La Partida

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El gallo canto.
Llamaron al portón.
Me levante sin despertar a Adriano.Al lado tenia mi túnica de seda blanca,me la puse,por no salir desnuda.
Las criadas abrieron antes de que pudiese hacerlo yo.
Eran caballeros que traían un mensaje de palacio.Me preocupe,pues eso caballeros traian arapos de batalla.Estaba dirigido a Adriano.Unos segundos después Adriano venia apresurado por el pasillo,vestido de metal,es decir con una armadura.
-Adriano que significa esto.
-Zafra,no te lo quise decir,pues estabas muy ocupada con lo que da Peste.Me lo digo agarandome de la mano.
-Me marcho a la guerra para servir a mi rey.Me dijo él.
-Te esperare,te lo guro.Lloraba y le señaraba mi corazón,como promesa que le hacia.
-Ya es hora de partir.Dijo uno de los caballeros con voz agrietada y furiosa.
-Me marcho amor,te quiero.Dijo Adriano.Me dio un beso,como si  ya no le volviera a ver nunca.
Le vi salir,se deshacía en el horizonte,a la vez que mi vida.
De los nervios del acto me desplome mareada en el suelo.Las criadas intentaban sugetarme.
Me pase diez días en la cama,con las fuerzas por los suelos.Las criadas del castillo intentaban animarme,para que saliese.Al final les hize caso y salí.
Pase e por las calles de la aldea,los aldeanos murmuraban a mi paso,pues decías:allí va la noble que se quedo sin noble ni na.Otros en cambio le daba pena.
Me dirigí al monte que poseía esas tierras.
Me senté en la hierba mullida,para que la primavera me aropase.
De pronto apareció un joven.Se sentó al lado mío.
Tenia haspecto de aventurero y soñador.Sus cabellos eran largos,negrizos,sus ojos castaños,color roble,era musculoso y apuesto como el sol cuando se hecha a descansar .
-Encantado soy Francisco Javier Rosa de Tortuosa.Trotamundos y aventurero.Dijo el joven.
-Encantada,yo soy Zafra Buesa,noble feudal de estas tierras.
-Encantado,bella señora.Me beso la mano.
En ese momento me sonroje.
-De que región alegada sois vos,señor,pues no tenéis la presencia de los que viven en este territorio.
-Vengo de Brujas,mi señora.-He venido aquí para poder apreciar la gran riqueza de esta hermosas tierras y sus bellas flores,como vos.
-Muchas gracias,Don Francisco.Le conteste.
Todos los males que poseía se marcharon de mi cuerpo y de mi mente.Nada importaba en ese momento.
-Le gustaría acompañarme a mi castillo,se encuentra en lo más alto de la aldea.
-Seria un honor.
Nos vevantamos y nos marchamos al alba en dirección al castillo.

Diario de Una doctora, الدكتور بيوسا Donde viven las historias. Descúbrelo ahora