Capítulo 13

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Albus recordaba las palabras de su madre como un recuerdo borroso. Las palabras todavía sonaban en sus oídos y a medida que pasaba el tiempo, iban adquiriendo nuevos significados. Al principio Albus tuvo muy claro que se trataba de la aprobación total, pero luego entendió que el trato de aquella aprobación suponía un intercambio, debía contárselo a su padre.

Hablar con su padre era fácil siempre y cuando tratara de quidditch, clases, Hogwarts o el Ministerio. Todo lo que saliera fuera del mundo de Harry Potter era complicado de tratar. Para Albus no suponía ningún problema, tenía a su madre para hablar de todo el resto de cosas mundanalmente necesarias para su supervivencia y, de todos modos, su padre siempre había ejercido como tal y no podría tener otra queja que esa.

"Cielo, los apellidos no deben marcas fronteras", le dijo su madre. "No dejes que eso te aparte de él". Albus encontró el momento perfecto para hablar con ella poco antes de irse a Hogwarts de nuevo. "Háblalo con tu padre, Albus. Él sabe perfectamente que los apellidos y sus estereotipos solo traen problemas" dijo. "Habla con él".

Pero no lo hizo. Todavía no estaba listo. Hablar de Scoprius con su padre era algo para lo que no estaba psicológicamente preparado. Se había subido al tren sin haber tratado el tema con Harry, y Albus sabía que su madre acabaría diciéndoselo tarde o temprano.

Caminaba a través de los vagones con Rose tras él. La chica se había quejado por su persistencia en sentarse en el vagón de Slytherin. Albus tenía solo una idea en mente, quería ver a Scorpius lo antes posible. Caminaba con el corazón en un puño, apartando de un empujón a cualquiera que se interpusiera en su camino.

—Vigila por donde vas, Potter —mascullaron más de uno.

Pero Albus no aminoró el ritmo. Con su prima tras él y la única intención de encontrarle, seguía caminando.

—Albus... ¡Albus, por favor! —Rose hizo que se detuviera—. Vamos a buscar compartimento y luego lo buscas a él...

—Rose, no he vuelto a saber de Scorpius desde que le respondí a la carta —dijo Albus—. Tengo que verle ya.

—Puedes esperar cinco minutos más. Quizás no haya subido al tren todavía. Vamos.

Finalmente, Rose convenció a Albus para ir a buscar compartimiento y luego salir a buscar a Scorpius cuando el tren se pusiera en marcha. James, Lance y Daren se unieron al compartimento poco antes de que Albus quisiera irse. Se sentaron con ellos y dejaron sus cosas.

—¿Lance, llevas lo que te he dado antes?

—Sí, está aquí... —Lance se tocó el bolsillo de la chaqueta por encima de la tela.

—Bien —James sonrió con picardía.

Abus se puso en pie y anunció que se iba.

—¿A dónde vas? —le preguntó James.

Daren le miraba ensombrecido.

—Ahora vengo.

—Saluda a Malfoy de mi parte —dijo James con el mismo tono picarón de antes. Su hermano sabía que iba a ver a Scorpius. Albus miró a Daren, percibió el odio y la rabia en sus ojos. El chico estuvo pendiente de todos sus movimientos cuando salió del compartimento.

Buscó a Scorpius por todo el tren, pero no lo encontró. Entendía que su condición de prefecto pudiera hacerle desatender a sus obligaciones sociales, pero después de haberle buscado en el vagón de prefectos y no encontrarle, se empezó a preocupar.

Encontró a Eyden Woodland alrededor de unos alumnos de primer curso. Los niños preguntaban a la prefecta de Slytherin cuanto quedaba para entrar en Escocia. Albus se acercó mientras Eyden les exigía que se sentaran en sus asientos.

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