O C H O (2015)

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Tras la última clase de mi primer día, me dirijo a los jardines junto a Ethan, Nathan y Alex. "¡Venga ya!", exclamo mentalmente al ver en el roble a Victoire y sus amigas. 

—¿Vamos mejor al campo de Quidditch?—sugiero. Solo Nathan se percata del tono de angustia en mi voz. 

—No seas tonto, Ted. Podemos compartir la zona con esas preciosidades del tren—me contesta Alex. 

Noto como Nathan pone los ojos en blanco y sigue a los otros dos con pesadez. Yo me quedo quieto unos segundos antes de ir tras ellos. "Hoy va a ser un día muy muy largo". Cuando nos encontramos frente a ellas, Violett es la primera en reaccionar. Se levanta y dice: 

—Perdonad, ¿os molestamos aquí?

—En absoluto—responde su compañero de casa mirando a la chica de cabello rizado y oscuro. 

Me doy cuenta de que Nathan baja ligeramente la cabeza unos segundos y la vuelve a levantar como si nada. Le miro extrañado, pero él no se da cuenta, o finge que no se da cuenta. 

—Bueno, no quisiésemos causaros ninguna molestia, así que ya sabéis donde buscar otro lugar donde pasar el rato libre— ofrece con amabilidad la castaña. He de admitir que no me esperaba que nos dijese que nos larguemos tan amablemente. 

—Ya, bueno, también podemos convivir todos aquí tranquilamente...—insiste Alex, omitiendo todas las indirectas (más bien directas) que nos lanza Violett. 

—Bueno, yo me voy—soltamos Victoire y yo al mismo tiempo, ambos incómodos por la situación. 

Mi escuálido amigo me pregunta con la mirada si necesito que me saque del apuro o si me voy a ir con Victoire. Me encojo de hombros y empiezo a caminar alejándome de allí. 

—¿A dónde vas, Ted?— grita Alex en la distancia. Yo no le respondo y sigo caminando. 

—¡Ted, recuerda que esta noche nos toca hacer guardia en los pasillos!—me informa Nathan.

Tampoco me detengo por eso y sigo caminando. Estoy agotado del largo día que estoy teniendo. Pero lo peor es que no puedo acudir a quien solía acudir. 

Nos encontrábamos lo suficientemente cerca del sauce boxeador como para estar seguros de que no habría demasiadamente, pero lo suficientemente lejos como para no morir aplastados. Habíamos acordado vernos allí todos los miércoles del año pasado para ayudarnos mutuamente a estudiar. 

—Teddy, ¿qué te ocurre?—preguntó con dulzura la chica rubia a mi lado. —Te noto distraído.

—Nada—contesté yo rápidamente volviendo la mirada al libro de Historia de la Magia. 

—Vamos, Ted—comenzó mientras cerraba el libro de pociones y me miraba atentamente—, te conozco perfectamente. Sé cuando te pasa algo, así que no intentes esconderlo. 

—Está bien, Perfección Rubia...Es solo que hoy ha sido un mal día. Me he agobiado mucho con los exámenes y todas las asignaturas. Por no hablar de las guardias nocturnas que tengo que hacer esta semana por estar tan cerca del final de curso. ¿Por qué cuando se acerca el final de curso todos se vuelven locos? Y además, apenas puedo ver a Nathan porque se pasa las horas en la biblioteca.  Y bueno, Alex va tras cada chica porque dice que como solo le quedan dos años tiene que aprovecharlos al máximo. Y para colmo, Ethan no es lo que se dice la mejor compañía. Siempre está muy callado y no tenemos nada de lo que hablar. Y...

Vicoire se levantó del suelo y se sacudió las piernas de tierra y césped. 

—¿A dónde vas?  Pensaba que me habías preguntado y que...

La Perfección Rubia (Veddy/Tedtoire)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora