Él es algo más

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Por todo el esfuerzo que habíamos hecho,invite a los aldeanos que ayudaron en solucionar esa orible crisis a un fantástico banquete,en la gran sala del castillo.
Además las calles se llenaron de banderines y farolitos,las campanas del monasterio retumbaban de celebración.
Todos se vistieron con sus mejores galas.
Como anfitriona decore la estancia y las criadas hicieron la comida.
-Señora ya nos retiramos,hemos acabado el trabajo.
-Esperen,ustedes también están invitadas.
-Pero señora no tenemos galas para esta fiesta.Decía una de ellas preocupada.
-Tranquilas,hos dejare mis vestidos.
Les ayude a vestirse y les regale una joya mia a cada una.
Me sentía alegre y por una vez en hace tiempo,libre como un gorrión.
Comenzó el baile después del festín.Todo el mundo bailaba.Yo estaba sentada en los grandes peldaños de la escalera principal,que conducía a las alcobas.Adriano me pidió bailar.Me ajaro con delicadeza en mi cintura,aproximandome a él.Dábamos vueltas al alrededor de la pista,nos sentíamos como si solo estuviésemos nosotros,volando sin control.
Al finalizar la primera canción nos marchamos en dirección a un gran ventanal,que acedía a una terraza de piedra.Nos apoyamos en el borde.Hos servamos las estrellas como brillaban y la Luna vijilaba a los demás astros para que no se estrabiasen.Ese manto estrellado nos envolvió como si fuésemos dos niños pequeños.Unimos nuestras almas en un beso intenso.Subimos por la escalinata principal a nuestra alcoba,sigilosamente,mientras los invitados continuaban la celebración.
Entramos en la alcoba y como animales en celo nos fuimos desprendriendo de las prendas.Esa noche unimos nuestros,como si fuésemos uno solo.
En ese momento lo supe.Adriano no era mi marido,era mi alma gemela.

 

Diario de Una doctora, الدكتور بيوسا Donde viven las historias. Descúbrelo ahora