HATE
Fue en una fiesta de niños en la que ellos dos se habían conocido, la música clásica se oía dentro de la lujosa casa, las madres se reunían a beber alcohol, y los niños jugaban en el patio trasero junto a los dulces. Los niños rusos de adorables mejillas y ojos tiernos vestían todos y cada uno un traje de marca muy bien cuidado.
Pero habían dos niños que se diferenciaban de los demás. Ellos dos odiaban las fiestas que se organizaban a su alrededor, mientras que los demás sí se sentían agusto en ellas.
Yuri Plisetsky era un niño de naturaleza amargo, sentía repulsión a todo, odiaba la idea de socializar, pero qué le importaba. Era un ignorante orgulloso.
Otabek Altin era el único chico de piel morena entre aquella comunidad, además de no ser precisamente ruso. Tenía sangre kazaja y estaba orgulloso por eso, pero también le impedía socializar porque todos los niños rusos se acostumbraron a ver personas de su mismo tono de piel, y al notar a alguien de un tono más oscuro, lo rechazaban.
Pero como ya sabemos, había alguien que no le importaba nada, ni siquiera el color de piel del kazajo.
Desde que la fiesta había tomado inicio, Otabek y Yuri estaban sentados en las sillas, siendo separados por un asiento de distancia, mientras que los demás niños jugaban entre ellos.
A Yuri le molestaba todo, absolutamente todo. Incluso el hecho de que el niño moreno a su lado tenía la corbata mal hecha, era algo que lo incomodaba porque para el rubio de siete años todo debía ser perfecto.
—Deja de mirarme... —murmuró Otabek cruzándose de brazos al sentir la mirada enojada del rubio.
—No te miraba a ti, estúpido —acotó el otro rodando sus verdes ojos—. Miraba tu estúpida corbata; no está bien atada.
Otabek bajó su mirada hacia ésta, con expresión confundida.
—La até yo mismo —dijo, pensando que con eso arreglaría todo.
—Noticia de última hora: eres pésimo atando corbatas.
El kazajo de diez años bufó. No podía permitir que un niño menor que él le dijera qué estaba mal y qué no.
—Mamá dice que si practico por mi cuenta, en el futuro habré perfeccionado. —Sintió una pequeña satisfacción al recordar aquella frase. Amaba a su mamá, como cualquier otro niño, pero la apreciaba más de lo que cualquier otro mocoso lo haría.
—Ven acá, idiota. —El pequeño rubio se levantó de su asiento, colocándose enfrente del kazajo y tomando su corbata—. Te enseñaré cómo atarla. Presta atención porque no lo repetiré.
Otabek no iba a discrepar, aunque sí se sentía extraño al tener al pequeño ruso tan cerca de él. Según la mamá del kazajo, nadie podía acercarse a él a tal distancia, ya que eso era invasión de la privacidad.
Pero el pequeño kazajo no quería apartar al rubio. Dios sabrá por qué.
Se quedó pensando en lo que decía su madre. Tanto que no se percató cuando el niño rubio había acabado.
—Listo —susurró Plisetsky sintiendo satisfacción al ver aquella corbata bien atada, y todo gracias a él—. Prestaste atención, ¿no es así?
—No —respondió con toda sinceridad y calma. Yuri rodó los ojos, sentándose nuevamente; pero esta vez en el asiento a su lado.
—Eres un estúpido. Todos son unos estúpidos...
—¿Eso te incluye a tí? —preguntó sin maldad o expresión alguna. Él preguntaba en serio.
—¡Por supuesto que no!
—Entonces no todos son estúpidos.
—Sigues siendo un estúpido de todos modos.
El kazajo se encogió de hombros.
—Ni siquiera sabes quién soy. No tienes derecho a llamarme estúpido.
—Suficiente tengo con saber que no puedes atarte una simple corbata —arremetió Yuri, cruzado de brazos.
—Está bien —comentó Otabek sin rodeos—. Pero para la próxima vez deberías enseñarme más despacio.
—Yo dije que no repito. —Yuri frunció su ceño mirándolo.
—¿Y tú eres..?
—Estúpido niño... ¡Yo soy Yuri Plisetsky! Y nadie me lleva la contraria jamás —elevó su voz contra la del kazajo tratando de intimidarlo, como lo hacía con todos los demás niños.
—Un placer, Yuri. Yo soy Otabek Altin.
—¡No se suponía que fuera una presentación formal!
Yuri estaba rojo de la rabia. Este chico Otabek le daba la vuelta a todo lo que decía.
—Lo siento.
—¡No lo sientas! ¿Eres estúpido? ¿Por qué te disculpas?
—Bueno, sí soy estúpido. Tú mismo lo dijiste hace rato. —Lo que Otabek hacía no era apropósito. Pero al notar que lograba molestar al pequeño rubio, decidió continuar con eso.
Pensó que ver a un pequeño niño rubio de mejillas coloradas y expresión de gato enojado era divertido.
Yuri soltó un grito de desesperación. Pero eso no impidió que los demás niños siguieran disfrutando de la fiesta.
—Te odio —escupió Yuri, sintiendo toda su cara como un tomate caliente. Sentía vergüenza de que aquel niño mayor lo hiciera sentir tan patético.
—También te odio, Yuri Plisetsky.
♡ ♡ ♡
el otp is rising™ marica

ESTÁS LEYENDO
corbatas | otayuri
Short Story『 mejores amigos ! au 』 toda su relación se basaba en corbatas mal atadas, trajes elegantes y malhumor. (2017)