CAPITULO 37: UNA NOCHE DIFERENTE

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Una noche diferente

—Hunter, no tienes que hacer esto. Te comprendo, ¿bien? —Se puso de pie al instante y fue detrás de él sin comprender su reacción—. No tienes que alejarme de ti ahora. Te creo, realmente lo hago.

Su corazón pareció detenerse al verlo al pie de las escaleras, la espalda tensa y la cabeza ligeramente ladeada hacia ella. Pudo ver cómo esbozaba una sonrisa débil antes de que se fuera.

—Entonces ya sabes dónde buscarme —Y cerró la puerta.

Quizá necesitaba espacio. Quizá necesitaba olvidarse de todo ello. Era como aquellas heridas que dolían mucho pero que no importaba cuánto pasara, si la revolvías ardía más. Ahora le dolía, pero quería estar allí para él como Hunter lo estuvo para ella. El problema era que, cuando fue a buscarlo y no le abrió, no le respondió, supo que no la quería cerca.
Él se sentía tan culpable como herido por el recuerdo que Amy Donovan no pudo sentirse más miserable de lo que ya se sentía por haberle recordado algo así a Nowell.

— ¡Hunter, vamos! —Golpeó la puerta con un nudo en la garganta—Yo... lo lamento...

Si no era su culpa, ¿por qué se sentía tan mal?

Lo primero que hizo fue buscar a Drake por todos lados. Lo llamó y nunca lo encontró. Anduvo por todos lados, rendida, cuando encontró en la entrada a Drake y Jessica juntos.

— ¿Qué haces aquí aun cuando Taylor te detesta? —rio su hermano con dureza.

—Ese no es tu problema, Donovan —respondió Jessica con molestia.

—Oh, ahora soy Donovan. ¿Qué pasó con el dulce...? Amy —bufó—. ¿Qué quieres ahora?

—Lamento interrumpir pero necesito hablar contigo.

Drake la fulminó con la mirada, como si quisiera desaparecerla de la faz de la tierra.

—No ahora, hermanita, estoy ocupado —espetó con dureza entre dientes.

—No, yo me iba —contradijo Jess, aunque antes de irse se detuvo un momento para sonreírle a Amy—. Habrá una fiesta en la piscina de Taylor en la noche, ¿vamos?

—Y...

— ¡Te esperó allá, no me dejes plantada!

Se encogió de hombros y volvió toda su atención a un molesto Drake que miraba a su amiga de una manera tan extraña que la sorprendió. Parecía devorársela con la mirada.

—Si es sobre Hunter...

—Estuviste acosando a alguien, no te hagas el inocente.

Drake soltó una carcajada fuerte que la hizo sentir tan incómoda como fastidiada.

—No es acoso si a ella le encanta que la encuentre —escupió sin siquiera mirarla—. Taylor solo cree que es suya, pero no, no esta vez.

— ¡Estoy hablando de Hunter! —gritó impaciente—. ¡¿Alguna vez te hizo daño?!

— ¡No! ¡¿Pero eso qué mierda importa?! ¡Es un jodido animal! —Gritó igual—. ¡No me grites, Jamie Amanda Donovan!

— ¡No es ningún animal! —Amy levantó el brazo con un nudo en la garganta y pegó la palma de su mano sobre la blanca mejilla de Drake sin siquiera pensarlo.

Los ojos verdes de su hermano llamearon furiosos cuando la miró y por un instante el temor corrió por ella. Retrocedió molesta cuando él empezó a acorralarla con furia.

— ¿Lo ves? Así es él —Se burló—. Lo defiendes mucho, pero quisiera saber quién demonios iría a defenderte si te sucede algo, porque definitivamente él no. Yo sí, porque soy tu hermano, pero a ese solo le importa él y nadie más —espetó con desprecio—. ¡Es un tarado como el idiota de Taylor!

Su dulce debilidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora