corbatas | otayuri

Prólogo

“A veces una simple corbata de por medio era mejor que los sentimientos.”

Todavía me acuerdo de aquel día, ese que se suponía que era el gran día, estábamos frente al espejo de cuerpo completo, mirando nuestros reflejos, aunque sabía que él me estaba mirando a mí al igual que yo le miraba a él, sus ojos verdes, tan brillantes, tan relucientes como la primera vez, aún la recuerdo.

Se puso frente a mí, con los labios entreabiertos, con los dedos temblorosos, siempre había sido así cuando estaba cerca, lo sabía. Sus manos se dirigieron hacia mi corbata y una sonrisa se desliza en nuestros labios al mismo tiempo.

—No puedo creer que aún no sepas anudar estas —murmuró, su vista perdida en hacer el nudo, mientras que la mía se pierde en la belleza de su rostro, y me gusta tanto.

—Supongo que prefiero cuando lo haces tú.

—Eres un idiota por eso, no estaré aquí por siempre para anudar tus corbatas, Beka —me reprochó, y aunque sé que debería de estar molesto por aquello sólo siento cierta adoración hacia él.

—Ya lo sé, pero supongo que debo aprovechar mientras estés, ¿o no?

Un pequeño silencio se formó en la habitación, mientras él hacía el nudo de la corbata negra, yo miraba cada movimiento de sus manos perdiéndome en la delicadeza con la que estas se movían, sin siquiera darme cuenta de que estaba atando y desatando una y otra vez.

—¿Qué haces? —inquiero cuando vuelve a atarla y luego la deshace—. Oye, que no es gracioso.

—Lo siento es que no me queda perfecta —dice medio riéndose, porque sé que encuentra divertido hacerme esto en esta noche tan especial—. Ya casi me queda, lo juro.

—Juras como la mierda. —Bufé pero en realidad disfrutaba.

Disfrutaba de ver su pequeña sonrisa burlona, de sus ojos verdes mirando los nudos que hacía atentamente para luego quitarlos, de sus labios que necesitaban ser ocupados.

Fue entonces cuando se me vino todo, de golpe, cuando me miró a los ojos y una sonrisa triste se formó en él, fue ahí cuando vi todo como se supone que debía de ser.

—Adelante, príncipe kazajo. El altar te espera.

Y para responder a ese todo no hice más que sostener su nuca y besarlo.

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prometo terminar esta fic ok