no la hubiera estado evitando.
-¿Por qué tan emocionadas?-preguntó su hermana que fumaba un cigarrillo despreocupada.
-¡Hoy compite Yurio!-gritaron las tres sentándose justo frente al televisor.
-¡oh!, ¿enserio?-Mari apago el cigarro rápidamente y se sentó junto a las trillizas.
Yuuri rio al ver a su hermana comportarse así, no solo Yuri, Emil, Michelle e incluso Chris competían esa noche y aunque sabía que Viktor no competiría, no podía evitar tener la esperanza de verlo.
El primer y segundo grupo pasaron sin ninguna sorpresa, todos los patinadores eran bastante buenos aunque en su casa todos esperaban la presentación del chico rubio.
El reportero japonés narraba un resumen de lo ocurrido con el primer y segundo grupo cuando lo ve, en el fondo de la pantalla, Yuuri podría reconocerlo incluso si se quedaba ciego, luce igual que siempre, tranquilo, confiado, con su sonrisa fácil que le acelera el corazón y quiere protestar cuando una de las niñas cambia el canal, hace zapping entre programas hasta que logra encontrar el que quiere.
El reportero ruso habla quizá muy acelerado y las letras con los subtítulos en ingles pasan demasiado rápido, pero a Yuuri no le importa, para su desgracia puede comprender a la perfección lo que dice, con el año que ha pasado en Rusia puede mantener una conversación fluida sin problema alguno.
La hermosa cara de Viktor adorna la pantalla, pero no está solo, aparte del reportero, a su lado, tomada de su mano, hay una chica, Yuuri la definiría mas como una mujer, su mente no le da para más adjetivos pero sabe que es guapa, alta, muy delgada y con facciones finas, sonríe hacia la cámara luciendo feliz.
-Estamos comprometidos-anuncia Viktor feliz sosteniendo sus manos unidas mostrando orgulloso los anillos.
-Muchas felicidades Sr.Nikiforov, no quisiera incomodarlo con esta pregunta pero, ¿Qué hay de su relación con el patinador Yuuri Katsuki?-el reportero parece contento, mientras pone el dedo en la llaga.
-No quiero hablar sobre eso-el rostro del mayor permanece igual, con la sonrisa ensayada que le dedica a casi todos-lo importante ahora es que estoy con una mujer hermosa y que pronto nos casaremos.
Yuuri oye un grito ahogado, no logra descifrar de parte de quien, y escucha el control del televisor caer al momento que la pantalla del televisor se apaga y el rostro de Viktor deja de sonreírle.
¿Cómo se puede medir la estupidez?, observando la pantalla del televisor en negro, Yuuri cree que si en ese momento buscara la definición de estupidez humana, su rostro saldría en respuesta.
Vuelve a la realidad cundo nota varios pares de ojos observándole, evaluando su reacción, sabe que esperan que llore o que salga corriendo, que se desarme como siempre lo ha hecho ante cualquier situación difícil, pero se siente extrañamente tranquilo.
-Estoy bien- aclara y se levanta sereno caminando hacia su habitación.
Caminado por el pasillo Yuuri cree que empezara a llorar, pero nada pasa, alarga la mano tocado la pared a su derecha y deslizándola mientras camina.
Ya en su cuarto, se tira en la cama, observa el techo un rato, está mirando las estrellas fluorescentes que su padre pegó ahí cuando aún era un niño y tenía miedo de la oscuridad, sorprendentemente aun brillan, las cuenta tres veces, antes de pararse y coger su laptop, había olvidado el celular en la sala y no planeaba volver por él.
No le es difícil encontrar la nota, es la primera en aparecer después de teclear el nombre de Viktor , la lee muy por encima hasta toparse con lo que busca, abre Instagram y teclea el nombre de la chica, rusa por supuesto, 26 años, diseñadora de modas y es toda la información que obtiene de su biografía, es muy guapa, ojos castaños, comunes, como los suyos, cabello negro y corto hasta los hombros, Yuuri piensa que se perece un poco a Isabella, la prometida de JJ, sus fotos más recientes son con Viktor, en la playa, comprometiéndose, paseando por alguna cuidad que él no conoce, y una sola de sus manos, unidas, con los anillos brillantes en sus dedos, Yuuri ríe irónico, es justo como la que el tenia con el ruso, las notificaciones llegan a montones pero el las ignora, y se dirige al perfil del mayor, sus fotos juntos aun sido borradas, cada una sin excepción, no queda rastro de su relación con el, incluso las más viejas, de la primera vez que vino a Hasetsu no están, como si Yuuri jamás hubiera existido en su vida inconscientemente se lleva una mano al pecho justo donde comienza a doler.
Después de ver las fechas de publicación de las fotos y sacar cuentas, Yuuri llega a la conclusión que ya conocía, a la verdad que se había estado negando, que el no era el único, lo sentía en la manera en que Viktor lo abrazaba, besaba o incluso en la forma de pronunciar su nombre, lo sabia desde que le pidió un tiempo, que eso podía terminar de cualquier manera menos con un final feliz.
Os quiere
Akivapotter
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There and back again [Otayuuri]
Fanfiction-A mi no me importaría haberte conocido antes o en 50 años, de cualquier manera te amaría tanto como ahora- comenta Otabek aun sonriéndole, Yuuri lo imita, una sonrisa floja se posa en sus labios, sus pies se balancean sin tocar el suelo y piensa qu...