Capítulo diecinueve: No te des por vencido

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—Esta es la parte en la que me dices algo, Claire— expresó con desespero en sus ojos— ¿yo te gusto? ¿Más que como un amigo?

Mi corazón dio un salto. Pero sabía perfectamente cómo responder esa pregunta, así que mi expresión se endureció.

—¿Cómo crees que tú me puedas gustar luego de lo que me hiciste?— pregunté con indignación, él trató de decir algo pero logré interrumpirlo— Y, está bien, digamos que te equivocaste, que fuiste un inmaduro y ahora estás arrepentido. Eso no quita que cuando regresaste volviste a tus andanzas con Megan y todos los demás. Especialmente no podré perdonarte que te hayas hecho tan íntimo precisamente de ELLA.

Lucía preocupado por lo que acababa de decirle. Volteó hacia otro lado y pasó ambas manos por su rostro. Luego, volvió a mí.

—Claire, Megan es como es porque sus padres no se ocupan de ella. Para ellos, Megan es un cero a la izquierda— ¿estaba hablando en serio?— luego de que no tuve más contacto contigo logré conocerla mejor, y entenderla. Es una chica con problemas, es por eso que siempre necesita la atención de los demás, porque sus padres nunca le prestan el tiempo suficiente por sus negocios y todos los líos de adulto.

Pensé por un instante —Tú más que nadie sabes el daño que me ha hecho esa chica. Yo también tengo problemas, y no por eso ando por ahí destruyendo la vida de los demás.

Crucé mis brazos.

—Todos tenemos maneras distintas de manifestar nuestro enojo, Claire. Por ejemplo, tu estuviste todo este tiempo escondiéndote del mundo, yo, cuan inmaduro, dejé de ser amigo de la chica más especial de mi vida— me acomodé en mi puesto, incómoda— y Megan se descarga con los demás. Muchas veces ella ha necesitado de mi apoyo, ya que sus "amigas" no son precisamente sus amigas. Ella sabe perfectamente lo que siento por ti.

Leo se acostó con ella- pensé. Esa idea no me dejaba en paz.

—Por favor, una vez más, te pido perdón, Claire— él juntó sus manos en modo de súplica.

—Llévame a casa— le dije levantándome del asiento. No quería seguir escuchándolo más.

—Pero, Claire, al menos vayamos por pizza o lo que quieras antes de llevarte a casa— lo interrumpí.

—Ya no te quiero escuchar, Leonard. Llévame a casa— y comencé a caminar en dirección al aparcamiento. Sé que él seguía mis pasos.

Cuando al fin llegamos a su auto, él abrió la puerta por mí. Logré ver su rostro, se veía triste, decepcionado.

¿Acaso nunca lo habían rechazado en toda su vida?

Oh, por supuesto que no. Esta debe ser la primera vez que una chica no cae en sus brazos luego de semejantes palabras.

Fui cruzada de brazos en todo el camino de vuelta a casa mirando hacia otra dirección. El rostro de Leo me ponía bastante mal.

—Gracias por acompañarme— dijo deteniendo mi brazo antes de salir de su auto. Noté que tenía pequeños vasitos rotos en sus ojos. Asentí con la cabeza y me dirigí a la puerta de mi casa.

¿Por qué tenía un estúpido nudo en el estómago?

Al cerrar la puerta, me di cuenta de que mi hermano junto a Chloe, Vanessa y Richard, estaban jugando placenteramente Monopolio en la sala. Tan placenteramente que ni notaron que había llegado.

Mejor- pensé, y fui directamente a mi habitación.

El nudo que tenía en el estómago se intensificó en mi garganta.

Recosté la cabeza de mi almohada y comencé a llorar con desesperación. Lloré todo el llanto que había contenido desde que Leo prácticamente se me declaró.

Amo Que Me OdiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora