Alguien inesperado

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Me levante tranquila, pero sin ganas de nada el 13 de mayo de 1346.
Me marche al río ha lavar las prendas.Estaba enjuagando mi vestido y de pronto, un estruendo envolvió el lugar, era un joven caballero que se había precipitado al río.Mi primera reacción fue pedir auxilio, pero estaba sola ante el peligró. Me lance al río y arrastre al joven como pude a la orilla.Estaba inconsciente,no respondía, gracias que mi querida abuela me había en sellado como hacer para que las personas vuelvan en si.
-Donde estoy, decía todo el rato el caballero.
-Tranquilo estas en Sevilla,te has caído al río,estas bien.
El joven al final volvió en sí.
-Gracias bella salvadora por de volverme la vida.
-No es nada, le vi malparado y era mi deber auxiliar le.
-Espero que no sea molesto, pero podría saber el nombre de mi salvadora.
-Sí mi señor caballero, soy Zafra Buesa, vasalla.
-La nieta de Orosia.
-Sí mi señor.
Nunca le había visto y mi abuela no me había hablado de él, quien sería.
-Es un honor, soy Don Adriano Ikerño, caballero de su magestaz el rey Alfonso X.
Conocía a tu abuela, trabajo para mi padre en otro tiempo.
Lo siento por lo que le paso,por eso he venido aquí.
-No hacia falta mi señor.
-Si hacia, le hice una promesa a tu abuela.
A todo el mundo le caía bien mi abuela y había hecho muchos favores a la gente.En que consistiría esta nueva promesa.
-Prometi que cuando su nieta mayor fuese mayor de edad la protegería casándome con ella.
En ese momento los colores de mi rostro se marcharon, como mi abuela me habría prometido a alguien sin mi consentimiento, porque.

Pregunte al muchacho sobre esa promesa,mientras nos dirigiamos a mi casa,él me digo que la izo cuando tenia 13 años.Su abuela le había ayudado ha convertirse en caballero y cuando gano su primera gústa le izo prometer  que se casaría con su nieta y la sacaría de la pobreza.
Al final llegamos.Salio a nuestro encuentro mi padre.En mi casa estaban mis parientes más cercanos: mi madre, mis tíos Ononorato y Onorata, mis primas Estrella y Rosa, además de mis hermanos.Parecía como si todos supiesen porque estaba allí ese caballero, como si lo esperasen.Mi madre le dio dos besos al joven, ella ya sabia su nombre.
-Hijo hoy es el día.
-En efecto, vengo a cumplir lo que dige  en su momento.
Nadie nunca me había dicho nada de esto, me habían engallado todos estos años, también hoy para que le encontrase.
-Señores Buesa hos pido la mano de su hija en santo matrimonio.La cuidare en la enfermedad, en la salud,en la habersidad, vivirá como una noble, has que la muerte nos separe.
-Hos concedo su mano Adriano Ikereño.Digo mi padre.
Las palabras que dieron en esa estancia me dolieron como pullales en el corazón.No pude soportarlo más, pues los oídos me iban a sangrar.Abandoné la estancia con un grito de rabia y dolor, pues ya no seria libre.

 

Diario de Una doctora, الدكتور بيوسا Donde viven las historias. Descúbrelo ahora