Al día siguiente después de correr, con las respiraciones agitadas se sientan a descansar sobre la arena, Yuuri se quita las deportivas y entierra sus pies en la arena fresca, se siente cómodo con Otabek ahí, el chico le ha aclarado la razón de su estancia y se siente sumamente agradecido, nadie a parte de su familia se ha preocupado por el, después del anuncio de Viktor la atención se ha centrado completamente en la boda del ruso y todo el mundo parece haber olvidado su recién terminada relación con él, como si hubiera sido borrado del mapa, como si el patinador japonés nunca hubiera existido.-Nadie puede odiarte con más intensidad que alguien que solía amarte- el menor rompe el silencio con aquella frase recordando la noche anterior- lo leí en un libro- aclara.
Yuuri se deja caer sobre su espalda pensando que es completamente cierto, no solo odia a Viktor por haberlo dejado, porque lo ha terminado por medio de una carta o por que se vaya a casar, sino también porque le ha roto el corazón, en mil pedazos y Yuuri cree que aunque lo reconstruya nunca volverá a amar igual.
-¿Tú has odiado a alguien así?-pregunta el mayor viéndolo desde abajo, los sentimientos de Otabek siempre le parecen tan lejanos y confusos.
-Me he odiado a mí mismo por amar a alguien que no debía- la respuesta lo asombra un poco pero la comprende, él también se odia porque en alguna parte de su corazón roto sigue queriendo a Viktor.
-Oye, ¿tú y Yuri tiene algo?- el mayor que se tapa la boca arrepentido al instante- lo siento, vas a pensar que soy un chismoso-
Otabek no le mira, solo niega con la cabeza - Solo somos amigos- su vista permanece fija en el mar, sus manos juguetean con la arena a su alrededor.
-Siempre pensé que había algo ahí- frunce el ceño ante su fallida teoría.
-Yo también lo pensaba- la voz del menor suena lejana y un poco amarga.
Va a preguntar pero el chico lo corta por completo, se levanta sacudiéndose la arena y comienza a caminar de regreso, Yuuri lo sigue en silencio.
A Otabek le gustaba Yuri, quizá demaciado, quizá desde la primera vez que lo vio, quedo prendado a los ojos verdes del chico, de su determinación y su mirada de fiera como de soldado, años después cuando volvió a encontrarlo creyó tener oportunidad, se volvieron tan cercanos que el kazajo pensó que sería cuestión de tiempo pero no fue así, el rubio está envuelto en un juego macabro de toca y corre con Leroy, porque aunque el canadiense está comprometido y Yuri finja que lo odia, cada vez que se ven terminan enrollándose en algún lado para después dejarse como si no hubiera pasado nada, Otabek no sabe qué clase de juego extraño es ese, pero él había abandonado la partida hace mucho tiempo, ha esperado por años atorado en una línea poder dar todo el amor que tiene, él es una persona lista y sabe que muchas veces aferrarse duele más que dejar ir, por lo que corta el hilo delgado e invisible que lo une al rubio quedándose en Hasetsu donde hay alguien que si necesita de su cariño, todo el que tiene oculto para dar.
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Balancea su pie izquierdo fuera de la cama, tiene las manos cruzadas detrás de la cabeza dándole soporte mientras las estrellas fluorescentes le hacen compañía de nuevo, ha hecho una pequeña investigación y según lo que leyó en Internet superar una relación toma de 6 a 9 meses, Yuuri se pregunta si eso aplicara para el amor de tu vida, porque parece que Viktor le ha superado en menos de un tris y él no quiere seguir sufriendo.
Nl soporta la manera en que los pedazos de su corazón roto se le incrustaran en el pecho cada vez que piensa en él, no quiere sentir la ira consumiéndolo mientras la vergüenza y el rencor le carcomen las entrañas, con la vista clavada en el techo y las estrellas fluorescentes como testigos decide que lo superara, que lo olvidara tan o más rápido de lo que Viktor lo ha olvidado a él.El golpeteo en la puerta le hace quitar la vista del techo, esta se abre dejando ver a Otabek que se recarga en el marco de la puerta con su postura de siempre, brazos cruzados sobre el pecho y rostro serio, Yuuri se pregunta como se sentiría hacerlo sonreír e imagina como serian su rostro si riera a carcajadas, con los ojos achicados por la risa y mostrando todos los dientes.
