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El cuerpo de Yuuri está pegado a la pared, las manos grandes de Otabek le sostienen de la cadera manteniéndolo cerca impidiendo que se mueva mientras le besa profundo y desesperado, jadea impaciente y sonrojado tratando de respirar adecuadamente anclándose a los hombros del menor, el kazajo cuela sus manos por debajo del suéter de el mayor recorriendo la espalda con dedos ansiosos, sus labios descienden sobre la mandíbula besuqueando deseosos toda la piel a su disposición, muerde y succiona el cuello dejando marcas violetas.

-Mío-gruñe contra el cuello del mayor frunciendo el ceño cuando lo escucha reír.

-¿Acabas de gruñir?- pregunta divertido- me queda claro que soy tuyo no me tienes que marcar como ganado- se queja mientras se talla el cuello.

-Solo quiero que Viktor lo tenga bien claro- comenta Beka con voz pastosa, ceño fruncido y rostro serio, Yuuri ha aprendido a leer a través de sus facciones, solo está preocupado y tal vez un poco celoso.

-Yo lo tengo bien en claro- dice el mayor tomándole de las mejillas, utilizando el tono de voz tierno que solo usa con él.

-Con eso me basta- acepta Otabek inclinándose para besarlo de nuevo lento y demandante, van 10 minutos tarde pero no les importa.

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El lugar de encuentro, la playa, está tranquila y silenciosa a esa hora, es muy temprano por lo que no hay nadie alrededor, siente el estomago pesado y revuelto, unas ganas enormes de tomar a Otabek, volver a casa y cobijarse bajo las mantas entre los brazos fuertes del menor que siempre logran calmarlo se apoderan de él, desde donde están parados puede observar a Viktor, Yuuri da saltitos sobre las puntas de los pies y se mordisquea las uñas inquieto.

Escucha a Otabek reírse a su lado.

-Todo va a estar bien- le dice el menor alentándolo mientras toma su mano con fuerza y le dedica una sonrisa pequeña y torcida- Voy a estar justo aquí- le recuerda tratando de tranquilizarlo, Yuuri asiente apretando la mano contraria.

-¡Te quiero!- le dice derrepente subiendo la voz y sonrojándose un poco.

-Lo sé, amor- el kazajo lo hala cerca, depositando un beso suave sobre su frente para después alejarse.

Yuuri se queda solo parado en medio de la playa, cuenta hasta diez, hace ejercicios de respiración y mueve sus pies en círculos como si calentara obligándose a sí mismo a andar, sus deportivas se entierran en la arena al caminar, se siente funesto, como si avanzara hacia su propia ejecución, mueve la cabeza de un lado al otro repetidas veces tratando de alejar los pensamientos negativos.

Esta solo a unos cuantos pasos de Viktor que descansa sobre la arena, lleva gabardina a pesar de que no hace tanto frio, hace círculos con las manos revolviendo la arenilla alrededor, luce igual que siempre, como si hubiera contenido la respiración hasta su regreso, cuando lo mira le sonríe feliz, como si se alegrara.

-¡Yuuri!- exclama el ruso levantándose, se limpia descuidadamente la arena que se ha pegado a su pantalón mientras ríe haciendo que en las comisuras de su boca se formen pequeñas arugas y abre sus brazos envolviéndolo en un abrazo.

El japonés permanece laxo en su lugar, brazos lánguidos sobre sus costados y gesto molesto, "¿Cómo es que puede ser tan cínico?", se pregunta dando un paso hacia atrás.

-Oh, lo siento, es la costumbre - se disculpa aun sonriendo mientras se encoje de hombros restándole importancia.

-No lo hagas de nuevo- pide Yuuri negando con la cabeza, mira hacia atrás, a lo lejos puede observar la figura difuminada de Otabek, el ruso sigue su mirada topándose también con la imagen del kazajo a la distancia.

There and back again [Otayuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora