Salí corriendo a agarrar mi cartera en donde se encontraba mi inoportuno teléfono celular.
—¿Hola?— vi que Leo estaba totalmente acostado en la cama con sus manos en la cara.
—Claire!— escuché la voz de Diana— ¿Cómo está Richard? ¿Se ha portado bien?
Me quedé parada en el tocador en donde estaba mi cartera con mi móvil mirando a Leo. ¿Acababa de decirme que me ama?
—Oh, sí, sí. Está muy bien. Ahora mismo está dormido— contesté lo más bajo que pude.
—¿Por qué hablas tan bajito? ¿Y nerviosa? ¿Acaso estás con Leo en tu habitación? ¡Oh, mi Dios!— exclamó mi prima con exageración.
—Hmm... Sí, tengo que colgar— no sabía cómo decirle a Diana que cerrara la boca. Leo había quitado las manos de su cara y me miraba con extrañeza, aún acostado.
—Está bien, primita. Cuida de mi hijo, mañana lo llamaré cuando despierte. ¡Usa protección!— tapé mi boca con una de mis manos para calmar mis impulsos de gritarle a Diana. Así que solo colgué la llamada.
—¿Quién era?— quiso saber Leo.
—Diana. Quería saber sobre Richard— dejé mi celular en su sitio y me quedé parada.
—Ven aquí— me pidió Leo. Así que fui hasta la cama y me acosté a su lado, él tomó mi mano y la llevó a su boca.
—Leo, estuve pensando varias cosas, y hasta he soñado con nosotros estos últimos días— él me miró a la cara— El próximo año nos graduaremos. Tú irás a la universidad a jugar béisbol y yo aún ni siquiera sé qué estudiaré. Tengo varias ofertas por mis calificaciones, pero el punto es que pronto nos separaremos. Y tengo miedo de que eso pase...
Él se sentó en la cama e hizo que yo me colocara en la misma posición a su lado.
—No hay nada de qué preocuparse, mi amor— me dijo tomando mis dos mejillas con sus manos.
—Claro que hay de qué preocuparse. Quizás para ti yo solo sea una chica más. Pero tú para mí eres todo. Tal vez ya te habías dado cuenta, pero eres mi primera experiencia, mi primer novio y hasta... mi primer beso— dije avergonzada. Él rió por lo bajo, pensé que se estaba burlando.
Si iríamos a universidades diferentes el próximo año, no sería fácil separarme de él... una vez más.
—Tú también eres mi primer beso, Claire— dijo con una media sonrisa. Yo lo miré confundida.
—¡Tonto!— le di una manotada por el estómago— Mentiroso.
—Es verdad. Solo que tú no lo sabías— dijo convencido— Antes de que papá muriera tuve "la charla" sobre chicas con él. Cosas de hombres— comenzó a titubear— Entonces un día vi que estabas dormida en tu habitación— abrí los ojos como platos— tranquila, no te violé ni nada parecido.
Los dos comenzamos a reír.
—Solo te di un pequeño beso. Quería saber qué se sentía besar a una chica. Nunca te lo conté porque sabía que si lo hacía dejarías de hablarme— no lo podía creer, su mirada se tornó seria— Y con respecto a la universidad, ¿no me escuchaste cuando te dije que eres todo para mí? la única razón de volver fuiste tú, no permitiré separarme de nuevo de ti. Ya pensaremos en algo, yo también tengo varias ofertas y así tenga que dejar el béisbol por estar contigo, lo haré.
—No, nunca me perdonaría que abandonaras ese sueño— le dije acariciando su quijada— Es cierto, ya pensaremos en algo— le sonreí con ánimo.
No me había atrevido a besarlo por iniciativa propia, así que lo hice.
Acaricié sus labios con los míos con toda la dulzura que pude. Segundos después, me separé solo un poco.
—También te amo, mi amor— susurré. Leo esbozó una sonrisa.
—Repítelo de nuevo.
—Te amo, te amo, te amo— susurré en su oído y acto seguido él se abalanzó sobre mi a darme besos en el cuello, haciéndome cosquillas.
—¡Leo! Vamos a despertar a Rich...
—Oye, cuando sueñas conmigo, ¿está la luz prendida o apagada?— lo fulminé con la mirada a la vez que le daba un nuevo golpe en el pecho.
Al día siguiente, Richard amaneció feliz y por fin pudo hablar vía telefónica con su madre.
En la noche, me costó dejar a Leo regresar a su habitación.
Hoy decidimos ir a pasear al pueblo cercano a casa de la abuela, el que frecuentan los turistas.
Estuvimos caminando por varios minutos viendo tiendas y tratando de entender a la gente extranjera.
Saqué mi cámara y comencé a tomarles fotos a Leo y a Richard montados en un lindo caballo blanco de manchas negras.
Luego Leo tomó algunas fotografías mías dándole besos a Richard en un mirador que daba hacia el mar.
Cuando estuvimos lo suficientemente cansados, entramos a un restaurante a comer mariscos.
Richard jugaba con una lancha de juguete que acababa de comprarle Leo y yo estaba perpleja viendo a una pareja de casados con un niño síndrome de Down.
No soportaba que la gente mirara al niño diferente, sobretodo otros niños lo veían con desaprobación, solo porque sus padres le daban comida a la boca siendo de unos nueve o diez años.
Él miraba a su alrededor nervioso y confundido.
—Psicología— le susurré a Leo al oído.
—¿Qué?— interrogó él con confusión.
—Psicología. Estudiaré psicología en la universidad. Voy a especializarme en el acoso escolar— sonreí.
—Oh, entonces serás la psicóloga más sexy del mundo— me guiñó un ojo y sin pensarlo, depositó un sonoro beso en mis labios.
Rich se llevó ambas manos a los ojos.
—Lo siento, Rich— dijo Leo con los ojos muy abiertos. Yo ya no podía contener la risa.
—¿Ya terminaron?— preguntó mi primo aún con las manos en sus ojos.
—Aún no— expresó Leo a la vez que volvía a besarme, tan lento y tan dulce que casi me deja sin aliento.
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Amo Que Me Odies
Teen Fiction¿Imaginas tener en tus manos la oportunidad de vengarte del chico que más te ha hecho daño? Claire y Leo han sido amigos desde siempre, compartiendo risas y aventuras. Sin embargo, todo cambia cuando Leo comienza a hacer nuevos amigos al cumplir 12...