-Tu madre dice que la cena esta lista- anuncia a voz monótona y Yuuri imagina esa voz siendo entrecortada por la risa, ¿sonaría dulce? o ¿grave como siempre?
-Ven aquí- pide pegando su costado a la pared dejando libre un espacio en la cama para que quepa el menor.
El kazajo duda un momento antes de caminar hasta la cama y acostarse junto a él, la cama individual les vine chica, sus brazos y piernas se rozan inevitablemente, Yuuri es el primero en hablar rompiendo con el incómodo silencio.
-Es raro- dice el mayor al fin.
-¿Qué es raro?
-Esto- aclara señalando a los dos- el que estés aquí, que estemos aquí acostados como si fuéramos los grandes amigos y...-Otabek lo interrumpe.
-Somos amigos-dice rápido de nuevo.
-Lo sé, a lo que me refiero es que - Yuuri suelta una risita antes de continuar- nadie, aparte de mis padres, se ha recostado conmigo en esta cama, ni siquiera Viktor- el menor eleva las cejas, parece asombrado.
-Entonces si es raro- se mantiene callado un momento para después soltar un gruñido parecido a una risa.
Yuuri sonríe también, feliz de hacerlo reír.
El silencio se instala de nuevo entre los dos, Yuuri mueve sus pies rozando ocasionalmente los del contrario y juega con las manos en su propio cabello, Otabek mira fijo al techo, sus ojos se mueven rápido mientras cuenta las estrellas verdes amarillentas una y otra vez.
-¿Me entrenarías?-pregunta el menor alejando su vista del techo- no oficialmente, solo... me gustaría que me enseñaras todo lo que sabes, hace mucho que no me siento yo mismo sobre el hielo, solo patino porque sí- la confesión es extraña y a la vez agradable, el corazón de Yuuri se entibia al saber que el chico confía en el.
-Otabek, yo...-la voz de Yuuri suena dudosa y asombrada.
-No me refiero a técnica ni saltos- aclara antes de seguir- me gustaría que me enseñaras a hacer música con mi cuerpo, justo como tú lo haces- Otabek le sonríe, una sonrisa muy pequeña, apenas y eleva las comisuras pero es suficiente para convencer a Yuuri
-Lo hare- acepta el mayor- aunque te advierto que soy el peor maestro-
-Me arriesgare- comenta el menor, su vista clavada nuevamente sobre las estrellas.
Yuuri gira quedando de lado, los lentes clavándose en el costado del rostro mientras observa la cara del kazajo, facciones duras, cejas tupidas, pestañas largas y pequeñas pecas sobre el puente de la nariz y pómulos que apenas si se notan bajo su piel bronceada, busca la mirada del chico, su cuerpo luciendo más pequeño a comparación.
-Lo voy a superar-anuncia y Otabek no tiene que preguntar para saber a qué se refiere- lo voy a olvidar así como el prometió que no lo haría.
-Te ayudare- Otabek toma su mano con confianza y da un apretón fuerte antes de soltarla comenzado a pararse- ahora vamos a cenar que muero de hambre- se detiene junto a la puerta y sonríe, con una expresión bellísima, nunca lo había visto sonreír con tanta confianza y Yuuri deja de respirar por un momento.
Os quiere
Akivapotter
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There and back again [Otayuuri]
Fanfic-A mi no me importaría haberte conocido antes o en 50 años, de cualquier manera te amaría tanto como ahora- comenta Otabek aun sonriéndole, Yuuri lo imita, una sonrisa floja se posa en sus labios, sus pies se balancean sin tocar el suelo y piensa qu...